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Los visionarios detrás de la candidatura
En las entrañas del Comité Olímpico Mexicano, un grupo de perspicaces visionarios se alineaba con un solo sueño: ver a México convertido en anfitrión de los Juegos Olímpicos de 1968. José de Jesús Clark Flores, capitán de esta odisea, navegaba las aguas turbulentas del Comité con un liderazgo firme y una visión clara.
A su lado, figuras de la talla de Pedro Ramírez Vázquez, arquitecto y estratega principal del Comité Organizador, y Marte R. Gómez, deportista olímpico y miembro vigoroso del Comité Olímpico Internacional, bordaban con hilos de dedicación y compromiso la propuesta mexicana.
La estrategia mexicana: destacar las fortalezas
Antes de su exitoso intento, México había presentado su candidatura en dos ocasiones sin éxito en 1949 y 1960. Uno de los mayores obstáculos era la altura de la Ciudad de México, que preocupaba al Comité Olímpico Internacional (COI) por su posible impacto en el rendimiento de los atletas.
La competencia por la sede: México vs. Detroit, Lyon y Buenos Aires
Detroit y Lyon eran adversarios formidables, ciudades con sus propias promesas y sueños. Pero en cada ronda de presentaciones, el equipo mexicano, liderado por Clark Flores, hacía hincapié en la preparación avanzada de la ciudad, el apoyo gubernamental inquebrantable y la cálida recepción del pueblo mexicano. Marte R. Gómez, desde su silla en el COI, fue crucial, tejiendo relaciones y promoviendo la visión de México con una diplomacia astuta y efectiva.
La victoria de México: un momento histórico
El clímax de esta epopeya se alcanzó el 18 de octubre de 1963 en la 60ª Sesión del Comité Olímpico Internacional en Baden-Baden, Alemania.
- La guerra fría jugó un papel inesperado pero decisivo en la elección de México como sede olímpica, la neutralidad relativa de México y su distanciamiento de los conflictos geopolíticos le granjearon el favor de la URSS y sus aliados.
Esta circunstancia, sumada a la promesa de una organización impecable, convenció al COI de otorgar a México la sede con 30 votos, superando a Detroit y Lyon, que recibieron 14 y 12 votos respectivamente, Buenos Aires sólo 2. El resultado de la votación desató un torrente de emoción: México había triunfado.
La obtención de la sede olímpica de 1968 por México es una narrativa de ambición, estrategia y triunfo, un capítulo dorado en la historia del deporte mexicano, donde cada táctica, cada palabra y cada voto fueron parte de una coreografía que culminó en un resultado sin precedentes.
Los datos (resumen)
La estrategia mexicana: Destacar las fortalezas: México había fracasado en dos ocasiones anteriores para obtener la sede olímpica, debido principalmente a la preocupación por la altura de la Ciudad de México. Para contrarrestar este obstáculo, el equipo mexicano enfatizó la preparación avanzada de la ciudad, la cálida recepción del pueblo y la experiencia previa en eventos deportivos internacionales.
La competencia por la sede: México vs. Detroit, Lyon y Buenos Aires: México se enfrentó a tres rivales fuertes: Detroit y Lyon, que tenían sus propias promesas y sueños, y Buenos Aires, que contaba con el apoyo de muchos países latinoamericanos. El equipo mexicano, liderado por Clark Flores, hizo presentaciones convincentes en cada ronda, mientras que Marte R. Gómez, miembro del COI, tejió relaciones y promovió la visión de México con una diplomacia astuta y efectiva.
La victoria de México: Un momento histórico: El 18 de octubre de 1963, en la 60ª Sesión del COI en Baden-Baden, Alemania, México obtuvo la sede olímpica de 1968 con 30 votos, superando a Detroit y Lyon, que recibieron 14 y 12 votos respectivamente, y a Buenos Aires, que sólo obtuvo 2. El resultado fue una sorpresa para muchos, pero también una muestra de la neutralidad de México en el contexto de la guerra fría, que le granjeó el favor de la URSS y sus aliados. México había triunfado y se convertía en el primer país en organizar unos Juegos Olímpicos en América Latina.
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