Opinión

AMLO: ¿De qué cambio habla?

AMLO: ¿De qué cambio habla?

AMLO: ¿De qué cambio habla?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En mi opinión, el mensaje sustancial del segundo informe de gobierno (no contemplado en la Constitución) del Presidente, Andrés Manuel López Obrador, está en la frase “se han logrado sentar las bases para la transformación de México”.

Para reforzar tal afirmación el Jefe del Ejecutivo sostuvo que dicha transformación: “Consiste en que ahora se respeta la Constitución, hay legalidad y democracia, se garantizar las libertades y el derecho a disentir, hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie, no se violan los derechos humanos, no se reprime al pueblo, no se organizan fraudes electorales desde el poder federal, el gobierno ya no representa a una minoría sino a todos los mexicanos, se gobierna con austeridad, se gobierna también con autoridad moral, no se tolera la corrupción ni se permite la impunidad.” Cada uno de los puntos señalados en este párrafo puede ser cuestionado.

“Ahora se respeta la Constitución": Lo cierto es que López Obrador ha exhumado al presidencialismo que, como decía Jorge Carpizo, se caracteriza por ejercer poderes metaconstitucionales. Lo que había logrado la transición a la democracia era establecer el equilibrio de poderes y, con ello, alcanzar el verdadero estado de derecho que significa la superioridad de la ley sobre el poder.

Lo que ha traído la llamada “Cuarta Transformación”, es la restauración del presidencialismo autoritario que, de facto, pone al poder del Jefe del Ejecutivo Federal por encima de la Ley Suprema, con el agravante de que el Régimen de la Revolución logró institucionalizar al país, aunque durante el período neoliberal la receta prescrita por los tecnócratas fuese la de adelgazar al Estado esa prescripción no incluyó destruir a los órganos públicos, cosa que sí está haciendo el paleoliberalismo practicado por el actual Mandatario.

Asistimos, pues, a un doble proceso: la desinstitucionalización y la desconstitucionalización del país. Por consiguiente, no hay “legalidad y democracia”.

AMLO afirma: “se garantizan las libertades y el derecho a disentir, hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie". La realidad lo desmiente: en las 506 mañaneras que lleva desde que inició su sexenio, uno de sus blancos de ataque favoritos son algunos medios de información críticos y periodistas e intelectuales como Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, Carlos Loret de Mola, Pablo Hiriart.

No olvidemos, por ejemplo, lo que sucedió con el Chef Daniel Ovadia Chertorivsky, quien se burló del vestido que lució Beatriz Gutiérrez Müller en la fiesta del Grito de Independencia. Y, aunque Ovadia se disculpó, sufrió represalias por su osadía. El aserto “no se censura a nadie” rueda por los suelos.

Pero no es sólo Ovadia el que ha sufrido los rigores del régimen autoritario y arbitrario que hoy padecemos: tomemos en cuenta, por ejemplo, la exorbitante multa que le impuso la Secretaría de la Función Pública (casi un millón de pesos) a la revista Nexos o la demanda que interpuso Pio López Obrador contra Carlos Loret de Mola por haber difundido, el 20 de agosto (Latinus), un video en el que se ve cómo el hermano del Presidente recibe dinero de David León para reforzar la campaña en 2018 de Morena en Veracruz. Ahora Pio pide cárcel para Loret de Mola por 12 años.

Hay transparencia plena y derecho a la información". En entrevista con Soledad Durazo (03/12/2020), Luis Estrada, director de SPIN, señaló que, en cada mañanera, le ha contado a López Obrador, en promedio, 79 mentiras o afirmaciones sin sustento. Por tanto, esas conferencias matutinas más que ser actos de transparencia y rendición de cuentas son verdaderos y propios eventos de propaganda electoral. No se organizan fraudes electorales desde el poder federal". En efecto, en ese renglón hemos avanzado al haber establecido instituciones como el IFE-INE y el TRIFE (cuyo Presidente José Luis Vargas, debería separarse del cargo para ser investigado por enriquecimiento inexplicable). Sin embargo, el principio de equidad en la competencia está gravemente comprometido en vista de que el actual gobierno utiliza los programas sociales como programas clientelares para atraer simpatizantes y votantes a favor del partido oficial, Morena. A eso se le podría llamar “fraude de segundo piso." El gobierno ya no representa a una minoría sino a todos los mexicanos". Falso. Las cifras no mienten: López Obrador se ufana de haber recibido 30 millones de votos. No obstante, el padrón electoral de 2018 contaba, aproximadamente, con 90 millones de personas registradas. Luego entonces, 60 millones de personas, por las razones que sean, no sufragaron por él. Dicho de otro modo: dos de cada tres ciudadanos no le dieron su respaldo, así es que no representa a una mayoría, mucho menos a la totalidad de los mexicanos.

Él mismo, cotidianamente, se ha encargado de dividirnos entre conservadores y liberales; entre el pueblo y el no pueblo. Representa a una minoría.

Una última cuestión: AMLO sostiene que se han sentado las bases del cambio; pero vale la pena preguntarse ¿hacia dónde vamos? Por lo que se ve, hacia una tiranía (ex parte exercitii), por defecto de ejercicio; o sea, a un cambio para empeorar.