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Avión de carga militar, el destino probable del Avión Presidencial

Entre las opciones para tratar de sacarle provecho, se le cuestionó al analista la posibilidad de rentar la aeronave para lograr algún beneficio

Avión de carga militar, el destino probable del Avión Presidencial

Avión de carga militar, el destino probable del Avión Presidencial

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Estacionado desde hace 28 meses en hangares en espera de un posible comprador, el avión presidencial XC-MEX/TP-01“José María Morelos y Pavón” conforme pasa el tiempo va perdiendo valor comercial al ser una aeronave con un sello particular, a lo que se suma que es una aeronave de lujo, de gran peso, lo que limita el interés de líneas aéreas comerciales o de algún millonario por adquirirlo. Su destino final estaría probablemente como avión de carga militar, estima en entrevista telefónica con Crónica, Fernando Gómez Suárez, consultor y analista en temas de Aeropuertos y Aviación.

El especialista ve con pesimismo que exista algún interesado en la compra del avión presidencial, dadas sus características personalizadas, por lo que ve dos posibles opciones como destino final del avión “José María Morelos y Pavón”. “Tarde o temprano el gobierno federal deberá decidir qué uso le dará, si para el que fue comprado para viajes oficiales o readecuarlo para transporte de carga de uso militar (de apoyo para el Plan DN-III), y aunque es muy lujoso para emplearlo en este servicio, algo se tiene que hacer, como en este momento podría ser utilizado para el traslado de vacunas (contra la COVID-19)” desde otros países.

Fernando Gómez expuso algunas causas por las que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no ha logrado venderlo y conforme pase el tiempo las posibilidades de encontrar algún cliente se extinguen. “El avión no es rentable para venta, ni para el gobierno ni para algún potencial comprador. El gobierno lo tenía en arrendamiento financiero, es decir, está pagándose mediante un esquema de pagos programados, se compra a plazos, lo que se conoce como factor leasing (a raíz de la tasa de arrendamiento, el precio de lista bruto del avión y el monto del pago inicial o el plazo del contrato), y lo que permite este esquema es que se puede cambiar el modelo del plazo estipulado para continuar con los pagos, lo que hace que la aeronave aún no sea considerada propiedad del gobierno, lo que imposibilita venderlo aunque se ofrezca, ya que para ello o se liquida el crédito o se cancela éste, pero esto último implicaría una penalización”.

LIMITACIÓN.

Sin profundizar, el consultor fue certero al señalar que “en las condiciones en las que se encuentra (con pagos pendientes y el arrendamiento recaerían en el potencial comprador) sólo un Emir árabe podría adquirirlo, pero al tener un sello distinto al de su interés, mejor optaría por comprar el suyo con las características que quiera”.

Respecto a las posibilidades de venta, también refirió que la cartera de posibles clientes interesados es exageradamente limitada, toda vez que “el avión presidencial tampoco está en posibilidad de rentarse porque está adaptado para transportación de una comitiva (en este caso el presidente de la República y el Estado Mayor) y para vuelos oficiales, y si existiera alguna aerolínea comercial interesada, tendría que reconvertirlo, quitando oficinas, mesas de trabajo, salas de juntas, cocina, dormitorios, etc., y reintegrarle todo lo que originalmente tenía el avión, lo que representaría un gasto excesivo, que dada la situación por la pandemia y la crisis económica, ninguna aerolínea estaría interesada en comprarlo o retarlo”.

Entre las opciones para tratar de sacarle provecho, se le cuestionó al analista la posibilidad de rentar la aeronave para lograr algún beneficio y contundente subrayó que “para rentarlo, ya sea para fiestas, eventos ejecutivos o reuniones privadas el manejo de esta posibilidad sería a través de una agencia especializada para tenerlo siempre rentado y que genere ganancias, lo que posiblemente el gobierno analizó, pero las opciones también son muy escasas”.

GASTOS

Fernando Gómez destacó que “tener el avión presidencial inactivo mientras pase el tiempo implica gastos que deben cubrirse, como son el resguardo (estuvo 19 meses en un hangar en Victorville, California y lleva nueve meses en un hangar de la Fuerza Aérea Mexicana), vigilancia y mantenimiento para tener en buen estado todos los sistemas de la aeronavegación como son fuselaje, motores, sistemas de emergencia, entre otros, y todo esto debe ser certificado por autoridades internacionales para que la aeronave mantenga su valor y posibilidad de venta”.

El consultor refirió que en la situación actual, con la pandemia de COVID-19 aún vigente y con una crisis económica global que mantiene a las principales economías del mundo en un bache, en caso de una afortunada venta del avión Dreamliner 787-8, prácticamente el gobierno federal quedaría tablas, sin ganancia alguna.

Del valor inicial de 218 millones de dólares que costó al gobierno adquirirlo en 2012,”una de las supuestas ofertas que se le presentaron al gobierno federal para comprarlo es de 120 millones de dólares, además, se tiene que evaluar el costo que implicará el pago de arrendamiento, el adeudo estimado de 100 millones de dólares a la empresa Boeing, lo que implicaría un nulo beneficio para quien lo adquiera, por eso el destino inminente que espera al ‘José María Morelos y Pavón’ es para el uso de los viajes presidenciales o del Estado Mayor, o su modificación como aeronave de carga militar”.

DATOS

El 1 de noviembre de 2012 el entonces gobierno del presidente Felipe Calderón suscribió el contrato con la empresa Boeing para adquirir un avión Dreamliner 787-8 como transporte estratégico para uso de la Presidencia de la República y del Estado Mayor.

Se entregó el 3 de febrero de 2016 luego de haberse concretado e acuerdo d compra por 218 millones de dólares., con lo que reemplazaría al viejo Boeing 757 “Presidente Benito Juárez” de 1987 y que operó durante las administraciones de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y los primeros meses de la administración de Enrique Peña Nieto.

El nuevo avión presidencial “José María Morelos y Pavón” fue sometido a un rediseño de lujo en su interior, por lo que junto con el arrendamiento, operación y mantenimiento por el primer año ya en poder del gobierno mexicano, se tuvo que realizar un compromiso de pago por 510 millones de dólares.

El gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto fue el único que utilizó este avión de cabina ancha, siendo su primer vuelo inaugural el 10 de febrero de 2016 al Aeropuerto Internacional General Ignacio Pesqueira García, en Hermosillo, Sonora, procedente del Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México.

Durante la administración de Peña Nieto el avión presidencial 787 Dreamliner realizó 214 vuelos oficiales durante dos años y 10 meses.