Cultura

Después de la pandemia, UNAM retomará trabajos de museo sobre la Inquisición

HISTORIA. La Inquisición en la Nueva España se mantuvo hasta el 22 de febrero 1813 cuando se decidió suprimir el Tribunal…, la noticia llegó a México el 8 de junio, sin embargo, el Tribunal fue restablecido en 1814 y suprimido de manera definitiva en 1820, comenta Xóchihua Chávez, jefe de proyecto de la secretaría administrativa de la FM.

Después de la pandemia, UNAM retomará trabajos de museo sobre la Inquisición

Después de la pandemia, UNAM retomará trabajos de museo sobre la Inquisición

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El patio principal de las Cárceles de la Perpetua, las celdas, la zona de aljibes y el patio de las columnas que eran parte de la sede del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en 1571, hoy Palacio de la Escuela de Medicina, ubicado en República de Brasil 33, Centro Histórico de la Ciudad de México, se recuperarán para alojar un museo sobre la Inquisición en la Nueva España.

Los trabajos de recuperación que inició la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a partir del sismo de 2017, hoy se encuentran detenidos debido a la pandemia, sin embargo, una vez que la máxima casa de estudios regrese a actividades presenciales, se retomará la adecuación de dichos espacios.

“El espacio se remodeló y reestructuró en su lado norte que es un patio rectangular donde en todo el perímetro habían 19 celdas, y del lado que va hacia la calle de República de Colombia ya no teníamos los entrepisos ni las losas de azotea porque se derrumbaron. Entonces se tuvo que colar y reestructurar”, comenta Roberto Xóchihua Chávez, jefe de proyecto de la secretaría administrativa de la Facultad de Medicina.

Las modificaciones se hicieron para reubicar la biblioteca a la zona de las cárceles, acervo que actualmente se resguarda en el área vieja del Palacio de Medicina; además, en la planta baja habrá salas de exposición de la Inquisición, agrega el experto.

- ¿Cuál es el avance del proyecto?

- Se tienen adelantos, pero de momento tenemos todo vacío, no se ha mudado la biblioteca porque estamos hablando que a principios del año pasado los trabajos se terminaron y se recibieron las instalaciones, pero no hubo tiempo para hacer más por la pandemia. Ya estaba planeada una previa exposición que no se llevó a cabo.

Sobre las celdas restauradas, Xóchihua Chávez señala que se conservan tal cual fueron construidas hace más de 400 años.

“Existieron 19 celdas y había unas celdas especiales que se denominaron así por las personas que estuvieron encerradas, éstas, de alguna manera, tuvieron que tener un trato especial, es el caso del insurgente José María Morelos y Pavón que estuvo ahí después de 1810. Las celdas que se tienen como tal y de las cuales aun tenemos vestigios son esas 19 celdas y están en el Patio de las Cárceles de la Perpetua”, detalla.

El actual Palacio de Medicina fue diseñado por el arquitecto Pedro de Arrieta. A partir de 1695 se dictaminó el proyecto, pero fue hasta 1723 que las autoridades dieron el visto bueno y, por tanto, Arrieta inició la construcción en 1732, la cual cambió de la propuesta original.

“La Inquisición siguió funcionando hasta el 22 de febrero 1813 cuando las Cortes de Cádiz decidieron suprimir el Tribunal de la Santa Inquisición, y aunque la noticia llegó a México el 8 de junio, el Tribunal fue restablecido en 1814 y suprimido de manera definitiva en 1820”, comenta Xóchihua Chávez.

CENSURA DE LIBROS. La Santa Inquisición fue una institución de la Corona Española que se encargó de velar por el dogma de la fe, entonces los reyes de España tenían, por parte del Papa, un permiso para ser los jefes de toda la Iglesia en América.

“La Inquisición en América llegó en 1570 y se estableció un tribunal que podía juzgar a españoles entorno a crímenes de la fe: cuando alguien se casaba más de una vez, la práctica de hechicería y la mayor parte de supráctica: la censura de libros”, expresa Manuel Suárez Rivera, investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM.

La cesura de libros era un trabajo que desarrollaban los censores, quienes revisaban los libros que llegaban a la Nueva España procedentes de Europa para detectar aquellas publicaciones prohibidas que enlistaba la Inquisición en unos índices elaborados por la Suprema Inquisición en Madrid.

“Al principio se prohibían las obras en su totalidad, es decir, si el filósofo Erasmo de Rotterdam era un autor prohibido quien lo leyera era acreedor a la confiscación del libro” detalla Suárez Rivera.

Después empezaron a censurar partes de un texto. “Surgió un fenómeno interesante: el expurgo del libro. Es decir, si la obra completa no tenía un pretexto que pudiera afectar el dogma católico, pero sí había párrafos no convenientes, entonces todas las librerías y personas que tuvieran ese libro debían tacharlos”, indica.

El investigador de la UNAM comenta que no fueron más de siete índices en los 200 años de la Inquisición.

“Lo que sí había era una serie de edictos donde la Inquisición podía controlar la lectura de determinado libro. Así era la censura antes de que un libro se imprimiera y ya cuando un libro circulaba. La persona que quería imprimir un libro tenía que pedirle permiso a la Inquisición para que se imprimiera todo lo que estaba escrito en el manuscrito”, detalla.

Suárez Rivera platica que el proceso de adquirir libros era largo y similar en cuanto a los permisos.

“Los libros tenían que revisarse, se hacía una lista de libros en Sevilla y Cádiz para que un inquisidor lo concatenara con el índice vigente y entonces podían pasar. El inquisidor no revisaba libro por libro, era una cuestión imposible de realizar. Daban el pase, llegaban a Veracruz y otro un inquisidor se subía al navío para que antes de que bajaran los libros se revisaran las listas para después viajar a su destino”, narra.

Los libros podían llegar a la Ciudad de México hasta dos semanas después de su llegada a Veracruz ya que el transporte usado eran mulas, por tanto, el traslado debía hacerse en temporada de secas para que la lluvia no arruinara las publicaciones.

“Cuando llegaban a la Ciudad de México, llegaban a la aduana que se situaba en lo que es actualmente edificio de la Secretaría de Educación Pública, a un costado de la Plaza de Santo Domingo. En la aduana quien los había pedido iba por el permiso a la sede la Inquisición para poder sacarlos”, cuenta el investigador.

Una opción que daba el Santo Oficio era la denuncia anónima, añade Suárez Rivera.

“Si yo tenía una sospecha de que tal persona tenía un libro prohibido podía ir a la Inquisición, lo denunciaba y ellos me protegían. Al acusado le generaban un proceso que era tardado y que terminaba perdiendo. Entonces no sabías si al vecino le caías mal y te denunciaba, como sucede hoy en las redes sociales, que de forma anónima andas acusando a medio mundo”, expresa.

- ¿Los censores tenían oficinas dentro del Palacio de Medicina?

- En ese edificio sede de la Santa Inquisición vivían el alguacil, el contador, el receptor, el notario de secuestros (porque cuando una persona era acusada, la Inquisición iba tras sus bienes, secuestraba sus bienes), un notario de juzgado de bienes confiscados, un abogado del fisco, abogado de los presos, alcalde de las cárceles secretas, despensero de los presos, nuncio, portero, médico cirujano y barbero.

“Era un aparato burocrático realmente completo. Había un acceso burocrático: había oficinas con una Cámara del Secreto donde se guardaba el archivo que era lo más importante para la Inquisición, ahí se aseguraban los libros prohibidos confiscados y el dinero con unas arcas que les llamaban ‘de las tres llaves’ porque eran tres personas con una llave que necesitaban estar presentes para abrir esa cámara”, responde.

-¿Hubo quema de libros?

- No está documentada, aunque no dudo que se hayan quemado. Lo que sí sucedió es que cuando se empezaron a suprimir las inquisiciones en algunos países se quemaron los archivos para que la gente no se enterara quién fue el chismoso que hizo la denuncia.

TORTURA. En 1539 fue cuando se aplicó por primera vez la tortura en el país y fue por parte de Fray Juan de Zumárraga en contra de un familiar de Nezahualcóyotl: Chichimecatecotl, que en ese momento era el cacique de Texcoco, narra Raúl Rodríguez, historiador y parte del equipo del Museo de la Tortura, ubicado en Tacuba 15, Centro Histórico de la Ciudad de México.

“Dicen algunos que la tortura que se le aplicó fue la del ‘potro’, una mesa donde te ajustaban los pies y con una manivela te amarraban los brazos al otro extremo de la mesa y te iban estirando poco a poco. Esta noticia llegó a oídos del rey y mandó la instrucción de prohibir la torturar a los indígenas porque ellos no habían nacido católicos, ellos eran salvajes por naturaleza. En teoría la Inquisición en América sólo debía aplicarse a españoles y a judíos conversos”, detalla.

El Museo de la Tortura nació en el país hace 16 años y reúne 150 piezas, en su mayoría, objetos de tortura usados por la Santa Inquisición. No obstante, la idea de este tipo de museo nació en Italia, hace 35 años, donde existen cinco museos sobre este periodo de la historia universal.

“Todas las piezas provienen de una colección privada. No todos los instrumentos que tenemos son originales, algunas máscaras de acero sí porque pueden durar mucho tiempo, se pueden pulir y quitar el óxido, en cambio, en el caso de los instrumentos de madera su contacto con sangre o saliva los hace difícil de conservar”, comenta Rodríguez.

-¿Qué instrumentos de tortura se usaron en el país?

- La mayoría de los instrumentos que tenemos en el museo se utilizaron en Europa; en América Latina se utilizó el potro de mesa y el látigo. Recordemos que en el Zócalo de la Ciudad de México estaba la hoguera y en lo que era el Templo de San Diego, donde estaba el restaurante Trevi (Colón número 1, a un costado de la Alameda Central, en el Centro Histórico) ahí estaba otra hoguera.

El historiador señala que la creación del Museo de la Tortura en México fue por invitación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

“El fin es visualizar las diferentes dinámicas de tortura que han existido en la historia y reflexionar y criticar lo que hemos sido como sociedad, la importancia del respeto a nuestros semejantes, a quien piensa diferente y a quien tiene una religión distinta a la nuestra”, indica.