Joe Biden tiene prisa por destruir el legado tóxico que deja Donald Trump. El nuevo presidente de Estados Unidos, que jura el cargo al mediodía de mañana miércoles, tiene anotado en su agenda como primer asunto prioritario allanar el camino para que, en un plazo de ocho años, hayan regularizado sus papeles unos once millones de indocumentados, cuyo grupo más numeroso es el de mexicano.

Según fuentes cercanas al próximo mandatario demócrata, el nuevo plan migratorio prevé que aquellos que vivan en Estados Unidos sin un estatus legal tendrían una vía de cinco años podrán acceder a una tarjeta de residencia permanente, si aprueban las revisiones de antecedentes, pagan impuestos y cumplen con otros requerimientos básicos. A partir de ese punto, les queda un camino de tres años para naturalizarse, si deciden hacerlo.

De concretarse esta medida, Biden habrá asestado un golpe mortal a la cruel política migratoria implementada por el republicano Trump, cuya intención era la deportación masiva de los indocumentados, incluidos los casi 600 mil “soñadores”, acogidos al programa DACA.

De hecho, el proceso sería más rápido para los jóvenes que llegaron a Estados Unidos de manera ilegal siendo niños, así como para los trabajadores agrícolas y la gente bajo el Estatus de Protección Temporal. Todos ellos podrían ser los primeros en obtener la tarjeta de residencia permanente, también conocida como green card.

Además, según adelantó este martes “The New York Times” y otros medios estadunidenses, Biden no tiene intención de ofrecer como contrapartida a los republicanos un endurecimiento de la seguridad fronteriza, lo que podría complicar que su reforma migratoria sea aprobada en el Congreso.

Como candidato presidencial, Biden llegó a decir que el gobierno de Barack Obama fue demasiado lejos en sus deportaciones agresivas, pese a que él era vicepresidente de EU. Asimismo, prometió “deshacer el daño” cometido por Trump, ya que consideró que la represión de su gobierno contra los inmigrantes era un “ataque implacable” contra los valores estadunidenses.