Opinión

Eclipse de la tolerancia

Eclipse de la tolerancia

Eclipse de la tolerancia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hoy que conmemoramos 25 años del Día Internacional para la Tolerancia reafirmamos que ese ideal representa la libertad de los disidentes, porque sólo es posible pensar libremente sin las ataduras del miedo servil. Esta concepción sobre la libertad va acompañada de una representación positiva de la fuerza humana capaz de deshacer los nudos de la esclavitud, de la servidumbre y de los votos perpetuos. Definir a la tolerancia es complicado, es más sencillo identificarla, es decir, saber cuando está presente o ausente, si es genuina o un simulacro, si gozamos de ella o nos la han arrebatado. Sin la tolerancia las sociedades democráticas mueren quedando a merced de la difamación, la intimidación y la persecución. Es el valor de la convivencia humana más transgredido porque tiranos, autócratas y dictadores de todo signo, así como sujetos con personalidad autoritaria en todos los tiempos y lugares cotidianamente buscan cancelarla. Defender a la tolerancia significa defender a la diferencia, sobre todo, cuando observamos que muchas sociedades se encuentran en la actualidad más lejos de la libertad de cómo estaban hace siglos.

Originalmente, la tolerancia se desarrolló como una virtud moral en el ámbito de la teología, promoviendo formas de condescendencia sobre ideas y prácticas consideradas desde la perspectiva del poder manifestaciones desviadas o equivocadas respecto de las creencias oficiales. La tolerancia se estableció posteriormente como virtud política cuando el pensamiento liberal la introdujo en las leyes considerándola fundamento del Estado de derecho. Desde entonces, los instrumentos de la tolerancia han sido la razón y la experiencia, mientras que sus principales riesgos provienen del error, la parcialidad, la falsificación y la intolerancia. El filósofo Michael Walzer tiene razón al recordar que: “la tolerancia hace posible la diferencia y la diferencia hace necesaria a la tolerancia”. Es un valor político que expresa la dinámica de las fuerzas sociales y establece la regla de la reciprocidad que limita el derecho de cada uno al igual derecho de los otros.

Existen tres sentidos de la tolerancia: el ideológico, el social y el político. El primero representa la lucha por la coexistencia entre interpretaciones divergentes sobre la vida en sociedad que se manifiestan contra las verdades absolutas y el monopolio de la fe. Representa una proyección del conflicto cultural como parte constitutiva de la existencia humana. El segundo configura un espacio de libertad que ha sido conquistado en la sociedad democrática, permitiendo el reconocimiento de prácticas diversas que coexisten al interior de un orden establecido. Expresa una tolerancia de las diferencias públicas en las sociedades pluralistas. La tolerancia social esgrime una actitud de comprensión frente a opiniones y conductas consideradas contrarias al sentido común. Consecuentemente, vale el principio de “dar para recibir” en un panorama en el que no existe un solo modelo o forma hegemónica de vida social.

La tolerancia política, finalmente, expresa una relación con la ciudadanía y con el reconocimiento de las minorías respecto al proceso de inclusión y exclusión que impacta en la toma de decisiones. Consiste en una condición de la sociedad política en su conjunto que permite funcionar a la democracia pluralista. Por ello, si deseamos comprender a la tolerancia en cuánto virtud política el medio adecuado no es la investigación de sus fundamentos psicológicos o morales, sino el análisis de la teoría y de la praxis del pluralismo democrático. Es un deber de los ciudadanos impedir cualquier involución de la tolerancia que pretenda el poder político.

isidroh.cisneros@gmail.com

Twitter: @isidrohcisneros

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