Opinión

En defensa de las mujeres

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En defensa de las mujeres

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El lunes 15 de febrero quedó formalmente registrado ante el Instituto Electoral del Estado de Guerrero (IEPS), como candidato del Partido Morena para la gubernatura de ese estado, Félix Salgado Macedonio. Este hecho no hubiera sido posible sin el aval del presidente Andrés Manuel López Obrador. Al titular del Poder Ejecutivo Federal no le importó que sobre Macedonio pesen acusaciones de violencia sexual ejercida, por lo menos, contra cinco mujeres; al tabasqueño tampoco le interesan las múltiples protestas de colectivos feministas que se registraron en varios lugares del país contra la postulación de quien fue presidente municipal de Acapulco (2005-2008). Que Félix Salgado Macedonio sea el candidato del partido oficial, con el respaldo de AMLO, al gobierno del estado de Guerrero, es una afrenta no solamente para las mexicanas, sino para el país en su conjunto.

El “toro sin cerca”, es famoso por sus reyertas y trifulcas en estado de ebriedad y sobrio. Es un brabucón, un busca pleitos. Clásico pendenciero o “macho mexicano” quien dentro de esa manera de proceder añade el abuso sexual, violaciones, lesiones dolosas a mujeres, chantajes y amenazas. En realidad, es un cobarde que, basándose en su poder y cacicazgo, ha usado sus influencias para agredir sexualmente a mujeres, para luego amedrentarlas y que no digan nada de lo que les hizo.

En el programa que conduce Azucena Uresti en Milenio TV, se presentó una de las víctimas de Macedonio, Basilia “N”, y solicitó varias cosas: le pidió al Partido Morena que “sean serios y que se pongan del lado de la víctima, aunque ha pasado mucho tiempo, el daño psicológico no se ha ido.” También se dirigió a su agresor: “Le diría a Félix Salgado que por una vez en su vida diga la verdad, más bien que renuncie y que rompa el pacto.” Supongo que se refiere al pacto patriarcal, el de superioridad histórica del hombre sobre la mujer, una costumbre de sometimiento y menosprecio. Basilia dijo en ese programa de televisión que se siente decepcionada por los mensajes que da el presidente Andrés Manuel López Obrador a favor de Macedonio: “Le diría al presidente que las acusaciones contra el candidato son de una mujer que fue violada por el señor Félix Salgado Macedonio.”

Este es uno más de los capítulos en los que el hombre nacido en Tepetitán, Macuspana, muestra su misoginia (de origen griego, miseo que se traduce como odio; gyne referente a la mujer, y el sufijo ia que significa acción): desapareció las estancias infantiles (fundamentales para que las mujeres pudiesen dejar allí a sus hijos e ir a trabajar); desmanteló la Red Nacional de Refugios; eliminó los fideicomisos de los institutos de la mujer; retiró los recursos para la prevención del delito y la procuración de justicia; volvió inoperantes al Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJER), a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM), a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) y a la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), entre otras varias instituciones.

Antes de que Macedonio fuese investido como el candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, se enviaron cartas al Primer Mandatario de organizaciones feministas, académicas, actrices, escritoras y articulistas y mujeres. Pedían que un “depredador sexual” no fuese postulado como candidato a la gubernatura de Guerrero. Incluso, un grupo de mujeres habló con el presidente sobre el tema. Todos los esfuerzos fueron en vano.

Para usar el lenguaje florido del tabasqueño: “le valieron un cacahuate”. Con ese desplante de rechazo a las justas exigencias feministas, el mensaje fue claro: “aquí solo mis chicharrones truenan.” Por eso dijo: “Ya chole”. No han hecho mella en él las multitudinarias manifestaciones contra la violencia de género y la exigencia de justicia. Un ejemplo es la manifestación del 8 de marzo del año pasado, seguida de un paro nacional. Y parece que le tienen sin cuidado los feminicidios: “El año pasado, según los informes oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hubo 27.4 por ciento más delitos por violencia de género que en 2019, al subir de 3 mil 180 a 4 mil 50 durante el año; es decir, un incremento en números absolutos de 870; es decir, 2.3 más por día.” (Raymundo Riva Palacio, “Que digan misa las mujeres”, en El Financiero, 16/02/2021).

Como López Obrador lo ve todo en blanco y negro, mientras que el feminismo es variopinto, plural social y geográficamente, no haya cómo interpretarlo y menos aún cómo darle solución. En su mundo binario lo único que ha atinado a hacer es ubicar al feminismo como un movimiento que ayuda a sus adversarios. Y así, no tiene problemas de conciencia; se queda muy tranquilo.

No obstante, el feminismo en México se ha convertido, quizá, en el problema más incómodo para el actual gobierno, sobre todo porque es un movimiento sin partido y que viene desde la sociedad civil que, por su naturaleza es plural; no encaja en los estrechos moldes mentales de AMLO, y por eso tanta arbitrariedad y desdén.

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