Opinión

Golpes bajos en Morena

Golpes bajos en Morena

Golpes bajos en Morena

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Parte del debate entre los contendientes y simpatizantes de Morena es de pena ajena, de golpeteo bajo y sin sustento, para ejemplificar este caso me voy a concentrar en dos ataques a Gibrán Ramírez que tienen padrinos intelectuales: Pedro Salmerón y Hernán Gómez. Como es de suponerse si son padrinos tienen ahijados que replican las ideas matrices, la de Salmerón aderezada con una visión extremista de mediciones en metros cuadrados de trabajo a “ras de suelo”. Pero su calumnia sin fundamento sostiene que hay bases para suponer que Gibrán podría estar representando intereses de tres medios para los que colabora, sobre todo la revista Nexos, Televisa y Milenio. Los ahijados que propalan estas calumnias llegan al extremo de tildarlo como ¡“Caballo de Troya” del salinismo!

Las participaciones de Gibrán resultan invariablemente críticas, incluso algunas expresadas contra los medios en los que tuvo colaboraciones como Nexos. Por ejemplo, es clarísimo que Gibrán no va en el mismo costal de los abajofirmantes que nadan de manera sincronizada en la citada revista, de hecho, el joven morenista apoyó con un video el señalamiento proveniente de la Secretaría de la Función Pública hacia ese grupo orgánico. Tampoco me lo imagino apoyando los intereses de Televisa, a menos que por defensa se entienda que lo demandan para romper los monólogos de los participantes en muchos programas de Leo Zuckerman que elevan su rating cuando va Gibrán, mucho menos me lo imagino como representante de la cartera de Milenio frente a la 4T. Los ahijados de esta idea tienen ramificaciones con toda suerte de taras. Aunque hay algunos perversos que también los alientan.

Lo que no se puede negar y qué bueno que así sea, es que desde esos foros Gibrán defiende el proyecto que llevó a Morena al poder porque cree en él. Y lo hace con inteligencia. Por batirse en estos campos ha recibido regaños de paraguas, como el de Denise Dresser viralizado en su momento y otra serie de inconvenientes. Por cierto, muchos de los ataques a Gibrán en redes, al igual que los sufridos por la senadora Citlali Hernández, son parámetros de los remanentes de racismo que arrastra nuestra sociedad y que en algunos sectores como los FRENA, cobran tintes fascistas.

Otro frente de golpeteo, además del conspiranoico apadrinado por Salmerón, proviene de actores o simpatizantes de Morena. No sé si fue Porfirio, Yeidckol o un debatiente de un aburridísimo debate en El Octágono dedicado a las encuestas del partido, el punto es que el mensaje, que incluso pudo provenir de dos actores, podría resumirse en el mejor estilo de Porfirio que le pidió a la senadora Hernández ir en fórmula con él: “Bueno si este muchacho es tan bueno para la mercadotecnia que lo hagan director de comunicación social del partido.” Ahí también hay segregación y desde luego perversidad. Claro que la dirección de medios y comunicación institucional es de suma importancia para cualquier partido político, pero Gibrán va para dirigir Morena y credenciales, las tiene. A lo mejor no es el cacique del trabajo a ras de suelo, pero lo ha hecho y lo hará si gana la encuesta más que Mario Delgado, Porfirio Muñoz Ledo que quiere palomear listas por zoom y el cuaderno de Monreal de cuyo nombre no quiero acordarme y menos buscar por internet.

De lo que estoy seguro es que Gibrán no sólo en los tres medios mencionados, sino desde sus propias redes sabe comunicar convincentemente su propuesta: es el único, hasta el día de ayer, que contaba con un proyecto completo de trabajo para Morena y fue de los primeros contendientes en advertir sin ambages el inminente peligro de perredización del partido en ciertas figuras que disputan la presidencia, más otras que los apoyan desde la sombra o desde el manoseado dictum estatutario con el que se despachó Yeidckol, Ramírez Cuéllar y con el que maniobran Bertha Luján y Díaz Polanco. Gibrán ha sido crítico de procedimientos poco transparentes, o por lo menos poco éticos, como el destape formal de Muñoz Ledo al lado de figuras emblemáticas del partido casi al mismo tiempo que le otorgaban la militancia.

El otro flanco de golpeteo bajo provino de Hernán Gómez, quien sin pruebas y con puros dichos de “fuentes que debe proteger”, con medias verdades o absolutas mentiras, trata de exponer a Gibrán Ramírez como un individuo corrupto que hizo y hace un uso patrimonialista de la estructura de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS) del IMSS para beneficio personal, incluida su actual campaña. Los ataques de Hernán Gómez, después de curarse en salud por las manifestaciones de racismo hacia Gibrán, tienen una base lógica lamentable: “si lo que dice mi dedito no es cierto, que lo pruebe”. Seguramente lo hará, aunque el contralor interno de la CISS, Eduardo Del Villar Liranzo ya le dio una respuesta contundente el pasado 8 de septiembre.

La fórmula no fórmula (si a algunas entrevistas a la senadora Hernández me remito) Porfirio-Citlali, ata de manos a la morenista. Soy de quienes piensan que debió ir sola para la secretaría. En cualquier caso, es probable que obtenga un mayor puntaje que Atollini y sería deseable que haga su campaña sin demasiados tintes porfiristas.

En fin, esto apenas comienza. Y Gibrán, parafraseando a PIT2, se defiende solo. Basta verlo cómo revira desde donde puede. Su crecimiento ya incomodó a muchos y otros muy gallos están extrañamente calladitos. Sería lamentable que no hubiera un debate entre aspirantes, para que militantes y simpatizantes vean de que cueros salen más correas para sacar al partido de la crisis a la que en sólo dos años lo sumieron sus tribus.

Como dato curioso anotaría que en todas las entrevistas a otros candidatos a la dirigencia o la secretaría de Morena, que cuentan con sección de comentarios, el apoyo a Gibrán está por encima del entrevistado en cuestión. Por eso algunos caciques y cacicas están muy nerviosxs.