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La factura de la luz, una crisis social y política en España

El gobierno de Pedro Sánchez tomó esta semana medidas drásticas después de que el precio batiera nuevos récords.

La factura de la luz, una crisis social y política en España

La factura de la luz, una crisis social y política en España

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Una de las obligaciones de los medios de comunicación, desde su nacimiento tras la invención de la imprenta de Gutenberg, es la de aportar información de servicio a la ciudadanía; no solo hablar de los acontecimientos del día sino explicar cosas que sean útiles para la gente. Por eso, desde hace cerca de un lustro millones de españoles y españolas se han acostumbrado a, cada día, escuchar en la radio o leer en webs a qué hora les saldrá más barato poner una lavadora.

Y es que la electricidad en España es la quinta más cara de toda Europa, por delante de países con un nivel económico y salarial mucho más alto, como Luxemburgo, Francia, Finlandia, Países Bajos o Noruega.

Esta semana el país vio como el precio de la luz, que se mide por el precio por cada megavatio generado por hora en el país, alcanzaba un nuevo récord: 188 euros, cuatro veces más que en las mismas fechas en 2020. Según datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético y de Eurostat recogidos por Podo, una startup eléctrica española, cada hogar en el país pagó de media 56 euros al mes en electricidad, al cambio, alrededor de 1,300 pesos mexicanos.

De nuevo según estimaciones de Podo, un hogar con dos adultos y tres menores de edad paga de media unos 1,800 pesos mensuales de luz, mientras que una persona sola paga alrededor de 820 pesos cada mes, precios muy elevados para un país con un salario mínimo por debajo de la media de Europa Occidental.

Pero es que estos cálculos se ponderan tomando en cuenta los períodos de menor consumo, como la primavera o las primeras semanas de otoño y parte del verano; es decir, que el consumo en los meses de mayor demanda, como el invierno –por la calefacción central, muy común en España— o el verano –por el aire acondicionado— llega a ser mucho más alta.

Esta es la situación que se vive estos días con el nuevo récord de 188 euros por megavatio / hora, que amenaza con disparar la factura de la luz entre la ciudadanía en el próximo periodo de facturación. Sin embargo, la situación no es para nada nueva, y según Russia Today (RT) el récord de factura media en España se marcó en el primer trimestre de 2012, cuando la media mensual por hogar llegó a 88.66 euros, o 2,100 pesos al cambio actual.

EL PORQUÉ DE LOS PRECIOS

El elevado precio de la luz en España se explica en buena medida por el modelo de liberalización del sector, basado en precios fluctuantes según las horas de consumo y subastas diarias para repartir la capacidad eléctrica disponible para las grandes empresas del sector. Esto causa un gran estrés en millones de hogares del país, pues resulta extremadamente difícil para las familias calcular su consumo y predecir la cifra que llegará a final de mes en la factura.

La situación es especialmente grave cuando llegan, como es esperable con este modelo, momentos en los que se espera un consumo elevado, como una ola de frío, y en general todo el invierno, cuando la gente prende la calefacción y, además es cuando hay menores horas de luz solar y, por tanto, más se prenden las luces en casa y en las oficinas.

De hecho, según datos de la secretaría española de Transición Ecológica, durante el invierno 2020-2021, el 7.6 por ciento de los hogares de España tuvo que elegir entre no mantener caliente su vivienda o no pagar la luz y arriesgarse a un corte, mientras que la Cruz Roja estima que durante ese período aumentó un 42 por ciento el número de personas que solicitaron los kits de ayuda energética de la organización, que incluyen focos de bajo consumo y aislantes para puertas y ventanas.

ENERGÍAS FÓSILES, CULPABLES

Sin embargo, el mes de septiembre no es particularmente de alto consumo, como revela que el precio marcado por el récord fuera cuatro veces superior al de las mismas fechas de hace un año. La razón de este monto disparado se encuentra en el encarecimiento del precio del gas en toda Europa, que se usa en los ciclos de producción combinada, que representa el 21 por ciento de toda la producción energética en España, según datos de 2018 del consorcio Red Eléctrica Española (REE).

Pero es que, además, también coincide con el aumento de los impuestos a la emisión de Dióxido de carbono (CO2) en la producción de energías no renovables, apunta la agencia Efe; así, otros países europeos también han visto como sube el precio en sus hogares.

MEDIDAS URGENTES

Ante la crisis que todo el mundo ve venir para este próximo invierno si se mantiene la tendencia, el gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez lanzó esta semana un plan para intentar calmar los ánimos entre la población y moderar los precios. La Moncloa aprobó una rebaja temporal del impuesto por valor agregado (IVA) a la electricidad hasta el 10 por ciento, cuando normalmente cobra el 21 por ciento, el IVA más alto existente en el país, lo que ha llevado a organizaciones civiles a denunciar que se cobra un impuesto de lujo a la electricidad.

Además, el gobierno destinará 2 mil millones de euros más del presupuesto a descontar a los ciudadanos la parte que se paga de impuestos directos sobre la factura por concepto de emisiones de CO2.

Pero la medida que ha generado más polémica es la que obliga a las centrales nucleares (que representan otro 21 por ciento de la producción total según datos de REE de 2018), a las hidráulicas (10 por ciento) y a parte de las renovables (la energía eólica suma el 21 por ciento y la solar otro 6 por ciento) a devolver el 90 por ciento de sus beneficios netos extras que generen por esta alza de precio hasta marzo de 2022.

La secretaria de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró que el gobierno espera, con todo esto, reducir la factura de la luz una media del 30 por ciento en este tiempo.

AMENAZAS DE LAS ELÉCTRICAS

Estas medidas, especialmente las últimas, han desatado una ola de furia entre las eléctricas afectadas, que han calificado las medidas temporales de “intervencionistas e injustas”. Foro Nuclear, por ejemplo, que es la patronal de la energía nuclear española, no tardó en emitir un comunicado amenazando al gobierno con cerrar las centrales como protesta, a lo que el gobierno respondió con firmeza, recordando a la patronal que la ley española permite a las empresas nadar en dinero pero, a cambio, las obliga a garantizar el suministro.

Además, el ejecutivo de Sánchez insiste en que las empresas eléctricas se pueden permitir perfectamente reducir sus beneficios durante unos meses.

PROTESTAS

Entre tanto, se han retomado las protestas sociales, que han ido multiplicándose en los últimos años y tuvieron uno de sus mayores exponentes en una marcha convocada el pasado junio en la céntrica Puerta del Sol madrileña. Sin embargo, ahora comienzan las propuestas de boicot, ya sea con inciativas ciudadans para coordinarse para apagar la luz durante un tiempo, con el objetivo de sabotear a las empresas, o incluso con propuestas de dejar de pagar las facturas en masa.

UN ENGRANAJE DE FAVORES

Pero más allá de crisis puntuales, de picos de precios y del modelo de subasta, buena parte de la ciudadanía sospecha que la principal explicación de por qué España, un país con un rango de precios y de salarios modesto, paga la quinta electricidad más cara de Europa son las puertas giratorias: Numerosos políticos de alto rango del país han terminado en prácticamente todas las empresas eléctricas, especialmente tras la liberalización de 1997, bajo el gobierno del derechista José María Aznar (1996-2004).

De hecho, los nombres más relevantes en esta lista son los de Aznar, que hizo lo propio en Endesa entre 2010 y 2014, y del también expresidente español Felipe González (1982-1996), que se llenó los bolsillos con un puesto directivo en Gas Natural Fenosa –actualmente Naturgy- entre 2011 y 2014.

Según un recuento del diario El Salto publicado a comienzos de este 2021, un total de 72 políticos o ex políticos españoles de alto perfil han engrosado las nóminas de las eléctricas privadas, casi todos tras la liberalización de 1997.

No es de extrañar, pues, que buena parte de la ciudadanía española perciba que el alza continua de la factura de la luz y la falta de medidas de todos los gobiernos en los últimos 25 años para corregirlo corresponde a un intercambio de favores entre poderosos: Tu, gobierno, déjame seguir subiendo los precios sin control y yo, eléctrica, te recompensaré con jugosos contratos cuando te retires del cargo. Por ahora, la fórmula parece funcionar y no tener fin, pero las manifestaciones y propuestas de boicots muestran que el hartazgo popular también marca récords. Quizás algún día se fundirán los plomos de la paciencia.