“Lo falso no dura mucho”. Cicerón

Inicia la recta final hacia los comicios del 6 de junio y, al mismo tiempo, , arrecian las campañas sucias alimentadas con fake news para intentar descarrilar a los aspirantes mejor posicionados.

Las llamadas fake news (noticias falsas) han existido desde los orígenes de la humanidad como un recurso para engañar, atemorizar, desprestigiar y deformar la realidad.

Con el surgimiento de la Internet y las redes sociales inventar noticias se convirtió en una gran industria.

Las fake news son el cebo para acumular clicks que se traducen en audiencias y por lo tanto en mucho dinero.

Pero otro de sus territorios fértiles es la política, especialmente en tiempos electorales.

Las redes sociales son consideradas el medio ideal para difundir las llamadas campañas negras, diseñadas para enlodar la imagen pública de cualquier candidato que encabeza las preferencias ciudadanas.

Las campañas negras persiguen bajar la popularidad y restarle simpatías al contrincante y, por oposición, beneficiar al candidato que las paga.

Su materia prima son las fake news, sembradas en las redes sociales por expertos en tecnología digital para hacerlas parecer verdaderas.

Mientras más sensacionalista, indignante, escandalosa e inverosímil sea la falsedad, mayor es la posibilidad de que se viralice y cumpla su objetivo de manipulación masiva.

Por eso en tiempos electorales circula todo tipo de montajes e infundios en las redes sociales que exhiben supuestas pruebas de irregularidades y violaciones a las leyes cometidas, presuntamente, por las y los políticos.

Lo mismo inventan delitos electorales, actos de corrupción y todo tipo de calumnias que haga parecer al contrincante el peor de los políticos.

La naturaleza de esas fake news es lo insólito, lo morboso y que provoque indignación para que, sin reflexionar quién la envía o por qué la recibes, la compartas en automático para propagar la mentira.

Los autores de esta basura, la circulan con absoluta impunidad aprovechando que las redes sociales no están reguladas en México y que les garantizan clandestinidad y anonimato.

Utilizan cuentas falsas para divulgar las infamias, las replican con bots y con un equipo concertado de usuarios reales intentan ampliar la difusión de sus patrañas

Incluso, crean montajes capitulados con fotos, audios y vídeos producidos por expertos en la siembra de rumores e infamias.

Como si fueran telenovelas, las audiencias se enganchan a estas narrativas que se van tejiendo con una mentira tras otra y se magnifican, dolosamente, con la complicidad de opinadores de Radio y TV que replican la información espuria a cambio de carretadas de dinero.

El caso de MH

Los fabricantes de fake news no tienen escrúpulos, con la consigna de ganar lucran políticamente con la vacunación Covid, con programas de gobierno o inventan rumores inconcebibles.

En ese tono llegaron las campañas negras a MH desde hace algunas semanas.

Divulgan videos con montajes, inventan campañas de vacunación y pagan mucho dinero a veteranos conductores chayoteros de radio y TV, para tratar de maximizar sus fake news.

Pero las campañas sucias terminan por afectar al candidato que las paga. La razón es que es imposible sostener mentiras por mucho tiempo y, más temprano que tarde, se sabe quién y con qué fines las orquestó.

A nadie le gusta que lo engañen, lo manipulen y le tomen el pelo y, cuando sabemos quién lo hizo, lo menos que pierde es la credibilidad, la confianza y el respeto.

Los ciudadanos están hartos de pleitos, chismes y descalificaciones entre los actores políticos, quieren ideas, propuestas y soluciones a sus problemas para mejorar sus vidas.

La mejor forma de ganarse la confianza de la gente es con trabajo, congruencia, honestidad y resolviendo sus necesidades y demandas. Lo demás, es lo de menos.