Opinión

Los códices que solicita México al Vaticano

Los códices que solicita México al Vaticano

Los códices que solicita México al Vaticano

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Por medio de una carta que entregó personalmente al Papa Francisco la Señora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, le solicita el préstamo por un año de varios códices que pertenecen a la Biblioteca Apostólica Vaticana donde ingresaron en el siglo XVI, y que son considerados como parte del grupo del Códice Borgia, y que fueron pintados en piel de venado cubierta con una ligera capa de estuco sobre la cual fueron iluminados de manera colorida.

Nos referimos a los códices conocidos como Vaticano A y B, y que, unidos en varios segmentos, fueron doblados a manera de biombo formando un amplio paginado; ambos documentos fueron publicados en México de manera facsimilar en 1993 por el Fondo de Cultura Económica, y el tiraje de cada códice fue de 3 mil ejemplares.

De igual manera, el Presidente López Obrador solicita el Códice Borgia, llamado así en memoria de su antiguo propietario, el cardenal Stefano Borgia, cuya familia atesoraba piezas históricas con un espíritu de investigación científica en el campo de la etnología y la arqueología.

El Códice vaticano B, también conocido como latino 3773, trata del arte adivinatorio y de las creencias religiosas de los indígenas precortesianos cuya traducción aún conserva algunos enigmas. Cada lámina mide 14.5 centímetros de largo por 12.5 de ancho, y consta de 49 hojas que pintadas por ambos lados resultan 96 páginas.

De igual modo, el Códice Vaticano A, es conocido como Códice Vaticano Latino 3738; fue hecho en la segunda mitad del siglo XVI, y es una versión de un original que se encontraba en el Convento de Santo Domingo de Puebla y que tiene textos en italiano.

Muchos investigadores consideran que el Vaticano B proviene de la región Mixteca-Puebla, sin que se pueda determinar un lugar preciso.

En el siglo XIX, Alexander Von Humboldt, durante una breve visita a Roma en 1805, conoció la obra de investigadores como José Lino Fábrega que habían estudiado dichos códices y externó su opinión sobre algunas láminas, pero la primera reproducción completa con dibujos de Aglio la publicó Lord Kingsborough, en el tercer volumen de su colección Antiquities of Mexico, (1831-1848).

Años después, Eduard Seler, fundador de los estudios iconográficos del arte mesoamericano, publicó un comentario muy detallado sobre este códice, que hasta la fecha sigue siendo el más extenso.

En cuanto al Códice Borgia, fue publicado en 1963 por el Fondo de Cultura Económica junto con una traducción al español del comentario en alemán que Eduard Seler escribió entre 1904 y 1909; el Códice fue reeditado de manera facsimilar en 1993.

El Códice aborda el tema religioso del mundo indígena, y habla sobre las influencias de las fuerzas divinas sobre la vida humana, de las ceremonias paganas, ofrendas, los oráculos y la liturgia. Son 14 pedazos de piel de venado que unidos forman una sola tira de 1030 centímetros de largo y doblada como biombo, forman 39 páginas de cada lado, y cada una de ellas mide 27 centímetros de ancho y 26.5 centímetros de largo.

La primera edición fue hecha por Lord Kingsborough, quien incluyó los dibujos hechos por Aglio.