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Los mexicas eran buenos guerreros en tierra y en su entorno acuático

México 500 fue una serie de trabajos de Ciencia UNAM entorno a la conmemoración histórica de la Caída de Tenochtitlan. En esta última entrega para "Crónica", nos comparten el especial "Los guerreros mexicas" y una entrevista con el especialista Marco Antonio Cervera

Los mexicas eran buenos guerreros en tierra y en su entorno acuático

Los mexicas eran buenos guerreros en tierra y en su entorno acuático

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los fundadores de México-Tenochtitlan llegaron a la Cuenca de México desde un lejano lugar llamado Aztlán. Los historiadores le denominan la etapa de La Peregrinación a ese largo camino hacia la zona lacustre donde finalmente se asentarían y construirían su gran ciudad.

Pero los venidos de Aztlán se enfrentaron a los grupos que se resistían a ser expulsados y a quienes intentaron someterlos, como los tepanecas. Así mantuvieron un proceso de expansión a través del conflicto bélico durante casi dos siglos.

Los mexicas eran una sociedad militarista, según Marco Antonio Cervera, “entendiéndola como una sociedad que basaba su expansión en la actividad bélica.”

El doctor en arqueología clásica es investigador en el Centro de Investigación en Culturas de la Antigüedad de la Universidad Anáhuac, especialista en historia mexica y arqueología militar mesoamericana. Conversó con Ciencia UNAM en el marco de los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan.

¿Cómo se formaba el ser guerrero? ¿Cuáles son las diferencias entre las guerras de conquista y las guerras floridas que practicaban los tenochcas? ¿Por qué esa tradición bélica no pudo contener la rebelión que acabó con el imperio mexica?

Ser guerrero.

Era una misión exclusiva de los hombres; las mujeres mexicas no participaban en la actividad bélica. “Al nacer, les cortaban el cordón umbilical y lo enterraban en un lugar particular con unas flechas para recordarle a los varones que la guerra era su actividad.  En la casa, la familia recomendaba a los hijos ser buenos guerreros.”

Una vez que ingresaban a la escuela recibían entrenamiento. El Estado se encargaba de la preparación de los futuros combatientes.

“Por ejemplo, se les instruía en el uso de armas de larga distancia como el átlatl (una especie de honda o lanzadardos). Comúnmente en los patios centrales de Tenochtitlan se convocaba a los jóvenes ya avanzados en su entrenamiento, de cerca de los 20 años de edad, para demostrar públicamente ante los instructores y el gobernante sus capacidades de tiro con esta arma. Tenían que disparar a unas esculturas de madera fabricadas para este fin, así veían quién era el mejor.”

Ya más avanzados los llevaban a los lagos; con dardos, arco y flecha y otros artefactos los enseñaban a pescar y a cazar, a tirarle a las aves demostrando su capacidad de tino hacia objetivos en movimiento.

El arqueólogo Cervera sostiene la hipótesis de que probablemente, los jóvenes recibían instrucción en el combate cuerpo a cuerpo para la captura de prisioneros.

“La instrucción militar de los mexicas tenía una doble vertiente, por un lado innegablemente tenía una función letal, es decir, dominar el uso de armas para aniquilar a los enemigos. Pero cuando era necesario, y de acuerdo a los objetivos de las campañas, sabían cómo capturar vivos a los prisioneros, entonces utilizaban sistemas de sumisión y esto era enseñado en las escuelas. Esto queda como hipótesis porque no tenemos tanta información al respecto.”

Los mexicas eran buenos guerreros en tierra y en su entorno acuático. Parte de su actividad bélica incluía la pelea lacustre, o anfibia, la cual utilizaron durante el asedio a Tenochtitlan en 1521.

Tributo y ritual

En tiempos de la llegada de Cortés, los tenochcas habían expandido su dominio sobre los centros indígenas, pero los estudiosos de Mesoamérica son reservados cuando se habla del imperio mexica.

“Podemos decir que era un imperio económico, ya que no había interés en imponer gobernantes o de someter el territorio, como lo hacían los romanos. Los mexicas exigían tributos a los pueblos sometidos, que les entregaran diversos productos; eso era suficiente para estar en paz con ellos”.

Sin embargo, si después de solicitarles el tributo se negaban tres veces, el ejército mexica atacaba; hubo masacres y acabaron con poblaciones enteras. Esta reacción extrema tenía como fin evitar una rebelión masiva.

“Sabemos que a lo largo de su historia militar hubo varias rebeliones, muchas de ellas provocadas por los tlaxcaltecas. A los enfrentamientos motivados por la búsqueda de tributo les llamamos guerras de conquista.”

Por otro lado, las guerras floridas tenían únicamente la función de capturar prisioneros. Existe una amplia discusión a nivel académico al respecto. Algunos investigadores plantean que tenían una parte ritual.

Lo que es innegable es la práctica del sacrificio de prisioneros. Sobre el sacrificio humano hay evidencias en códices y en restos arqueológicos encontrados en el Templo Mayor.

La antropofagia también era una tradición bélica. “Era común que las amenazas previas a las batallas incluyeran que el vencedor al ultimar al enemigo se lo comería. Las fuentes españolas lo mencionan. Al parecer era una tradición bélica mesoamericana en el Posclásico Tardío.”

La gran rebelión indígena

La guerra que los mexicanos conocemos como la conquista española, en realidad fue una gran rebelión indígena. El 99% del ejército que atacó la ciudad de México-Tenochtitlan eran guerreros de los pueblos nativos que se fueron sumando.

“Eran los que estaban cansados de la situación tributaria y de toda la problemática que implicaba; la presencia de Cortés quizá fue el detonante para la macro rebelión indígena que los mexicas trataron de evitar desde antes.”

Entender lo ocurrido requiere sumergirse en la ideología mesoamericana. ¿Los pueblos prehispánicos perdieron con la derrota mexica en 1521? Le preguntamos al doctor Cervera.

“Particularmente en la caída de México-Tenochtitlan hace 500 años, los únicos vencidos fueron los mexicas.  Fue una intervención armada cuyo objetivo era derrocar al imperio mexica. Este proceso no fue el fin del mundo indígena, ni de Mesoamérica; se acabó una época histórica, la de los mexicas.”

*Colaboración de la Dirección General de Comunicación de la Ciencia de la UNAM