Opinión

Par de gandallas engañanabos

Par de gandallas engañanabos

Par de gandallas engañanabos

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

No te sumerjas en el agua si no conoces su profundidad.

Parte de “Las 5 Reglas de Helen (Mirren)

para una vida feliz”

Universidad de Tulane, NOLA, EE. UU.

Mayo del 2017

La semana pasada solicité se me negara, por piedad… así de fuerte… pero más que nada por incredulidad, la participación de tres organizaciones de protección animal (Igualdad Animal, Si! Esperanza Animal y Humane Society International-México) que, “entre otras" y según lo citado en la Exposición de Motivos que antecede a la iniciativa con proyecto de decreto para una dizque Ley General de Bienestar Animal presentada por los malandrines diputados morenistas José Guadalupe Gachuz y Martha Olivia García Vidaña, habían participado “diligentemente" brindando “valiosas aportaciones para fortalecer la propuesta". Mi petición fue atendida por interpósitas personas cercanas y/o parte de tales organizaciones, asegurándoseme que aquello era completamente falso, por lo que estaban elaborando formal reclamo a los legisladores a partir de que sí, en efecto, emitieron comentarios y observaciones, PERO, al fracasado proyecto del 2019 que de tan malo, el mismo promovente masculino terminó por retirarlo el 3 de octubre de ese mismo año. Que de este segundo intento no supieron nada hasta el 23 de febrero pasado en que salió a luz pública. Desconozco las versiones escritas de dos de las asociaciones, pero la de Humanitaria, que me fue compartida por su Directora de Programas, la MVZ Claudia Edwards, expresa claramente que fue “incorrecto" afirmar que “se contó con la participación de HSI". Bueno sería entonces conocer la opinión que sobre este engaño tendrían las Comisiones encargadas de dictaminar el proyecto, sobre el que entiendo que tampoco está de acuerdo el Consejo Técnico Consultivo Nacional de Sanidad Animal. Y es que por lo tocante a bienestar animal, solamente contiene la ambicionada denominación. En cambio sí, una serie de incongruencias y sobre regulación, tratándose definitivamente de un ordenamiento mal elaborado y netamente abusivo para cualquier especie animal, incluida la fauna silvestre, lo que se sostiene a partir de concebir a las criaturas como “elementos naturales susceptibles de apropiación sujetos al dominio, posesión, control, cuidado, uso y aprovechamiento del ser humano". ¿Más claro?, y todo…
Para permitir hacer con ellos lo que les venga en gana a ganaderos, cirqueros, galleros, comerciantes, matanceros, etc. y, por supuesto, concibiendo y aplicando equivocadamente el concepto Bienestar Animal, “término científico que se refiere al estado en que el animal tiene satisfechas sus necesidades fisiológicas básicas, de salud y de comportamiento, frente a los cambios en su ambiente" y no el estado POR el cual los otros animales suponemos que la pasan medianamente bien para nuestro posterior disfrute. Ello, sin descuidar que de nueva cuenta dividen y definen a los animales de conformidad a la “función zootécnica" que sin más se les atribuye. Asimismo, y por increíble que parezca, se establece que “al concluir la vida útil de los animales de trabajo, éstos no podrán ser abandonados, vendidos o donados a particulares, sino que se procurará que sean reubicados de manera definitiva con sus manejadores o en albergues (¡!), siempre y cuando no constituyan un riesgo para otros animales y las personas, derivado del comportamiento adquirido", eso si, contemplando muy generosamente una “excepción para el caso de animales adiestrados o utilizados para prestar servicios de detección de personas, drogas, explosivos y bienes y productos agropecuarios, ya que en este caso siempre podrán ser reubicados con sus manejadores o en albergues o ser dados en adopción a “particulares". Magnánima la parejita, sólo que mucho más ig-no-ran-te de lo previsto por cuanto cualquier animal del tipo debe ser primeramente deshabituado con manejo preciso y tiempo pertinente, y al parejo o desde antes de su jubilación, contar con lugar seguro y adecuado para que termine sus días tranquilamente, más no y nunca con sus manejadores, que de forma automática o los seguirán explotando o les dispararían en automático el estrés de la actividad que desarrollaban, sin dejar de lado que difícilmente, por economía, podrían cubrir el costo de su sostenimiento y darles espacio suficiente y atención adecuada. Lo anterior, sin olvidar que los individuos al servicio de las Fuerzas Armadas se manejan bajo propia ley. En resumen, se trata de un Frankenstein totalmente distante al objeto, que aparte y bajo el principio de progresividad DEBE SER DICTAMINADO NEGATIVAMENTE, más aún, bajo la pretensión de derogar al mismo tiempo el concepto de trato digno y respetuoso en los dos ordenamientos ambientales más importantes.producciones_serengueti@yahoo.commarielenahoyo8@gmail.com