Opinión

¿Qué nos espera?

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¿Qué nos espera?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Quizás el año que recién comenzó sea el más incierto de cuantos hemos vivido. Todos nos preguntamos qué mundo nos encontraremos cuando esta pandemia, con todas sus implicaciones, haya terminado. Pareciera que despertaremos de un largo sueño (con pesadillas para muchos) y nos asomaremos poco a poco, tímidamente, a conocer lo que nos depara la llamada nueva normalidad. Dadas las implicaciones que tienen estos aspectos para nuestra vida, con gran expectación, nos preguntamos qué podemos esperar en materia económica y política.

Durante el año pasado, diversas organizaciones y analistas argumentaban que 2021 presentaría una recuperación en “V” del crecimiento económico. Al principio, organizaciones como la OCDE o la Organización Mundial de Turismo plantearon dos escenarios; en el primero, el confinamiento sólo duraría unos meses. En el segundo, donde el confinamiento duraría hasta diciembre, se cumplió, provocando una caída de alrededor del -9% del PIB para México, lo que plantea que una recuperación en “V” tome más tiempo de lo esperado.

El Banco Mundial en su publicación Global Economic Prospects espera un crecimiento global de 4% para 2021. Este crecimiento casi contrarrestaría la caída de -4.3% durante 2020. La recuperación dependerá, en buena medida, de los países asiáticos, que de manera combinada crecerán a 7.4% en 2021. Pero en México, donde, como decíamos, el saldo de la caída en el PIB en 2020 fue de -9%, se espera un crecimiento del 3.7%. Actividades afectadas por la cuarentena como el comercio, el turismo, el transporte y los servicios, tradicionalmente impulsan el crecimiento de economías como el Caribe, India, México o Perú. En el caso de nuestro país, el petróleo, que podría haber animado a nuestra economía, nos jugó una mala pasada, contribuyendo al debilitamiento de nuestras finanzas públicas. Me parece que poco podremos esperar de él.

Los cambios en el PIB se pueden analizar en cinco variables: el consumo interno; las exportaciones; el consumo de gobierno; la inversión privada, y la inversión pública. Durante este año, según el Banco Mundial, el crecimiento mexicano se encontrará impulsado por las exportaciones a Estados Unidos, gracias a la recuperación en este país y por la consolidación del T-MEC. Pero el consumo interno, el gasto público y la inversión privada seguirán siendo débiles; mucho más, si las elecciones traen como resultado algo que desencante a los inversionistas mexicanos y extranjeros.

La OCDE en su publicación Economic Outlook plantea que en 2021 veremos una recuperación de 4.2% en el PIB global y de 3.6% para México. La caída de -9.2% en el PIB mexicano fue impulsada por las caídas combinadas en las exportaciones, la inversión privada y el consumo privado. La variable de consumo privado podría mejorar si se despliega rápidamente una vacuna que permita abrir nuevamente los establecimientos. Pero al igual que el Banco Mundial, se considera que las exportaciones serán el principal factor que impulse el crecimiento.

De manera similar, la CEPAL en su Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, señala que nuestra región experimentará una recuperación lenta que continúa las tendencias en marcha previas a la crisis, cuando observábamos un crecimiento menor al 1%. El PIB mexicano crecerá 3.8% en 2021, apenas más que el promedio de recuperación de 3.7% para América Latina.

Lo preocupante es que estas expectativas contrastan con las previsiones de crecimiento de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México. El gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, en un webinar para el ITAM, comentó que espera un crecimiento entre el 3.3% y el 5.3%. Asimismo, espera una inflación cercana al 3%, objetivo que el Banco perseguirá. Hablando del límite superior del espectro mencionado (5.6%) el gobernador planteó esta cifra aún cuando es un punto porcentaul mayor que la proyección de crecimiento de 4.6% que la Secretaría de Hacienda estableció en los Criterios Generales de Política Económica 2021. Esta cifra aún no consideraba el ritmo de despliegue de la vacuna, según el gobernador del Banco, por lo que es posible ser optimista. Sin embargo, ambas cifras se encuentran por encima de los pronósticos de varias organizaciones para la recuperación mexicana en 2021.

El economista Paul Krugman comentaba en los primeros días de 2021 que hay buenas razones para ser optimistas respecto a una recuperación en Estados Unidos, aunque se mantiene escéptico con respecto a la estabilidad política del país. A diferencia de la crisis de 2008, el sistema financiero se mantiene estable y dinámico, y el ahorro de los estadounidenses se encuentra en niveles históricamente altos. Asimismo, la tecnología puede jugar un papel más importante en la recuperación del que tuvo en 2008. Sin embargo, lo político plantea importantes inquietudes, que no se pueden ignorar.

Por otra parte, Enrique Quintana escribe para El Financiero cómo este crecimiento estadunidense estará ayudando a la recuperación del mercado mexicano. El rápido despliegue de la vacuna en nuestro vecino y el programa de estímulos por 2 billones de dólares planteado durante la campaña de Biden ha generado confianza y una reevaluación del crecimiento en EUA. La industria automotriz mexicana parece recuperar su potencial exportador, así como la industria agroalimentaria. Esto lleva a considerar una recuperación en “K” dónde sólo los sectores exportadores regresan a la normalidad, mientras que otras áreas de la economía siguen una tendencia a la baja.

Finalmente, entre los documentos que me parece que vale la pena revisar, se encuentra uno de Integralia Consultores, que lidera Luis Carlos Ugalde. Éste enumera entre sus 10 riesgos para 2021 el debilitamiento de las finanzas públicas, amenazas a la autonomía de Banco de México y afectaciones a la calificación de la deuda soberana mexicana, como los riesgos económicos que pueden afectar el crecimiento. Pero atinadamente se refiere también a los riesgos asociados a la incertidumbre de las elecciones 2021 y a una operación debilitada de la administración pública en salud y seguridad. Como decíamos líneas arriba, estos riesgos latentes pueden debilitar la confianza en la inversión, la cual es, ya de por sí, la variable más débil de la recuperación mexicana.

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