Opinión

¿Será que la policía mata por el color?

¿Será que la policía mata por el color?

¿Será que la policía mata por el color?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El domingo a mediodía, Daunte Wright manejaba su automóvil por una de las calles de Brooklyn Center en Minnesota cuando los agentes lo pararon porque las placas del auto tenían fecha vencida. Al acercarse notaron que algo colgaba del espejo retrovisor, ahora se sabe era uno de esos arbolitos desodorantes, cosa que la ley no permite en ese estado. Minutos después el joven afroamericano de 20 años yacía muerto, baleado por la policía.

Las autoridades han dicho que Kim Potter, la agente que le disparó, lo hizo por error, y que lo que intentaba utilizar era una pistola tranquilizante. Ella renunció este martes al empleo pero no se sabe si se le levantarán cargos; lo más seguro es que no.

A solo unos 15 kilómetros de ahí en Minneapolis, actualmente se lleva a cabo el juicio a Derek Chauvin, el policía acusado de haber causado la muerte en mayo pasado de George Floyd, quien había sido arrestado por comprar unos cigarrillos con un billete de veinte dólares falso. Ya esposado el agente lo tiró al pavimento apretándole el cuello con su rodilla durante nueve minutos a pesar de que clamó más de diez veces que no podía respirar.

Su muerte dio lugar a disturbios y manifestaciones de indignación que se extendieron a más de 150 ciudades con la participación de miles de personas, no sólo afroamericanos sino de todas las razas, hartos y cansados del racismo.

Y es que aún cuando los estadunidenses se sienten orgullosos de la famosa frase “Todos los hombres son creados iguales” estipulada en su Declaración de Independencia, desgraciadamente, en la práctica y la vida diaria eso no parece ser la realidad. Ésta es una nación donde reina la desigualdad entre sus habitantes.

Los afroamericanos en particular, no sólo son maltratados y humillados más que el resto de la población cuando cometen un delito, sino que con frecuencia son acusados y señalados sin cometer fechoría alguna. Sólo por el color de su piel. La idea de que los hombres negros son delincuentes y criminales es una que por generaciones ha prevalecido en la sociedad estadunidense y rara vez tiene consecuencias. Es simplemente parte de la cultura y de la historia de este país.

Los casos abundan. En 1955 un adolescente afroamericano, Emmett Till, de 14 años, fue linchado y golpeado hasta morir luego de que una mujer blanca lo acusó de haberla tocado y lanzado un silbido. En 2017, 62 años después, llena de remordimientos, la mujer admitió que había mentido. En ese y muchos otros casos, acusar falsamente a un hombre de color pasó sin castigo. Señalar falsamente a un negro siempre queda impune.

Igual con frecuencia queda impune el abuso. En 1991, en Los Ángeles, un transeúnte grabó la brutal paliza que cuatro policías le daban en plena calle a un afroamericano, Rodney King. Se sabía de la fuerza excesiva de la policía contra los negros pero por primera vez había un video. Llevados a juicio, los cuatro agentes fueron declarados inocentes, veredicto que dio lugar a los más graves y violentos disturbios en la historia de California.

Y qué decir de Tamir Rice, el niño de 12 años que en 2014 jugaba con una pistola de juguete en un parque de Cleveland y la policía lo mató pensando que estaba armado. Y Eric Garner, cuyo delito fue vender cigarrillos sueltos en Staten Island; o Eric Harris, que trataba de vender ilegalmente un arma; o Freddie Gray, en Baltimore. Todos ellos, sostienen los activistas, murieron por su color de piel y, coincidentemente, en custodia o a manos de un agente del orden.

En el caso de gray, de 25 años, huía de policías que lo perseguían en bicicleta porque tenía una navaja, al ser arrestado transeúntes lo oyeron gritar de dolor y una semana después murió con la espina dorsal severamente dañada. Seis agentes fueron acusados de su muerte pero se les declaró inocentes.

En contraste, estadísticas oficiales indican que el 32 por ciento de los hombres negros y 17 por ciento de los hispanos nacidos de 2001 a la fecha seguramente irá a prisión en algún momento de su vida. Esto, comparado con sólo 6 por ciento de los varones de raza blanca que terminarán en la cárcel.

Así, aun cuando los afroamericanos constituyen solo el 12 por ciento de la población total, son el 40 por ciento de los reos que están tras las rejas. Son también el 42 por ciento de los condenados a la Pena Capital.

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