Si dices una mentira lo suficientemente grande y la repites una y otra vez, la gente eventualmente se la cree” es la frase que los historiadores le atribuyen a Joseph Goebbels, el ministro de propaganda en la Alemania nazi. Y eso es exactamente lo que Donald Trump hizo a lo largo de los cuatro años que estuvo en la Casa Blanca, pronunciando un total de treinta mil 573 falsedades que culminaron con la Gran Mentira de que ganó la reelección.

El ataque al Capitolio el pasado 6 de enero, cuando cinco personas perdieron la vida, un día vergonzoso para los Estados Unidos, es el más claro ejemplo del gran poder para incitar violencia que tienen las mentiras. No fue sin embargo la primera vez que un líder carismático guía a sus seguidores equivocadamente, ni tampoco será la última.

Pero si fue la primera vez que un presidente de este país urge a sus enojados e inconformes conciudadanos a marchar y atacar el símbolo más sagrado de la democracia estadounidense, para cambiar el resultado de una elección que perdió por gran margen, pero que mintió, una y otra vez, insistiendo que se la robaron.

“Recobremos nuestro país, esta es la más corrupta elección en la historia del mundo” le dijo Trump a una multitud de más de treinta mil seguidores que después atacarían violentamente la sede del Congreso, que reunido en pleno confirmaba el triunfo de Joe Biden. Derribaron barreras, quebraron ventanas, forzaron puertas, hirieron a los guardias, lastimaron a periodistas, mataron a un policía, en escenas que habíamos visto en Latinoamérica, África y el Medio Oriente, pero hasta ahora nunca en Washington.

Una semana después de los acontecimientos, la Cámara de Representantes aprobó someter a Trump al impeachment, responsabilizándolo y acusándolo de haber “incitado violencia en contra del gobierno de los Estados Unidos”. Trump dejó finalmente el cargo el 20 de enero y Biden se convirtió en presidente.

A lo largo de su mandato Trump dijo muchas más mentiras. De hecho de acuerdo a The Washington Post, en promedio pronunció seis mentiras al día en su primer año de gobierno, 16 diarias en el segundo, 22 en el tercero y 39 cada 24 horas en su último año, incluyendo la repetición más de 800 veces de la Gran Mentira, como se le conoce ahora al supuesto robo electoral. Una mentira que envenenará la vida política de esta nación por mucho tiempo, si tomamos en cuenta que 74 millones de personas votaron por él y el 79 por ciento de los republicanos lo aprueban y están con él, aún después de la insurrección.

Pero Trump mentía desde antes, nadie olvida aquella otra gran mentira que promovió respecto a que Barack Obama, entonces presidente, no había nacido en Estados Unidos sino en Kenia y que por lo tanto era un mandatario ilegítimo. Insistía en que el certificado de nacimiento emitido en Hawaii era falso. Mentira que siguen creyendo 34 por ciento de los estadounidenses.

Los seguidores del ex presidente no sólo creyeron y se motivaron ciegamente con sus mentiras, sino que creen de la misma manera en una serie de conspiraciones y teorías totalmente descabelladas que los llevó a estar seguros de que Trump antes que dejar el poder declararía la Ley Marcial, arrestaría a líderes demócratas y los enviaría para ser colgados en Guantánamo.

Con sus cuentas cerradas en Facebook y Twitter para comunicarse, el violento grupo de trumpistas conocido como QAnon, creyó leer una señal en el hecho de que Trump, en su discurso de despedida, cuando aseguró que de una forma u otra volvería, lo hizo teniendo como fondo 17 banderas estadounidenses, dado que la Q es la décimo séptima letra en el alfabeto.

Quizás por eso es que ahora aseguran que Trump volverá a Washington para retomar posesión de la Casa Blanca el próximo 4 de marzo, cuando según ellos, es el comienzo de una nueva república.

Este falso rumor ha cobrado fuerza debido a que el Trump Hotel en esta capital, subió el precio de la habitación para esa noche de $596 dólares a ,331 como ha sucedido cada vez que los seguidores del expresidente tienen un evento especial aquí. El 6 de enero el hospedaje ahí alcanzó los ocho mil dólares diarios, pero no se sabe si algunos de los revoltosos atraídos por sus mentiras, entre los que había de todo, hasta los que vinieron en avión privado, se hospedaron ahí.

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