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Un paréntesis necesario

Un paréntesis necesario

Un paréntesis necesario

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“Uno es el hombre que anda por la tierra y descubre la luz”

Jaime Sabines

Durante las próximas semanas nuestro país vivirá unas elecciones llamadas a ser las más importantes de los tiempos recientes. No es para menos: el escenario político es bastante complicado puesto que el micrófono está en un solo lado y genera polémicas a diestra y siniestra.

Precisamente ahora que estamos entrando de lleno en este proceso electoral que (como es costumbre), saturará con spots y propaganda política las ondas de radio y televisión, los sitios de internet, las bardas y postes de las colonias, quiero aprovechar este espacio para ofrecer una breve pausa (aunque también es una invitación continua).

El 25 de marzo, apenas unos días después de iniciada la primavera, se celebró el 95° aniversario del nacimiento de Jaime Sabines. De algún modo podría decirse que él es el poeta mexicano más reconocido y reconocible por lo que respecta a su obra, al lado de Amado Nervo, Sor Juana u Octavio Paz.

Aunque suene paradójico, Sabines resulta un personaje interesante debido a su vocación literaria que combinó con el trabajo político por su natal Chiapas; fue contemporáneo de Rosario Castellanos, otra chiapaneca ilustre, quien además fue diplomática en Israel a principios de la década de 1970.

Es probable que más de un suspiro o de un cariñoso recuerdo hayan sido provocados por sus versos construidos sin las aparentes complejidades de la poesía, que entran por el oído y que remueven sensaciones que creíamos desconocer: “Te quiero, amor, amor absurdamente,/ tontamente, perdido, iluminado,/ soñando rosas e inventando estrellas/ y diciéndote adiós yendo a tu lado.”

Además, en ese hecho de recordar que la poesía puede ser disfrutada por el lector de a pie, porque él también era uno de esos. Su poema “El peatón” es una muestra de ello, cuenta por mera humildad que nadie lo reconoce por ser poeta y que, en lugar de eso, habrá de ser un peatón: “¡Eso es!, dice Jaime. No soy un poeta: soy un peatón.”

Esa especie de reconocimiento propio se amplió cuando ofreció un recital en Bellas Artes en 1997 (disponible en Youtube) en que recibió ovaciones, porras y todo el cariño de sus lectores. Es obvio: nadie permanece igual luego de descubrir la luz de su obra poética.

La lectura de buenos libros puede ser también una manera de despejar las turbulencias de lo cotidiano. La poesía abre un paréntesis para la reflexión, para la belleza de las palabras.

Un respiro se vuelve necesario, un poema aún más.

Vicecoordinador de Grupo Parlamentario del PRD

@jorgegavino