Opinión

Una decisión personal

Una decisión personal

Una decisión personal

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Libertad, orden y progreso,

la libertad como medio, el orden como base,

y el progreso como fin.

Gabino Barreda

En pleno 2020, pocos son los países que cuentan con regulación respecto al uso de la marihuana, entre ellos, Estados Unidos de América, siendo California el primero de sus Estados en permitir su uso medicinal (1996) y Washington y Colorado los primeros en regular su uso recreativo (2012). A partir de entonces, otros estados como Alaska, Massachussets, Oregon y recientemente Illinois, se han sumado a la permisión lúdica y medicinal, algunos más únicamente a la terapéutica.

En nuestro país, desafortunadamente, varios años después aún seguimos desgarrándonos las vestiduras porque no se ha legislado correcta ni suficientemente este tema. Además de reglamentar el uso de fármacos que contengan derivados del cannabis, la Ley General de Salud dispone que la posesión menor a 5 gramos de marihuana (sin importar su fin) no es considerada delito, pero sí lo es la siembra, cultivo, cosecha, transporte y, en general, las actividades comerciales vinculadas.

Así las cosas, era y hasta hoy sigue siendo en extremo contradictoria la permisión para consumir, anulada por la prohibición para conseguir. De hecho, en el artículo 9 de la estrenada Constitución Política de la Ciudad de México, se establece como derecho a la salud, el uso médico y terapéutico del cannabis que quedó supeditado a lo que, en su momento, se dispusiera en la ley respectiva.

Apenas el pasado miércoles 26 de febrero, las Comisiones Unidas de Justicia; Salud; y Estudios Legislativos Segunda, todas del Senado de la República, iniciaron los trabajos de regulación de cannabis y ayer 4 de marzo aprobaron el dictamen correspondiente que hoy habría de someterse a la aprobación del Pleno para luego pasar a la Cámara de Diputados. Con él se reformaría el Código Penal Federal (CPF) eliminando supuestos que hoy criminalizan actividades vinculadas con el consumo individual de la planta, se modificaría la Ley General de Salud y se expediría la Ley para la Regulación del Cannabis (LRC).

En la LRC, por lo que se refiere al consumo personal, el dictamen establece la posibilidad de portar hasta 28 gramos por persona y la licitud de sembrar, plantar, cultivar, cosechar, aprovechar y preparar hasta 4 plantas por persona. Eso sí, excluyendo por completo cualquier acto de comercio, suministro, enajenación, distribución o algún otro que pueda perjudicar a terceros.

Además, quedaría prohibido tanto en la LRC como en el CPF emplear a niñas, niños y adolescentes en cualquier actividad relacionada con la siembra, el cultivo, la plantación, la cosecha, el comercio, la producción, la distribución, el suministro, la venta y el consumo del cannabis.

Respecto al uso medicinal de la planta, considerando la condición de necesidad en que se encontrarían las personas que la requieren, estarían exentas de trámites administrativos que sí se requieren para uso lúdico.

¡Ya era hora! Para mí, el consumo de esta sustancia nunca ha debido criminalizarse sino atenderse desde la óptica de la salud pública. Otra vez y siempre la prevención es lo primero y lo más importante, por ejemplo, intensas campañas informativas de los efectos que ella puede ocasionar en la salud personal, y quizás más de las consecuencias, directas e indirectas, que se puedan suscitar al encontrarse bajo su influencia. Nótese, es como cualquier otra sustancia, cuyo consumo es libre y por ello no nos exime de la responsabilidad de nuestras acciones y para ellas sí que ya existe un amplio catálogo normativo.

Lo prohibido es infortunadamente lo que a veces más se anhela. Por eso, una ventaja de esta apertura, que reconoce la libertad de autodeterminarse como persona, es que restaría importante margen de acción a los actores criminales que históricamente han acaparado este lucrativo negocio, el del narcotráfico, cuyo mercado negro año tras año ha propiciado miles de muertes, secuestros, violaciones y otros tantos delitos vinculados a la delincuencia organizada.

Tengo la firme convicción de que la liberalización del uso recreativo de la marihuana no debería representar un grave peligro para la salud pública. Pensemos en esto ¿Si mañana se permite el uso absoluto de la planta usted la utilizaría? Estoy seguro que México no va a correr a consumirla y menos aún a depender de ella.

Dejemos atrás la postura paternalista del Estado, cuidándonos de nosotros mismos. El intento quizás fue necesario, pero nunca dio los resultados esperados, es hora transitar por otra vía, una donde la responsabilidad sea personal, como siempre, en este y todos los temas, ha debido ser.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

@capastranac