
Heredera de un legendario imperio, pareciera a los ojos de muchos tenerlo todo: amor salud y mucho dinero; no obstante para otros no ha dejado de ser una “una pobre niña rica”.
Athina Onassis encontró el amor pero la pregunta en el aire es: podrá superar no sólo la herencia del imperio formado por su abuelo, Aristóteles Onassis, calculada en poco más de 2 mil millones de euros, sino además ser feliz y no seguir el triste sendero de las mujeres de su familia.
La fortuna amasada por su abuelo, acrecentada con el paso de los años, consiste entre otras cosas en: una gigantesca colección de joyas y piezas de arte; propiedades en París, Ginebra, Atenas e Ibiza; así como intereses en más de 200 bancos internacionales.
Athina posee hoy día el control de esto y más, desde luego también es dueña de Skorpios la memorable isla que vio los apasionados romances de su abuelo con Jackie Kennedy y María Callas.
La joven tiene muy claro que tanta fama y fortuna son el precio que ha marcado las desgracias en su familia y por ello desde que cumplió 18 años, y se hizo acreedora de la primera parte de su herencia, aseguró que destinaría grandes cantidades de dinero a obras de beneficencia.
Según ella quisiera quedarse “con sólo 20 millones para desarrollar un criadero de caballos” sería feliz.
Incluso ha llegado a afirmar que le gustaría “olvidar el apellido Onassis: “es la causa de todos los problemas”.
Semejantes declaraciones no son para menos, desde niña tuvo que lidiar con la muerte de su madre y tiempo después, cuando fue consiente de qué significaba el apellido Onassis, comenzó cargar con los éxitos y vergüenzas familiares.
Y es que las “peculiaridades” de la familia no son de poca monta: una abuela poco sana mentalmente que se suicidó en plena juventud; una madre que murió de sobredosis de anfetaminas y pagaba a su padre hasta 10 mil dólares porque se quedara un noche a su lado.
Además de un tío que pereció en un “misterioso” accidente aéreo, y por si le faltaba algo, un abuelo que fue íntimo de Winston Churchill, Frank Sinatra y segundo esposo de la mítica Jacqueline Kennedy, nada más.
No es difícil imaginar que muchos pensaran que con semejantes antecedentes familiares Athina llevaría una vida de desenfreno, pero en realidad está muy lejos de ella.
Lo que es un hecho es que desdeña su cuantiosa herencia, y que planea deshacerse de ella poco a poco; sólo falta responde de dónde proviene el dinero de los Onassis.
El viejo tiburón de los negocios Aristóteles Onassis, fue un hombre seductor, audaz, rápido, espléndido amigo y temible competidor, cualidades indispensables para quién busca fortuna.
Sus orígenes no son precisamente humildes, de hecho perteneció a una familia medianamente acomodada, pero durante la ocupación turca en Grecia conoció la miseria, el hambre y la pérdida.
La población de Esmira, lugar donde nació, fue ocupada por los turcos, su padre fue encarcelado y los bienes familiares incautados.
Aristóteles, que sólo tenía 16 años en ese entonces, descubrió en su facilidad para las relaciones públicas no sólo el método para sacar de la cárcel a su padre, sino la mejor de sus armas para emprender negocios.
Un año más tarde, en 1923 , se embarcó a América y llegó a Argentina sin oficio, ni relaciones, parientes o estudios profesionales.
Seis meses después trabajó como ayudante de electricista en una compañía de teléfonos y de ahí comprendió el valor de la información oportuna, escuchó la conversación de unos corredores de bolsa y aprendió a jugar con las acciones.
Más tarde, a los 23 años, se inició en el comercio del tabaco, por ese entonces conoció al magnate naviero Nicolàs Mihanovich, modelo a seguir por Onassis.
Poco a poco dejó el tabaco y se lanzó a la conquista del negocio naviero.
Después de la Primera Guerra Mundial se intensificaron notablemente los fletes marítimos , hubo una fuerte demanda de las embarcaciones apropiadas especialmente para el traslado de petróleo.
Después de sus inversiones en navíos sufrió un fuerte revés económico, pero se recuperó nuevamente gracias a que le nombraron Cónsul griego y tomó su primera Flota Mercante. A los 34 años compró su primer barco petrolero.
Siendo un hombre pudiente y en constante crecimiento se unió con Tina Livanos, la primera señora Onassis, cuando ésta tenía sólo 17 años y él 46.
En 1948 nació Alexander, su único hijo varón, y dos años más tarde Cristina, madre de la actual heredera, Athina Onassis.
A medida que creció la fortuna del abuelo de Athina, crecieron sus escándalos y del número de portadas de revistas del jet-set en las que apareció.
Su hija Cristina se casó a los17 años, y ese fue el primero de cuatro matrimonios que derivaron en millonarios divorcios y finalmente la muerte “por despecho y depresión” de la millonaria mujer.
Al morir su madre Athina vivió con su padre Thierry Roussel, y su mujer la modelo sueca Gaby Landhage, con quien sostiene una relación de años, que nunca se interrumpió, ni con el matrimonio de éste con Cristina.
El acierto del padre de Athina, Thierry, fue haberla criado de la manera más normal posible, alejada de los reflectores y la vida pública.
Al parecer eso la convirtió en una joven juiciosa que ha decido romper con el círculo que ha enmarcado a su familia durante años.
Se casa por amor, y por convicción pues tiene más de dos años viviendo con el jinete brasileño Alvaro Affonso, y hasta el momento parece no importarle que se rumore que el matrimonio de parte de él es por interés.
Y así, con 2 mil millones de euros en la bolsa y con un novio divorciado, padre de un pequeño Athina decidió utilizar la audacia y suspicacia que usará su abuelo para los negocios para ser feliz y forjar una vida tranquila, después de su boda el próximo tres de diciembre.
Además, claro está, de seguir pensando en cómo deshacerse de los mil 980 millones de euros que le quedarán cuando haya donado todo a la caridad y sólo se quede con el dinero suficiente para construir su anhelando centro de crianza para caballos.
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