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Emilio Carranza, el héroe arrebatado por el rayo
Ya se sabe que los locos años veinte estaban impregnados de modernidad: la fiebre por la radio se metía, lenta pero decididamente en la vida hogareña de los mexicanos; se construían estadios y escuelas y se afirmaba que el concreto aseguraría la permanencia de las nuevas obras. Aquellos locos que se empeñaban en surcar los aires a bordo de máquinas voladoras deseaban ir cada vez más alto y más lejos. Era inevitable que, entre tanta pasión y tanto optimismo, la muerte decidiera arrebatar a uno de aquellos elegidos.Bertha Hernández -
Cuando el Estado se metió en los modos de morir
Como quien mira el viejo negativo de una película fotográfica y pretende recuperar los detalles de lo que fue un momento en la vida de alguien, documentos como las normas producidas por los gobiernos liberales del siglo XIX permiten las prácticas y costumbres que hace más de 150 años incomodaban profundamente a quienes gobernaban en México. Querían, nada menos enseñarle a la gente qué hacer con sus muertos, cómo dolerse de la ausencia de alguien querido y evitar que un funeral cualquiera se volviera un mitote de puebloBertha Hernández -
La emergencia alfabetizadora de Jaime Torres Bodet
En 1944, cuando el mundo entero seguía con atención y con zozobra el desarrollo de la segunda guerra mundial, había, aunque suene extraño, quien, entre la oscuridad, alcanzaba a avizorar tiempos mejores una vez que pasara el conflicto. Y aquel hombre, que tenía alma de poeta y estaba contagiado de la pasión por llevar la educación a todos los rincones de México, decidió que urgía entrar en acciónBertha Hernández -
El catolicismo soterrado en tiempos del conflicto religioso
Pasado el pánico inicial por el cierre de los templos, en lo que era el inicio del conflicto religioso detonado por el gobierno de Plutarco Elías Calles, y mientras algunos estados de la República se incendiaban al grito de “¡Viva Cristo Rey!”, en muchas ciudades los creyentes católicos empezaron a desarrollar una resistencia tenaz: unos se convirtieron en apoyo para las fuerzas que empezaron a ser llamadas cristeras; otros prestaron casas y abrieron sus puertas y sus sótanos para que, fuera de los templos, se siguieran administrando los sacramentosBertha Hernández -
Ser católico en tiempos de la suspensión de cultos
El 24 de julio de 1926, la iglesia católica anunció la suspensión del culto y el cierre de sus templos en todo el territorio mexicano. Era la respuesta a la llamada Ley Calles, que pretendía normar parte de las labores sacerdotales e imponía sanciones penales a quienes no observaran las nuevas normas. Lo que es hoy un capítulo de nuestra historia política, fue, hace casi un siglo, un drama para la gente de a pie, que eran creyentes sin preocuparse por lo que dijera el presidenteBertha Hernández -
La radio, la modernidad y los mexicanos
Del juguete científico a la vida transformada; de los entretenimientos en teatros y cines, a la función musical en la sala de la casa. La llegada de la radio comercial a México cambió hábitos, creó costumbres, modificó la vida en algunos barrios y formó audiencias masivas de verdad. Surgieron verdaderos éxitos melódicos y los ídolos de masas parecían estar al alcance de cualquiera que pudiera pagarse uno de esos aparatos fantásticos que encerraban diversión, disfrute y un pedacito de futuroBertha Hernández -
Los funerales de los héroes del Molino del Rey
El recuento de la invasión estadunidense a territorio mexicano adquirió tintes trágicos a medida que las tropas extranjeras se acercaban a la ciudad de México. Todo mundo sabe, en la actualidad, que las tropas defensoras opusieron resistencia, con todo lo que tenían. Y, con el orgullo hecho pedazos, había que darse tiempo para dar sepultura digna a los héroes de la Patria.Bertha Hernández -
¿Cómo formó Hidalgo al primer ejército insurgente?
Después de arengar a los habitantes del pueblo de Dolores, Miguel Hidalgo debió ocuparse, junto con sus compañeros de conspiración, de armar el que sería el primer ejército de la insurgencia. Desde el principio los trató de una manera honrosa: serían héroes. “Pocas horas me faltan para que me veáis marchar a la cabeza de los hombres que se precian de ser libres”, le advirtió a sus feligreses. Luego, puso manos a la obraBertha Hernández -
A medio siglo del golpe militar en Chile
El México de los años setenta del siglo pasado era un país de diversiones sencillas. La gente se emocionaba con contenidos televisivos cuyas referencias venían de un mundo relacionado con la vida de las comunidades pequeñas: un barrio, un edificio de departamentos, la cuadra en la que se vivía, una parte de la colonia. Pero también miraba al mundo. El gobierno de Luis Echeverría tenía una intensa vida diplomática. Era imposible no reaccionar al cuartelazo que derrocó a Salvador AllendeBertha hernández -
Libros de texto gratuitos: intimidades de una guerra por la educación
Todo se complementa con las publicaciones, con las planas impresas, con las mañas, con las decisiones de emergencia: todo eso y más es la historia inicial de los libros que, sesenta y cuatro años después, siguen teniendo esa importancia nacionalBertha Hernández -
Casos sin resolver: el asesinato de Víctor Yturbe, “El Pirulí”
Habrá quien diga que los años 80 del siglo pasado fueron tiempos tormentosos para los mexicanos, y tendrá razón. Pero también eran días, comparados con el presente, un tanto inocentes. Sin TLC, sin comida rápida de franquicia en cada esquina, apenas asomaba eso que ahora llamamos globalidad. Poco a poco, el crimen organizado se filtraba por los diversos ámbitos de la vida pública, y a él se le achacaban, en modo especulativo, extraños asesinatos, muertes insólitas, como la de un popular cantante romántico.Bertha Hernández -
Acapulco, el virreinato y el comercio global
La Nueva España fue global aún antes de que a alguien se le ocurriera inventar ese término contemporáneo. Puente real entre dos mundos, la joya de la América española dio mucho qué ganar no solo a la corona, sino a los audaces que se embarcaban hacia el oriente, y a quienes, emocionados, esperaban la tornavuelta para emprender un intenso mercadeo. Pero antes, debían hacer la aventura de llegar a ese puerto, del que entraban y salían numerosos objetos de deseoBertha Hernández -
Crimen en la carretera: la muerte del candidato Torre Cantú
Todos daban por hecho que ganaría las elecciones tamaulipecas en aquel accidentado 2010. Pero nunca llegó a su cierre de campaña. Las oleadas de violencia alcanzaron a la política, pero nadie pensaba que, por muy echados para adelante que fueran los criminales que se autonombraban dueños del estado entero, se atreverían a matar a aquel hombre, que era el virtual gobernador electo.Bertha Hernández -
Adolfo de la Huerta: un secretario de Hacienda muy negociador
Fascinados por la peculiar combinación de político y cantante de ópera, acaso miramos con menos intensidad la figura del secretario de Hacienda del gobierno de Álvaro Obregón. Pero aquel hombre, con formación de contador, que para 1921 ya había sido antirreeleccionista, revolucionario, cónsul en Nueva York, gobernador de Sonora, y por breve periodo, presidente de la República, tenía grandes capacidades para establecer acuerdos. Cuando llegó al despacho donde se conducían las finanzas nacionales, logró cosas esenciales para el joven gobierno posrevolucionarioBertha Hernández -
El año terrible: la muerte de José Francisco Ruiz Massieu
México ha pasado por épocas oscuras y aciagas. Pocas, en el pasado reciente, como los agitados años noventa del siglo pasado. Muchos de los habitantes de nuestro presente todavía recuerdan aquel 1994, lleno de incertidumbres, de temores, de amargas sorpresas, entre las cuales se dieron dos magnicidios.Bertha Hernández -
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Crimen en el aeropuerto: así murió el cardenal Posadas
La última década del siglo XX fue oscura y dolorosa para México en más de un sentido. Algunos de los grandes casos sangrientos de la época revelaron lo mucho que había crecido la brutal red del narcotráfico, cuyos líderes perdieron el pudor para solventar sus pugnas en las situaciones que mejor les conviniera, no importaba si se trataba de un sitio público, a plena luz del día, y si, en esas relampagueantes acciones de venganza, se llevaban por delante otras vidas, completamente ajenas a sus luchas. No les importaba, aunque conmocionaran a México entero.Bertha Hernández -
Epitafios: historias de héroes, próceres y amores
De muchos personajes, mayores y menores, de la historia de México, solamente nos queda un puñado de polvo y algunas frases labradas en las lápidas que cubren sus tumbas. Algunas narraban hechos heroicos, otras contaban amores malogrados. Otras, simplemente, intentaban resumir el dolor de la separación o biografías sencillas de gente buena, sin grandes historias, pero que también dejaron huella.Bertha Hernández -
Aureliano Rivera Yarahuán: agente judicial, asesino y secuestrador
Parecía que el México de los años 80 del siglo pasado ya no se asombraba de nada, y menos en materia de nota roja. A lo largo de ocho décadas la memoria criminal del país conservaba historias tremendas y oscuras. Pero México iba cambiando, y nuevas maneras de pensar la vida leían de otra manera las historias de sangre. Se habló de causas profundas, de derechos humanos, de corrupción, de impunidad. Pero hubo un caso que estremeció e indignó a todos por igual.Bertha Hernández -
La tragedia del comandante Florentino Ventura
Siempre estuvieron ahí: policías agudos, de cabeza fría, de corazón bien templado; habituados a mirar de frente a la muerte y, si se hacía necesario, sentarse a negociar con el diablo. Detectives, agentes del Servicio Secreto, policías, superpolicías. A esa especie pertenecía aquel hombre que murió de una manera oscura, enigmática, y que, más de treinta años después, tiene todavía un fuerte aroma a crimen sin resolver.Bertha Hernández