El archivo de Ángel Rama está lleno de proyectos editoriales para América
Una sucursal de Siglo XXI en Caracas, una colección sobre la historia de la cultura de AL, son algunos, cuenta su hija Amparo Rama
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En el archivo del escritor y crítico uruguayo Ángel Rama (1926-1983) no sólo hay dos estantes con cientos de cartas enviadas por amigos, también hay testimonios de proyectos que quiso impulsar, por ejemplo, hacer una sucursal de la editorial Siglo XXI en Caracas o lanzar una colección sobre la historia de la cultura latinoamericana, ésas y algunas otras anécdotas son las comparte en entrevista Amparo Rama.
La hija del también editor adelanta a Crónica que rescata la correspondencia amorosa entre su padre y su segunda esposa, Marta Traba, quienes murieron en un accidente de avión, vuelo en el que también perdió la vida el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia.
“La correspondencia de mi papá son dos estantes de 22 carpetas apretaditas de cartas recibidas, no enviadas. Estuve cuatro años dedicada a recuperar esa correspondencia, al punto de que transcribí 1200 cartas y se editaron 400 de 90 corresponsales”, narra Amparo Rama y muestra el libro Ángel Rama. Una vida en cartas, Correspondencia 1944-1983 (Estuario Editora).
La hija comenta que sólo 80 cartas estaban en el archivo y algunas que dejaron amigos de su padre: Rafael Gutiérrez Girardot, Jean Franco y Antonio Cornejo Polar.
¿Sigue trabajando el archivo?
Estoy en un proyecto con el hijo de Marta Traba para editar las cartas entre mi padre y ella, ya tenemos el material, se necesita tiempo para acomodarla, quizá un año y a ver ser si sale porque hay que conseguir financiamiento para editarla.
La correspondencia es amorosa, es muy linda porque son dos personas que se quisieron muchísimo, que se apoyaron, que combinaban intelectualmente proyectos similares y miradas sobre la cultura latinoamericana.
¿Son cartas de cuando se conocieron?
Sí, pero después tuvieron periodos de separación porque Marta ya no quería estar en Caracas (donde vivieron exiliados tras el golpe de estado en Uruguay en 1973), entonces se fue a Barcelona, estuvo como un año y medio allá, pero de todas se maneras se vieron porque mi papá viajaba, es en ese tiempo que se cartearon a diario, también cuando papá estuvo en Puerto Rico y Marta en Colombia.
Después hay cartas en Montevideo y Los Ángeles, es una correspondencia diaria, ha sido bastante difícil ordenarlas porque Marta no las fechaba y porque no siempre hay una respuesta a la carta previa.
¿Qué años abarcan?
Más o menos de 1966 cuando invitan a Ángel Rama por primera vez a dar clases en Colombia, hasta 1971 y 1973, después todo 1978 y parte de 1979, al ser cartas diarias podemos tener un libro de alrededor de 300 páginas.
RELACIÓN CON MÉXICO
En la mayoría de las cartas que ha recuperado Amparo Rama, el tema que prevalece es la cultura latinoamericana. Así lo externa durante su visita al país, en específico a la UNAM, con motivo de la Filuni.
“Mi padre fue un articulador y un tejedor de redes que empezaron con el semanario Marcha en Montevideo, ahí aparecieron escritores latinoamericanos que no escribían hasta ese momento, mi padre dirigió las páginas literarias del semanario en los años 60 en plena eclosión de la Revolución Cubana”, señala.
Rama se convirtió en un militante de Casa de las Américas, agrega la hija. “Participó en el comité redactor de la revista, pero como ya tenía una gran red, empezó a ayudarlos con los jurados, fue un intermediario. Después vino toda la dificultad, él percibió muy temprano cómo la revolución tuvo limitaciones sobre el mundo de la cultura y eso lo preocupaba”.
¿En las cartas aparece la relación con México?
Él venía mucho a México, Leopoldo Zea fue una pieza clave para el armado de la Biblioteca Ayacucho, esa colección que él inventa en Venezuela cuando ese país jugó un rol latinoamericanista importante.
Mi padre también tenía mucha vinculación con Arnaldo Orfila, director de Siglo XXI y que había sido antes director del Fondo de Cultura Económica (FCE), reprodujo la historia (del despido de Orfila) en Marcha y tenía la correspondencia, la busqué y estaban todas las cartas que papá le había escrito, había cosas divertidas como que quería hacer una sucursal de Siglo XXI en Caracas para los docentes universitarios.
La correspondencia tiene eso, hay muchísimos proyectos, por ejemplo, una colección de 50 tomos de la historia de la cultura latinoamericana para editarse en Estados Unidos. Todos esos proyectos él los pensó como algo más importante que su obra, Marta, su mujer, le peleaba mucho diciéndole: deja de hacer todo eso que no te reditúa, escribe tus cosas.