Cultura

Eduardo Matos y Juan Villoro ingresarán a la Academia Nacional de Arquitectura

Serán miembros honorarios de la institución y la ceremonia se realiza este jueves a las 12:00 horas en la Sala Manuel M Ponce del Palacio de Bellas Artes.

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Eduardo Matos Moctezuma también es Premio Crónica.,

Eduardo Matos Moctezuma también es Premio Crónica.,

El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma y el escritor Juan Villoro ingresará este jueves 4 de agosto a la Academia Nacional de Arquitectura como miembros honorarios, en reconocimiento a su trayectoria y correspondencias con la especialidad.

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De esta nueva distinción, Matos Moctezuma, también Premio Crónica, señala que le dio un gusto enorme recibir la llamada del presidente de la Academia Nacional de Arquitectura, José Francisco Reygadas, quien “me comunicó que se me había elegido junto con Juan Villoro (Premio Crónica). La ceremonia de ingreso será a las 12:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

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En entrevista, Matos Moctezuma cuenta que el reconocimiento es por la trayectoria profesional y sus correspondencias con la arquitectura, por lo cual en el discurso que ofrecerá, describe como México es un país de una gran tradición arquitectónica desde el mundo prehispánico, pasando por la etapa colonial hasta el tiempo actual.

“Tenemos vestigios de la época prehispánica con sus primeras aldeas hasta el desarrollo de sus grandes ciudades planificadas como Teotihuacan, Monte Albán y diversos lugares de la zona maya. Son un buen número de sitios urbanos en el México prehispánico”.

Por ser arqueólogo, añade Matos Moctezuma, en muchos momentos tuve cercanía con arquitectos destacados para estudios u otros proyectos. Primero fue con Miguel Messmacher, que también era arqueólogo, y con él elaboramos lo que se conoce como Proyecto Cholula, un plan integral del cual Miguel era el coordinador general de antropólogos, lingüistas, arqueólogos, arquitectos, entre otros especialistas.

Juan Villoro también es Premio Crónica.

Juan Villoro también es Premio Crónica.

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“Con él aprendí mucho en el cargo que tenía como jefe de campo de las excavaciones y también asistí al curso de Arquitectura Prehispánica que daba en la Escuela Nacional de Antropología. Fui su ayudante en esa cátedra y, después de un tiempo, me hice cargo de dictar ese curso en la ENAH”.

En el discurso, añade Matos Moctezuma, cuento mi cercanía con el arquitecto Ignacio Marquina, quien escribió ese libro impresionante que es “Arquitectura prehispánica”, un volumen clásico en la materia y en el cual reúne las diferentes regiones arqueológicas con el detalle de sitios, planos, cortes, fotografías. Es una obra monumental.

Para 1967, recuerda el arqueólogo, Marquina fue nombrado director de Monumentos Prehispánicos del INAH y “a mí, muy joven, me nombraron subjefe. En ese cargo pude aprender mucho, no sólo de aspectos administrativos por la experiencia que tenía Marquina, sino también temas arqueológicos y en relación a la arquitectura. Con el tiempo, Ignacio se retira y asumí la dirección de Monumentos Prehispánicos”.

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Tras estos años, tuve otros encuentros y trabajos, añade Matos Moctezuma, con arquitectos como Pedro Ramírez Vázquez. “Con él me tocó construir el Museo del Templo Mayor. Hice el guion museográfico y Pedro el edificio basado en ese guion, mientras que el museógrafo fue Miguel Ángel Fernández”.

En las pláticas que teníamos los tres, explica el arqueólogo, le comenté a Pedro que el museo tuviera la misma orientación que tuvo el Templo Mayor: viendo hacia el poniente y que lo dividiera en dos alas, una dedicada a la presencia de Tláloc, y la otra a la presencia de Huitzilopochtli. “Él hizo un diseño genial para que pudiera expresarse el edificio y sus dioses”.

Juntos, añade Matos Moctezuma, trabajamos en la construcción del Museo de Teotihuacan, un proyecto importante porque “escogí el lugar donde había estado el antiguo museo que había hecho Leopoldo Batres a principios del siglo XX. El nuevo recinto es asombroso porque Pedro Ramírez, en un área de 27 por 36 metros, que pareciera muy reducida, pero es un modelo de arquitectura porque muestra perfectamente lo que fue Teotihuacan.

Estos encuentros con arquitectos, finaliza el arqueólogo, fueron aprendizajes muy importantes, porque profundizaron mis conocimientos a ese interés que siempre he tenido por la arquitectura del país, especialmente la prehispánica.