Fabio Morábito: “Escribir un libro de sólo primeras páginas, sería el sueño de todo escritor”
Es la que te atrapa de manera brutal. Luego te acostumbras a la voz del narrador y la emoción se pierde, explica el autor
entrevista
La vejez y la decadencia como dos realidades que debemos encarar, los versos como palabras que nos muerden y pensar que el estilo de un escritor es la gestualidad de las palabras, son algunas ideas que plasma el escritor Fabio Morábito (Alejandría, 1955) en su poemario “A cada cual su cielo”.
El autor se cuestiona en esta obra editada por Ediciones Era si será posible crear un libro de primeras páginas o si los poetas aceptarían perder un diente por cada buen poema.
“En el fondo, poder escribir un libro de puras primeras páginas sería el sueño de todo escritor porque la primera página es la que te atrapa de manera brutal. Luego, tanto en prosa como en la poesía, uno empieza a acostumbrarse a la voz del narrador, empieza a entrar en un surco y esa emoción de la primera página donde todo era posible, se pierde”, expresa.
Morábito indica que escribir un libro de primeras páginas que se enlacen sería el libro de los libros. “Es decir, que la emoción estuviera al tope todo el tiempo, pero uno acepta que no puede ser así, como en la vida no podemos tener todos los minutos excitantes”.
En el poema que alude a esa idea, el autor coloca a su madre como protagonista.
“Una lectora ávida a la que le agradezco porque ese ejemplo me lo dio para leer, pero al mismo tiempo esa avidez tiene un riesgo de insatisfacción permanente. Mi madre fue mi maestra de lectura y rechacé de ella esa excitación buscada a toda costa porque es el peor camino para leer”, comparte.
¿Los versos deben mordernos?
Me pregunté si sería capaz de sacrificar un diente con tal de escribir un buen poema y una es pregunta que le haría a un poeta. En efecto, encontré esta relación en el juego del poeta-diente-verso de que hay que escribir versos que muerdan, que sientas una dentellada, si no son totalmente retóricos y de nada sirven.
En los más de 50 poemas, Morábito habla de la enfermedad y la vejez. “Todo el libro es de la vejez de mis padres, entre el libro anterior y éste conocí la decrepitud en sus cuerpos, de pronto envejecieron de una manera severa, se enfermaron, tenía que estar al tanto y ver la decrepitud en otro es verla en ti mismo o verla en todo, como una realidad que nos pertenece desde siempre”, indica.
Morábito notó que percatarse de la vejez produce cierta hostilidad como si fuera culpa de las personas envejecer. “Ese sentimiento se propagó a todos los poemas, es un libro donde la vejez y decadencia está presente como algo que debemos de encarar”.
En otro poema, el Premio Xavier Villaurrutia 2018 narra su charla con un ciego, momento en el que reflexionó sobre la gestualidad.
“Una tarde hablando con un ciego, una conversación muy agradable, de repente me sentí desvalido porque mi expresión facial que es tan importante en cualquier charla, ahí no opera, entonces tenía que hacer un esfuerzo suplementario para sustituir con la palabra toda la gestualidad y la expresión del cuerpo”, relata.
Morábito sintió impotencia comunicativa, lo mismo que el protagonista de otro de sus poemas: el ultimo hablante de una lengua. “Es una tragedia comunicativa alguien que tiene un idioma que no le sirve para nada, que no lo puede hablar con nadie”.
¿El estilo de un autor es esa gestualidad?
La palabra es abstracta pero acompañada de una gestualidad que en la escritura se llama estilo, comienza a cobrar sentido; sin estilo la comunicación sería absolutamente nula, existiría teóricamente.
El estilo es un concepto de lo más escurridizo, nadie lo entiende perfectamente y es muy difícil hablar del estilo del escritor.
Por ejemplo, el estilo de García Márquez, por decir alguien que evidentemente tiene un estilo inconfundible, pero al momento de describir ese estilo te pierdes porque es una escritura de lo más correcta y clásica que nada tiene que ver con ese mundo delirante imaginativo. Entonces terminan por decir lugares comunes: tiene un estilo fluido como si hubiera un estilo atrabancado.
¿La patria se puede dibujar?
Morábito explica que oficialmente tiene sentido en un mapa, sin embargo, vivimos en realidades de otro tipo. “La patria es un concepto abstracto, cómo describir un país, cómo decir en este país o en este otro, ahí entran de nuevo los lugares comunes: por la lengua, por la comida. ¿Quien puede describir un país, una ciudad?”, cuestiona.