Cultura

Finalista del Premio Planeta: El estalinismo no fue juzgado por la historia

En mis novelas intento entender cómo las personas normales y corrientes gestionan sus sentimientos, dice Paloma Sánchez

opinión

la escritora Paloma Sánchez.

la escritora Paloma Sánchez.

La escritora madrileña Paloma Sánchez-Garnica, finalista de la 70 edición del conocido Premio Planeta, considera que el estalinismo no ha sido juzgado por la historia como lo ha sido el nazismo, dos totalitarismos en los que ambienta su novela galardonada "Últimos días en Berlín".

La obra, presentada al galardón con el título "Hijos de la ira" y con el seudónimo de Yuri Zhivago, en homenaje a la novela de Boris Pasternak, es una historia de "amor y amistad" ambientada entre los años 30 y 40 del pasado siglo y en la que habla de las consecuencias del totalitarismo en la vida cotidiana.

En esta novela, Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) ha intentado comprender cómo fue posible que Europa no imaginara lo que iba a ocurrir y los ciudadanos alemanes "no fueran capaces de ver el peligro que se les venía encima".

"En mis novelas intento entender cómo las personas normales y corrientes gestionan sus sentimientos y en este caso cómo vivieron el ascenso del nazismo o, en la otra cara de la moneda, como vivieron el estalinismo", explica la autora en una entrevista con Efe.

"Mientras los mecanismos y el entramado del nazismo han sido muy estudiados -agrega-, el estalinismo nunca ha sido juzgado, aún está por juzgar, porque salió vencedor de la Segunda Guerra Mundial, un sistema opaco del que no se conocían las prácticas en los gulags ni de cómo desaparecía la gente".

La novela está protagonizada por Yuri Santacruz, un joven de madre rusa y padre español que no renuncia al sueño de reencontrarse con su madre y su hermano a los que tuvo que abandonar en la URSS huyendo del régimen estalinista y que se trasladará posteriormente al Berlín de los años 30, donde vivirá el ascenso del nazismo.

Un protagonista al que acompañarán dos mujeres "muy potentes y totalmente opuestas en su carácter y forma de vida", que componen esta novela "coral" que acaba en 1945, cuando el ejército soviético entra en la capital alemana.

"En la vida somos lo que somos por la gente que tenemos alrededor y actuamos de acuerdo con lo que se cruza en nuestro camino, y eso es lo que reflejo en mis novelas", indica.

Así, agrega Paloma Sánchez-Garnica, en esa época el miedo "ejercía un poder extraordinario, no solo en Alemania sino sobre todo en la URSS, un sistema terrorífico del que se sabe muy poco".

Unos totalitarismos de los que en la actualidad "nos creemos a salvo, libres en una sociedad acomodada y avanzada, pensando que en nuestra democracia no pueden ocurrir", pero, advierte la autora, puede volver a suceder.

"El peligro siempre existe y no deberíamos nunca bajar la guardia y confiar en que eso no nos va a ocurrir a nosotros: eso mismo pensaron los alemanes, no solo los arios, sino también los alemanes judíos", afirma Sánchez-Garnica.

Y recuerda que en 1933 había medio millón de alemanes judíos que habían estado totalmente integrados en la sociedad y cómo a lo largo de ese año salieron solo unos 37.000 de Alemania y en los cinco siguientes, cuando el antisemitismo nazi les acorralaba y les despojaba de todos sus derechos, abandonaron el país no muchos más, de tal forma que permanecieron 350.000. "¿Por qué no se dieron cuenta de esa amenaza o por qué creyeron que no podría durar mucho?", se pregunta la autora.

Paloma Sánchez-Garnica vuelve en esta novela, que supera las 600 páginas, al Berlín en el que ya ambientó otra de sus novelas, una capital por la que confiesa su predilección: "Es una ciudad que ha sabido asimilar su propia historia, sus propias culpas y hacerlas visibles".

Sobre el premio finalista que recibió el viernes por la noche en una gala presidida por los reyes en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), Sánchez-Garnica expresó su alegría tras una época en la que mucha gente se ha quedado en el camino, "en esta sociedad que creíamos tan segura".

El Premio Planeta, el más popular en España otorgado por una entidad privada, es además el que tiene una mayor dotación económica, desde este año un millón de euros para el ganador y 200.000 euros para el finalista, además de la gran repercusión social que tienen por el peso de la editorial que los otorga.

Como muestra de la proyección que tiene este premio, este año se presentaron 654 novelas, de las que 152 procedían de Latinoamérica.

Según Sánchez-Garnica, el ser finalista del Planeta da la posibilidad a sus personajes "de llegar a lectores que de otra forma no llegaría, que es lo más satisfactorio que le puede suceder a una escritora", recalca la escritora.

La galardonada es autora de "El gran arcano" (2006), "La brisa de Oriente" (2009), "El alma de las piedras" (2010), que tuvo un gran éxito entre los lectores; "Las tres heridas" (2012), así como de "La sonata del silencio", de la que se hizo una adaptación para una serie en la televisión pública española (TVE).

"Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido", de la que se publicaron cinco ediciones y fue vendida a todos los países de habla anglosajona, obtuvo el Premio de Novela Fernando Lara 2016.

Para la que era hasta ahora su última novela, "La sospecha de Sofía", también está proyectada su adaptación audiovisual, esta vez para la gran pantalla, según explica Sánchez-Garnica.