Cultura

"Hay que fortalecer la educación comouna vía hacia la transformación social”

Mauro Jarquín habla de su libro “La pedagogía del capital”, un análisis del sistema educativo y cultural

entrevista

Mauro Jarquín es politólogo egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Mauro Jarquín es politólogo egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Mauro Jarquín es politólogo egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde actualmente estudia la maestría en Estudios Políticos y Sociales. Recientemente la editorial Akal editó su libro “La pedagogía del capital”, en donde analiza el sistema educativo y cultural mexicano con base en las leyes políticas y económicas de la actualidad. Al respecto charlamos con él.

-En tu libro evidencias una intervención de organismos multilaterales que han operado para modificar los sistemas educativos y pasar así a un sistema educativo global, ¿cómo explicar esto?

El debate educativo se ha mantenido muy activo últimamente, tanto por la coyuntura de la pandemia, como por el propio proceso político amplio, al interior del sistema educativo nacional. En este intercambio de opiniones, a veces sumamente ríspido, hemos visto que han intervenido distintos actores (sectores académicos, grupos empresariales, familias organizadas, formaciones magisteriales diversas, etc.), los cuales se muestran preocupados por el futuro de nuestras escuelas, y de las generaciones de estudiantes que las habitan. Que organismos multilaterales, bancas de desarrollo, corporaciones, etc., se muestren interesados en participar del diseño y organización de los sistemas educativos, no es una novedad. La educación, pues, en tanto espacio de interacción entre las dimensiones individual y colectiva de la existencia, resulta fundamental en el devenir de cualquier sociedad y cualquier proyecto político. Lo anterior ha generado que múltiples actores, nacionales e internacionales, desarrollen un gran interés por participar de las discusiones y decisiones importantes en el sector educativo. La intervención de organismos como el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), etc., en el sector educativo, ha girado en torno a distintas temáticas a través del tiempo, entre las cuales resultan sobresalientes el interés por generar un capital humano pertinente para los procesos productivos, la transformación de las capacidades organizativas de los sistemas educativos, la reforma en los esquemas de carrera docente y el apuntalamiento de criterios de eficacia en las escuelas. Todo ello orientado a la búsqueda de una mejora en el logro de aprendizaje de los estudiantes. Si bien algunos de los principios mencionados pueden ser compartidos genéricamente por quienes estamos interesados en fortalecer la educación como una vía hacia la transformación social, la manera mediante la cual se transforman en política pública, es un punto abierto de disputa.

-Esta pedagogía que tiende al mercado, como mencionas, trata de direccionar a las personas con nuevos valores, ¿cuáles son estos éstos?

La noción pedagogía del capital ha sido formulada por distintos autores para referirse a una serie de prácticas que buscan asimilar el hecho educativo -formal o no- a las necesidades de la ganancia económica. Yo me encuentro en dicha tradición, considerando el análisis de políticas educativas determinadas, formas de gobierno educativo específicas y actores puntuales en el México de hoy. Es necesario recordar que el capital es una relación social que no produce únicamente mercancías, sino también reproduce sociabilidades particulares en las cuales se constituyen formas de ver el mundo, de estar en él y habitarlo. Dichas relaciones cruzan la individualidad de quienes intervienen en la valorización, condicionando así el devenir de sus vidas, proyectos y formas de conocer su contexto. En este proceso, operan también discursos sociales fomentados por sectores dominantes a partir del uso de medios masivos de comunicación, la muy desarrollada industria cultural y el Big Data, buscando con ello legitimar desigualdades y violencias (económicas, sexo-genéricas, étnicas, políticas) así como asignar un sentido normalizador a la precariedad extendida en nuestro tiempo. Un discurso aún muy importante es el de la flexibilidad y autonomía de la fuerza de trabajo en el siglo XXI, representada prístinamente, por ejemplo, en la película Sorry We Missed You, dirigida por Ken Loach en 2019. La narrativa de la flexibilidad busca hacer creer a quienes trabajan que la incertidumbre a futuro y la súperexplotación cotidiana son cuestiones enteramente normales, e incluso deseables, ya que la consecución del bienestar es una responsabilidad individual, que eventualmente llegará si nos esforzamos lo suficiente, si somos adaptables al medio productivo, si nos sentimos parte de la familia empresarial, adoptamos sus valores y consecuentemente orientamos nuestras prácticas en ese sentido. Lo que propongo en La pedagogía del capital, es que es posible encontrar en el campo educativo nacional un proyecto político-pedagógico de subsunción del proceso educativo a la lógica del mercado capitalista, el cual se ha buscado imponer desde los programas educativos nacionales, la burocracia educativa, la participación social en la educación y el ejercicio evaluativo.

-Mauro, tras la Reforma Educativa de 2013, y la llegada del nuevo gobierno, ¿en dónde está parado hoy el Sistema Educativo Mexicano y cuáles son los retos desde tu punto de vista?

Primero, es preciso decir que la Reforma Educativa 2013 no murió -pese a los dichos oficiales y también los de la oposición- con los relativos cambios constitucionales del gobierno de la 4T. Esto es así porque, si desenfocamos el debate de un nivel digamos, documental, relativo a la lectura literal de los contenidos en las leyes y normatividades oficiales, los cuales obviamente cambian porque ello es parte del mismo performance gubernamental, y nos centramos en los valores subyacentes a tales leyes, podemos encontrar que el gerencialismo, elemento fundamental de la pedagogía del capital, sigue vigente. Por otro lado, si analizamos el proceso político de ambas reformas, que considero realmente interesante, podemos darnos cuenta que, en ambas experiencias, las leyes educativas fueron producto de acuerdos cupulares, esencialmente. Más allá de los ejercicios de parlamento abierto y la consulta extendida a millones de docentes, a la par de la mirada gerencial, se mantiene también una dirección centralizada y cupular en la política educativa federal. Claro que han cambiado algunos programas, se han generado otros y eso realmente es importante también. Pero considero que mientras el binomio gerencialismo/política cupular se mantenga vigente en la toma de decisiones sobre educación, difícilmente podremos hablar de un cambio sustancial.