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El capitán de los europeos busca contrarrestar el ambiente hostil que vivirán en Bethpage Black, donde algunos fans rompen códigos deportivos

Luke Donald prepara con ‘método agresivo’ al equipo europeo para la Ryder Cup

Prevención. Luke Donald sabe que sus jugadores sentirán el rigor como equipo visitante de una eufórica masa de espectadores que les gritarán de todo. (Darren Carroll/PGA of America/PGA of America via Getty Images)

Tanta es la obsesión de Estados Unidos y Europa por conquistar la Copa Ryder cada dos años que cualquier recurso es válido para obtener el preciado trofeo dorado. Es un título que queda grabado en el corazón de los golfistas, porque no solo se juega para alimentar una carrera individual, sino también para mantener bien alto el orgullo de pertenecer a un país o a un continente.

Los 12 jugadores de cada equipo se desviven por alcanzar los 14 puntos a lo largo de tres jornadas en las que los fans, muchas veces, rompen con los habituales códigos de este deporte. A diferencia del PGA Tour, no hay respeto por todos los protagonistas: se defiende a rajatablas a un solo bando, hoyo por hoyo, partido por partido. Y con el mayor griterío posible.

El campo de Bethpage Black, ubicado en Farmingdale, intimida por su dificultad, pero también por el impulsivo e indisciplinado público neoyorquino. Desde detrás de las sogas se escucharán epítetos de todo calibre, potenciados por los litros de cerveza.

El equipo de Europa sabe perfectamente que, del viernes 26 al domingo 28 de este mes, sentirá el rigor como visitante de una eufórica masa de espectadores.

Unidos no serán vencidos. El equipo de Europa para la Ryder Cup muestra camaradería en todo momento. (@RyderCupEurope)

¡Insultos como terapia!

Pero para contrarrestar el efecto negativo y que no se vean perjudicados en su concentración y en el juego, el capitán del equipo europeo, Luke Donald, encontró una solución en la tecnología: les entregó a sus jugadores unas gafas con auriculares cargados con todo tipo de insultos; audios de los más dolorosos y nauseabundos; bajezas que pueden llegar a oír durante sus caminatas por el fairway. Una manera masoquista de prepararse ante un entorno deportivamente hostil.

El inglés repartió los regalos -una suerte de “headseats” de realidad virtual-, durante la cena del equipo europeo celebrada el martes de la semana pasada en Wentworth, adonde asistieron también los caddies y familiares más cercanos de los jugadores.

Son aparatos que nada tienen que ver con música relajante o podcasts de mindfulness o inspiración, sino programados para propalar una batería de agresiones verbales. Muchos ya están acostumbrándose los oídos. “Nos dijeron: ‘¿Hasta dónde quieres llegar con el nivel de insultos?’”, explicó McIlroy. “Y yo respondí: ‘Tan lejos como quieras’. Es solo para simular las imágenes, los sonidos y el ruido. Tendremos que lidiar con eso”.

Lo que venga. Rory McIlroy cree que todo es diferente cuando están en el campo, es un enfrentamiento con la realidad. (Foto especial)

Europa no gana en suelo estadounidense desde 2012

La búsqueda es desensibilizarse lo máximo posible antes de llegar al tee del hoyo 1 de la Bethpage Black, una cancha que ya en su ingreso les advierte a los jugadores amateurs acerca de la “extrema dificultad” del recorrido, solo para niveles altos. La atención de Donald a cada detalle es muy conocida, pero ésta es una jugada sorprendente y tal vez necesaria: Europa no gana en suelo estadounidense por la Ryder Cup desde 2012, aquella victoria con remontada que se conoció como “El Milagro de Medinah”.

“Estamos haciendo todo lo posible para prepararnos bien para lo que se sentirá ese viernes”, mencionó Rory McIlroy, el último campeón del Masters, que se planteó dos objetivos más de aquí hasta el final de su carrera: uno es ganar la Ryder de visitante; el otro es conseguir una medalla olímpica, en Los Ángeles 2028 o cuando sea.

  • Igual, más allá de cualquier recurso extra, el norirlandés prefiere ser realista: “Nada puede prepararte verdaderamente hasta que no estés en el torneo. Puedes usar todas las gafas de realidad virtual que quieras y hacer todo lo que hemos estado intentando para prepararnos, pero una vez que lleguemos al primer tee el viernes, nos tocará lidiar con lo que venga”.

Insultos no publicables

  • Interrogado acerca de qué mensajes les llegan a través de sus auriculares, respondió: “No quieran saberlo. No es para publicar…”. Asimismo, más allá de lo novedoso, el N° 2 del mundo quiere bajar los decibeles: “Por más que hablemos mucho de esto, acerca de un público enfurecido, después podríamos llegar al torneo y pensar: ‘Bueno, esto no es tan malo como imaginábamos’. Sabes que te vas a enfrentar no solo a un gran equipo, sino también a la afición. Eso conlleva sus desafíos”.
Mirada fija. Luke Donald cuida hasta el más mínimo detalle para ganar para Europa la Ryder Cup. (Foto especial)

Donald les recomendó a sus jugadores usar los headseats en sus ratos libres y muchos eligieron someterse a esa catarata de agresiones durante el largo viaje de Londres a Bethpage que realizaron el domingo por la noche.

Aparentemente, no les fue fácil conciliar el sueño. Más allá de esta posible ayuda tecnológica, el equipo europeo aprovechó en los últimos días para realizar varias rondas de práctica en el escenario de la Ryder.

Los europeos ya reconocieron el campo

Como suele ocurrir, se recrearon distintas situaciones de juego que pueden plantearse en los formatos por pareja, tanto en los fourballs (cada uno juega con su propia pelota) o los foursomes (una sola pelota, con golpes alternados). En suma, llevan adelante un vital reconocimiento del campo (7352 yardas, par 70), con las posiciones de bandera, la ubicación de los bunkers y la velocidad de los greens, entre muchas otras variables.

Tienen espíritu de grupo

Es así que la cuenta oficial del equipo europeo en X exhibe, por ejemplo, los potentes drives de Victor Hovland, Tommy Fleetwood y Ludvig Aberg, el campeonato de chipping entre Shane Lowry y McIlroy –dos íntimos amigos- y algún festejo de entrenamiento de Jon Rahm, que se desempeña en el LIV, el circuito de Arabia Saudita. Todo, en un clima de ilusión, camaradería y espíritu de grupo, tal como suele ocurrir en los días previos de esta prestigiosa competencia.

A Europa le espera la titánica tarea de vencer a los dirigidos por Keegan Bradley, que tiene en Scottie Scheffler a su as de espadas, y defender con éxito el título conseguido en Roma en 2023. La curiosa estrategia de Donald apunta a emular a Tony Jacklin, Bernard Gallacher, Bernhard Langer y José María Olazábal, todos capitanes visitantes victoriosos.

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