Escenario

‘Agua en las branquias’, un emotivo relato sobre reconciliarse con la naturaleza

ENTREVISTA. El cineasta italiano Marco Schiavon visitó el país para presentar su cortometraje documental en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara

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Fotograma del cortometraje Agua en las branquias.

Fotograma del cortometraje Agua en las branquias.

CORTESIA

Tras presentarse en el SoleLuna Doc Film Festival de Italia, Água nas guelras (Agua en las branquias) del director italiano Marco Schiavon, estrenó en la edición 37 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) como parte de su Selección Oficial en la sección en competencia de Cortometraje Iberoamericano Documental. En Crónica Escenario tuvimos la oportunidad de charlar con el realizador italiano acerca de este emotivo cortometraje.

Este cortometraje portugués, a cargo de la productora ETHNO, relata la inmersión ritual de Franz, un hombre que durante su niñez se mudó con su familia de una gran ciudad alemana a una pequeña isla perdida en el Océano Atlántico, las Islas Azores, donde con el paso del tiempo logró descubrirse a sí mismo y concebir una vida muy diferente a la que tenía mientras surgía una conexión profunda entre él y su entorno natural.

Schiavon expresó de inicio cómo es que nació la idea para este relato de un hombre que encontró en una isla un balance perfecto entre la naturaleza y su vida. “Lo que quería investigar era la energía que hay en la isla y cuando hice mi primer viaje a las Azores sentí ese estilo de vida diferente. Existía esta música y ese silencio, esa manera de convivir de las personas, única. Además el universo visual hace que el proyecto sea completamente distinto a capturar de una ciudad o cualquier otro lado. Me atreví a intentar hacer un retrato de esa pequeña comunidad, de esa tierra”.

El filme se vio por primera vez en el SoleLuna Doc Film Festival de Italia.

El filme se vio por primera vez en el SoleLuna Doc Film Festival de Italia.

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“Me atrajo la idea de ver este lugar a través de los ojos de alguien que venía de fuera, como lo es Franz, que además decidió quedarse a vivir ahí mientras muchos jóvenes prefieren la idea de salir de esta isla para buscar algo más me dio la sensación de que era una forma de mostrar lo bueno y lo malo de la vida y sus posibilidades”, añadió el italiano.

A su vez, Marco confesó que, en el proceso de realización de esta historia, experimentó una sensación que le ha cambiado la perspectiva de vida del realizador. “Vivía y aún vivo ahí, pero de una forma un tanto diferente. Tengo un conflicto entre quedarme en la ciudad que me atrae por la arquitectura y la apertura a la cultura, pero en la que tengo que aguantar el ruido, la violencia o la contaminación inherente a ella. Por otro lado está la opción de tener una vida sana, más sencilla, de estar más ligado a la naturaleza de una forma más ancestral pero que conlleva un aislamiento mayor y una poca accesibilidad a otros aspectos. Comencé después de este relato a reconsiderar mis prioridades. Viví ya seis meses en las Azores antes de venir al FICG y es una experiencia muy fuerte que me ha hecho reconsiderar mis valores, a valorar más mi tiempo e incluso inclinarme hacia algo más espiritual”.

Si bien hacer cine es una labor hermosa, la labor detrás de cámaras puede ser una experiencia difícil, aunque otorgue la satisfacción de las lecciones aprendidas. Al respecto, Marco explicó: “Me da mucha calma la parte de la observación que existe antes de la filmación, pero también ya estar detrás de la cámara y consigo tirar el tiempo para hacerlo de una forma más organizada es algo que me quita la tensión. Grabar es algo que me mueve mucho, tanto como la relación con mis personajes. En contraparte, la ansiedad del proceso creativo de las películas es todo lo que viene después, lo que conlleva conseguir fondos, la distribución, las relaciones públicas para mostrar el proyecto en festivales. Esa parte me lleva a constantemente aprender a contactarme más con las personas, pero si, es la observación de la condición humana, de las historias y lugares y cómo ellos se influyen mutuamente es algo que me estimula y me da calma, me da para meditar mientras miro la vida misma”.

Marco Schiavon durante la presentación del cortometraje en el FICG.

Marco Schiavon durante la presentación del cortometraje en el FICG.

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Asimismo, Schiavon reflexionó en retrospectiva todo lo hecho durante la filmación de este, su primer proyecto cinematográfico y las enseñanzas que le ha dejado para proyectos futuros. “Es mi primer cortometraje, lo filmé en el 2017 y ahora tengo más proyectos en desarrollo, pero éste fue mi gran escuela para hacer cine. Al hacer este filme y estar presente en todos los procesos viví la escuela de la realidad. Tomé decisiones para grabarlo en su momento que ahora no haría de la misma manera. También tuve procesos de producción que ahora realizaría de forma diferente. Pero en los que hago ahora y nacieron después he implementado formas de trabajar diferentes. Así es el mundo complejo de la industria cinematográfica y no todo me gusta de ello así que considero que estoy aún tratando de encontrar mi camino entre mi forma artesanal de hacer las películas y lo más industrial de la producción”, afirmó.

Su presencia en el FICG 37 es algo que lo entusiasmó desde que supo la noticia, sobre todo porque sería la primera vez que el joven director italiano vería su cinta en una sala de cine. “En su estreno mundial en Italia no pude estar presente. Verlo aquí, en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara me da mucha emoción. En sus exhibiciones he notado que los espectadores han variado pero la presencia de otros dos compañeros con la mía nos ha dado un intercambio de opiniones muy agradable. Fue en la segunda proyección donde me tocó estar solo con menos gente en la sala pero la conversación se volvió algo mucho más intenso entre los asistentes y yo. El público mostró su gusto hacia el corto y realizaron preguntas muy profundas. Es emocionante ver que tu trabajo final y el mensaje que quisiste comunicar lo recibe la gente de buena forma”, mencionó feliz Schiavon.

Para terminar, Marco nos adelantó un poco de lo que será su primer documental largo, un relato que está grabando en Bulgaria actualmente con una complejidad que no esperaba. “La cinta hablará sobre un movimiento espiritual que nació a inicios del siglo pasado y es algo muy especial. No soy una persona muy religiosa del todo pero creo que existe algo más detrás de ello que no conseguimos ver ni tocar y eso es algo que me da mucha curiosidad de explorar porque ellos tienen una sensibilidad diferente que no va por las apariencias o las modas sino que es algo más profundo y de lo que tienen un conocimiento más complejo. Hay algo ahí que ofrece muchas reflexiones para quienes creen o no en ello y funciona como un espejo para decidir como sociedad si estamos listos para recibir algunas de esas inquietudes que la cinta busca capturar. Es algo muy complejo de hacer para mi con mucha teoría y conocimientos además de que es un reto para intentar, como el director nuevo que soy, de restituir la complejidad que merece esta historia”, concluyó.