Escenario

“Además de la violencia, en las comunidades indígenas también debemos hablar del amor”: Ana Laura Calderón

ENTREVISTA. La cineasta mexicana estrenó en salas de cine comerciales su más reciente filme Corazón de mezquite, que ha figurado en festivales alrededor del mundo

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El filme es protagonizado por Mayrin Buitimea.

El filme es protagonizado por Mayrin Buitimea.

CORTESIA

Corazón de mezquite es uno de los filmes mexicanos que más han circulado en festivales internacionales en el último par de años. Un total de 34 invitaciones en el mundo confirman este argumento. Se trata de un filme familiar cuya historia es la combinación de la perspectiva de una niña que desafía las tradiciones de su comunidad con la visión, casi documental, de su directora Ana Laura Calderón (Dibujando el cielo, 2018).

El filme cuenta la historia de Lucía (Mayrin Buitimea), quien es una niña yoreme y lo que más quiere en la vida es tocar el arpa. Huérfana de madre vive con su padre Fidel (Ianis Guerrero) y sus abuelos. Fidel es arpero. Los músicos son muy importantes porque son considerados los guardianes de las tradiciones. Lucía quiere tocar, pero Fidel no la deja porque el arpa representa a la mujer por lo que una mujer no puede tocar a otra. A pesar de todo ello, el abuelo le enseña a escondidas. Las fiestas se acercan y Fidel es gravemente herido. El abuelo tiene que irse a trabajar. El pueblo está muy preocupado, no hay nadie más que pueda tocar el arpa...

Esto es lo que plantea la sinopsis oficial de Corazón de mezquite una historia que también tiene su conexión con la realidad desde la leyenda de una mujer arpera, que existió realmente en la comunidad yoreme hace casi 100 años y a quien se le rinde homenaje en este luminoso filme.

“Es una película inspiradora para motivar a las personas a ser lo que quieran ser en la vida. A la arpera llegué por Ana Paula Pintado, quien es una antropóloga que hace su debut como guionista con esta película. Ella me llevó a un trabajo y ahí un danzante pascol nos estaba hablando de las tradiciones y siempre se refería a los varones y ahí le pregunté si no había mujeres y me dijeron que no, pero como fui insistente nos contó de esta mujer que sí tocó el arpa”, expresó la cineasta Ana Laura Calderón en entrevista con Crónica Escenario.

“Al final del día encontramos a las sobrinas nietas de aquella señora, quienes también aparecen en la película a modo de personajes. Nos contaron como esa señora murió sola y triste alejada de la comunidad por luchar por lo que ella quería. Pensamos que ese no era el mensaje que queríamos dar y nos inclinamos por la niña protagonista. Pero sí, toda la situación está inspirada en la historia real de la arpera”, añadió la cineasta a propósito del reciente estreno del filme en salas comerciales.

El único actor profesional que participa es Ianis Guerrero.

El único actor profesional que participa es Ianis Guerrero.

CORTESIA

La realizadora encuentra en la murada infantil una propuesta narrativa en la que el espectador puede identificar las problemáticas de su entorno, desde la violencia a las problemáticas como comunidad indígena, pero sin recurrir al morbo visual.

“La película está hecha del punto de vista de una niña. Cuando somos niños vemos el mundo distinto, hay cosas que no se ven. Incluso pasa eso de tener la sensación de haber tenido una niñez muy feliz pero después descubrir que los papás se la pasaban peleando o cosas similares. Por eso creo que la inocencia y lo que deciden ver los niños fueron unas de las razones por las cuales la película se vuelca a la fábula del arpa y la familia”, comentó.

Desde ese punto de vista, el filme destaca porque, a diferencia de otros filmes sobre comunidades rurales e indígenas, Corazón de mezquite quita el foco de la violencia y lo concentra en el sueño de una niña porque sea natural que una mujer toque un arpa contra todo arraigo cultural.

“En un conservatorio que tuve en Francia, me preguntaron de todo tipo de temas sobre las comunidades indígenas. Ana Paula lleva años investigando y conoce bien sus problemas de violencia pero no queríamos en la película hablar de eso. Queríamos una película más humana, porque además de la violencia, en las comunidades indígenas también existe el amor. Debemos hablar de él”, destacó la cineasta.

“Buscamos hacer conciencia sobre las cosas que están pasando, como la pérdida de la lengua o las dificultades de las tierras; sobre las pérdidas de las tradiciones o las rivalidades, especialmente, sobre el racismo, ya no solo entre los yoremes y los yoris sino como mexicanos hacia ellos”, continuó. 

La cineasta Ana Laura Calderón.

La cineasta Ana Laura Calderón.

CORTESIA

“A México lo amo pero sé que somos bien racistas desde pequeños. Muchas cosas que vemos en la televisión nos llevan hacia ese lado y creo que eso tiene que cambiar. Soy de las que piensa que todos somos iguales como individuos y ningún color de piel debe definir quién eres. También sé que unos tienen mejores oportunidades que otros y eso hay que cuestionarlo”, destacó.

Es por eso que el filme se inclina a desafiar al espectador desde lo luminoso. Lo invita a romper barreras desde los sueños. Esto coincide, además, con la necesidad de cambiar la perspectiva de la sociedad por el año pandémico: “Nos dimos cuenta que justo ahora, quisiera yo decir que saliendo de la pandemia, ver una película como esta que es una caricia al corazón es el tipo de cine que necesitamos por todo los momentos oscuros que vivimos en los últimos tiempos”, dijo Calderón.

Finalmente, vale la pena destacar que el filme ha llegado a conectar con mujeres de diversos rincones del planeta, desde su hija, quien recién nacida estuvo al lado de Ana Laura Calderón en el rodaje, hasta mujeres de Arabia Saudita:

“Hace unas semanas la película abrió el primer Festival Iberoamericano de Cine en Arabia Saudita, eso para nosotros fue un honor maravilloso porque además es un país complicado para las mujeres. Me preguntan que si se han cambiado cosas pero yo no lo sé, pero el hecho de estar ahí y que se abran espacios para el diálogo me parece muy valioso”, dijo la cineasta

“Mi hija vio la película y cuando salió de verla me dijo que quería ser doctora y no cocinera como pensaba antes. La película ahí me dice que puede generar semillas sobre inquietudes no solo con los niños de México, sino del mundo”, concluyó.