Caminar entre las miles de mercaderías que se venden en los tianguis navideños de la ciudad, es adentrarse de lleno a la temporada de las fiestas que más gustan a la gente, y el que se instala en el Parque Morelos no es la excepción, entre los puestos que se sitúan cada año en este tradicional punto nada falta para que los hogares tapatíos que así lo deseen se adornen de brillantes colores.
Pese a que el Parque está en obra por las remodelaciones que se llevan a cabo dentro de éste, los comerciantes lograron instalarse sobre la calle Reforma para ofrecer a los compradores toda clase de adornos para las casas y colocar el tradicional pino de navidad o Nacimiento, aunque se compre poco, resulta ser una verdadera delicia pasear por el mismo, pues es una oportunidad de conocer las novedades que hay en materia de adornos, y a la vez, comer alguna golosina de la temporada.
Toda una profusión de dorados, plateados, rojos, y verdes reciben a los visitantes al ingresar al tianguis, en donde se pueden encontrar figuras de Santa Claus de diferentes tamaños, estrellas de Belén de manufactura de todo tipo, personajes para el Nacimiento, listones, esferas, luces y más luces, hasta manteles y adornos de cerámica, renos, jarras, platos, en realidad se confunden en los estantes a la espera de compradores.
Hasta el lugar huele a Navidad, pues los pinos naturales que ahí se expenden dejan la sensación de la temporada, mientras los compradores recorren pasillos y pequeños túneles que se forman entre los puestos y el sinfín de mercaderías navideñas que ahí pueden encontrarse.
Los precios varían dependiendo del material y del comerciante, y es una aventura encontrar las mejores ofertas, el ir y venir de la gente que pregunta si tienen determinado adorno, los precios y los pregones que algunos se atreven a dar para tratar de lograr una mayor clientela forman un alegre barullo en la zona.
La actividad cambia por horas, hay momentos en que todo está estático y hay pocos clientes, por la tarde noche, cuando ya ha caído el sol se encienden las luces de los adornos que se venden y asemeja una verdadera villa navideña, la gente va y viene, calculando, comparando y comprando lo mejor para llevar un trocito de Navidad a sus hogares.
(Fotos: Andrea García)
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