Después de una larga espera, pasan por sus patines, niños, jóvenes y adultos; aunque un poco pesados estos zapatos, con la emoción se aligeran para disponerse a usarlos. Antes de entrar reciben una pequeña instrucción sobre seguridad. Ingresan uno a uno, cada persona que visita la pista se ríe de nervios, y por qué no, hasta de frío.
Los más inexpertos caminan sujetándose de la barra de metal que rodea la pista, es como ver al pequeño Bambi, dando sus primeros pasos. Otras personas andan como si tuvieran las rodillas “enamoradas”, esas que hasta para caminar están juntas. Ahora los chicos y chicas de experiencia de nivel medio, toman poco a poco el control de la pista y aunque no alcanzan velocidades altas, disfrutan de la noche.
Los expertos se hacen presentes conforme llega la noche. Hacen derrapes, como si fueran vehículos al estilo “Rápido y Furioso: Reto Tokio”. Caen, se levantan y vuelven a tomar impulso para así dejar una huella “visual” para los que son espectadores y para los que quieren aprender a viajar a esas velocidades.
Lo mágico del momento nocturno comienza cuando “Don Barredora” entra con su pala para remover lo que se hizo “raspado”. Ya limpia de imperfecciones, entran a la pista un grupo de chicos y chicas para dar un breve espectáculo de movimientos y coordinación.
Puede asistir con su familia a la pista de hielo de lunes a viernes de 10:00 a 21:00 horas y los sábados y domingos de 9:00 a 21:00 horas. Los turnos para acceder a patinar sobre hielo son de media hora y la capacidad de la pista es de 200 personas a la vez.
lg
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