El 2015 ya pasó, pero sus juegos siguen dando de qué hablar. Y una de las menciones obligadas surgió un 15 de septiembre de 2015; “Undertale”, un juego que a la fecha debe tomarse con calma, pues su vasto mundo, su fresco dialogo, y su simple, pero difícil sistema de juego, lo convierten en un juego ideal para todos.
Hace mucho tiempo, los humanos y los monstruos vivían en armonía juntos. El estallido de una guerra da como resultado que los monstruos sean exiliados bajo tierra, y la única puerta a su mundo está en el monte Ebott, en el cual inicia la aventura del pequeño al que toca controlar. Su premisa simple engancha gracias a su nostálgico estilo noventero.
En los juegos indies los diálogos son una parte central de la obra, pues en ellos se entabla una conversación directa con los creadores del juego, y “Undertale” es, precisamente, una plática muy amena. Toby Fox (su creador) tiene mucho que contar, y la manera relajada en que los NPC se comunican deja en claro que la intención es que lo pases bien, con una comedia juvenil, y que te sumerjas en el mundo que se te presenta. Incluso con la fantasía desbordante y los personajes tan poco realistas, llegas a interesante por lo que se te intenta contar.
Pero probablemente lo más revolucionario de “Undertale” sea sus mecánicas. El juego rechaza la dogmática fórmula de terminar con tus enemigos para ofrecer colar un mensaje de comprensión y de progreso. Como tal, ante la pantalla de combate, nos sumergimos en una conversación en la que tendremos que seguir una serie de puzles móviles con el fin de convencer a nuestro oponente, y responder de manera coherente a lo que se nos esté diciendo. Por supuesto esta opción no es la única, y si lo que le va al jugador es ir repartiendo golpes, también tiene esa posibilidad, aunque el final de la aventura dependerá de cómo se ha afrontado la situación.
Gracias a su mecánica, “Undertale” supera con sus 16 bits a muchos de los juegos de las grandes industrias. Esta obra parte desde la nostalgia hasta llegar al desafío actual en el que las mecánicas deben ofrecer un desafío progresivo para mantener vivo al respetable sin que deje por eso de ser un recorrido disfrutable.
La interacción del jugador con los personajes le completa en su intención de juego de rol. A diferencia de otros títulos RPG en los que la inmersión depende de nuestra interacción con el personaje, el incremento de sus estadísticas, su personalidad o su equipamiento, aquí nos sumergimos en las historias de los personajes alternos, y nuestro avatar representa justamente eso, sólo un avatar, que no tarda en quedarse de lado para dejarnos a nosotros disfrutar del recorrido.
Incluso con todo lo dicho no podemos dejar de lado el contexto en el que se encuentra esta obra, y cabe mencionar que dicho contexto es lo que deja en claro el mayor fallo del juego. El mensaje final peca de ser demasiado simplista, y el ambiente en el que se nos envuelve, incluso en sus partes más oscuras, no deja de ser demasiado suave, como si de un cuento infantil se tratase, dejándole atrás respecto a juegos como “Earthbound”, del que parece haber tomado mucha inspiración.
“Undertale” ofrece una experiencia que hoy en día sería difícil encontrar en la tendencia consumista que trata al videojuego más como un producto que como una obra que pretende ser contemplada, disfrutada y rejugada. Seas un veterano del videojuego o no, esta es una cita a la que vale la pena asistir.
lg
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