La verificación vehicular no es negociable y debe ser obligatoria, coincidieron especialistas en el tema que se dieron cita en la Casa ITESO Clavigero en la charla “¿Verificación vehicular? Diálogo sobre mitos y realidades”, que forma parte de las actividades del Seminario Permanente de Estudios de la Movilidad Urbana Sustentable (Semus) de la universidad.
En la sesión participaron Magdalena Ruiz Mejía, quien fuera titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) durante el sexenio de Aristóteles Sandoval; Carlos González Figueredo, coordinador de la Maestría en Ingeniería de Procesos y Productos y académico del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales del ITESO (DPTI), y la periodista y bióloga Violeta Meléndez Carranza, encargada de moderar la plática.
Para abrir debate, Meléndez puso sobre la mesa algunos datos duros en torno a la verificación vehicular en Jalisco, por ejemplo, que hay 4.6 millones de autos registrados hasta el año pasado, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), y que sólo se verificaron 225 mil autos, es decir, alrededor de 5 por ciento. Que en 2024, a tres meses de concluir el año, se ha verificado la mitad de los automóviles del año anterior, luego de que durante la última campaña electoral, Pablo Lemus, gobernador electo, prometió que la verificación sería gratuita. Que este año, 40 por ciento de los días hemos tenido mala calidad del aire, mientras que el año pasado fue 30 por ciento y a los 100 mil 871 autos que no pasaron dos veces la verificación les dieron, a todos, un permiso para seguir circulando y solo se han chatarrizado 20 vehículos durante el sexenio.
Para Ruiz Mejía hay evidencias suficientes para constatar que la verificación beneficia en la mejora de la calidad del aire, como lo demuestran estadísticas de aplanamiento en el Valle de México en donde el cumplimiento de verificaciones supera 92 por ciento.
“Cuando hablamos de verificación vehicular es uno de los rubros que marca una estrategia nacional en el tema de calidad del aire. Sí o sí tiene que haber verificación. Es un programa necesario, sí hay una relación directa, (durante su paso por el gobierno) hicimos un inventario general en relación con las emisiones del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) y sí están la mayoría relacionadas con el parque vehicular privado, es algo que está documentado en el informe Pro-Aire de Jalisco”. expresó.
Ruiz consideró que la calidad del aire debería de abordarse como un problema de salud pública, no solo como un problema medioambiental, y que se debería crear un comité intersectorial que aborde la estrategia de cambio climático, pero también una estrategia ligada a la salud.
“La mala calidad del aire enferma y mata gente, y está frase es profundamente terrible, y algo pasa en las personas que no lo alcanzan a ponderar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho énfasis en que hay una relación directa de las muertes por enfermedades cardiovasculares por temas de mala calidad del aire. (…) En México, frente a la evolución de las recomendaciones de la OMS, estamos un paso atrás”, añadió.
González Figueredo mencionó que 70 por ciento de las emisiones de gases contaminantes atmosféricos provienen del parque vehicular y que de los 4.6 millones de autos registrados en la entidad, al menos 60 por ciento tiene una vida mayor a los 16 años, es decir que se trata de vehículos obsoletos que generan mayores emisiones.
“Mecanismos como la verificación son importantes y necesarios para mejorar la calidad del aire. El tema de la resistencia a la verificación es una combinación entre percepción de la población de que tener un vehículo privado es algo aspiracional, sumado a que el transporte público que tenemos no es ni eficiente ni seguro ni confiable, eso genera las condiciones para que la población no quiera bajarse de los vehículos”, consideró.
Atacar el tema de la calidad del aire pasa por una planeación multifactorial, en la que se incluya una mejora en las estrategias de comunicación para que la población se apropie del problema; mejorar la capacidad de vigilancia por parte de las autoridades que velan por el cumplimiento de la norma; tener la disposición de los gobiernos de pagar el costo político y económico de implementar una verificación y de afrontar las posibles disconformidades sociales, y trabajar en el diseño de un sistema de transporte público más eficiente.
“Vale la pena manejar la parte de urbanismo como una dimensión también importante de la problemática. No es solamente lograr que los autos se verifiquen, ya son demasiados autos y aun cuando todos cumplan con la norma de emisiones estaríamos arriba de lo permisible para la calidad humana. Es necesario bajar a las personas del auto privado y subirlas al transporte público”, declaró.
También señaló que migrar hacia vehículos eléctricos e híbridos puede ayudar a mitigar el problema, sin embargo, esta visión debe estar acompañada de un programa eficiente, porque lo que podríamos estar haciendo es solo mover el problema hacia otro lado.
“El problema son las baterías cuando lleguen al final de su vida útil, saber qué se va a hacer con ellas. En la Unión Europea hay pocos centros que se encarguen del correcto manejo de estas baterías, apenas se están generando modelos económicos para minimizar este impacto. Ni en América Latina ni en Estados Unidos existe una estrategia ni un modelo económico para ver todo esto”, dijo.
Finalmente, los ponentes coincidieron que otra de las deudas pendientes es el tema del monitoreo de la calidad del aire, porque muchas de las estaciones que hay en el AMG están obsoletas, pues se compraron en los años noventa, por lo que su modernización –la cual ya comenzó con la inauguración de una unidad de monitoreo en la colonia Santa Margarita– es urgente, ya que, de acuerdo con la norma oficial mexicana, por cada 450 mil habitantes debería haber una estación, algo que no se cumple, además de que se deberían incluir otras zonas urbanas como Zapotlán El Grande, Puerto Vallarta o Lagos de Moreno.