Metrópoli

La guerra de territorios en el Metro de la Ciudad de México

Las feministas buscan un sano protocolo de convivencia con los ambulantes

CDMX

Foto: Jennifer Garlem

Foto: Jennifer Garlem

"La evolución de una toma de pasillos del Metro de la CDMX, se convirtió en guerra de comerciantes y nos ven como tianguis, como estorbo y la gente no ve el trasfondo, no sabe por lo que estamos pasando”, dice una de las jóvenes que pide anonimato.

Anteriormente ya se han visto quejas de los ciudadanos en redes sociales sobre los vendedores que ocupan gran parte de los pasillos en las estaciones más importantes del Metro de la CDMX, molestos por la obstrucción de los vendedores quienes buscan ganarse la vida con la venta de diferentes productos.

Al caminar por los pasillos de Tacuba se puede ver una gran variedad de puestos sobre mantas de colores, productos de belleza, dulces, artículos de novedad, libros, zapatos y hasta ropa que cuelga de las paredes; lo que distingue a las vendedoras son letreros y mantas en las que señalan que son un colectivo de feministas protestando contra la violencia económica.

Foto:Jennifer Garlem

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Crónica platicó con las activistas quienes señalaron que la protesta inició en el 2020 a raíz del abuso que sufrían las mujeres al realizar intercambios o ventas dentro del Metro (desafortunadamente cuando los vendedores ambulantes o vagoneros se percataron de lo que hacían, comenzaron a ser agredidas) y con la finalidad de mejorar la economía de las mujeres; se empezaron a organizar para juntarse en grupos y tomar como protesta pacífica las estaciones más importantes del Metro, como Hidalgo, Zapata y Ermita por mencionar algunas.

Quienes integran las agrupaciones se hacen llamar ‘mercadas’, son mujeres que buscan un mayor ingreso, otras que están ahí mientras encuentran trabajo, entre ellas amas de casa y profesionistas como abogadas, psicólogas, y hasta biólogas.

Las activistas señalaron que la mayoría de las mujeres que forman parte de la colectiva (como ellas llaman a su grupo), ha sufrido discriminación o se ha visto involucrada en casos de abuso. Muchas de ellas han pisado los Ministerios Públicos, ya que la misma policía se ha encargado de llevarlas.

Foto: Jennifer Garlem

Foto: Jennifer Garlem

Las entrevistadas señalaron que el colectivo apoya a las usuarias dando pláticas para orientar en procesos legales a las mujeres que se acercan a ellas.

“Hay mujeres que llegan con nosotras preguntándonos qué pueden hacer, ya que se han presentado varias veces a la fiscalía y no les han hecho caso; pero archivan nuestros expedientes, no hay seguimiento a nuestras carpetas ni a nuestros casos de trabajo, somos muchas mujeres que llevamos años sin encontrar trabajo”, comentó una de ellas.

La protesta pacífica que se encuentra en varias estaciones del Metro, en especial la de los transbordes, activa la economía no sólo de las mujeres que forman parte de la colectiva, sino también de otros comerciantes ya que muchas de ellas se encargan de activar el comercio en otros lugares, debido a las compras que tienen que hacer en otros establecimientos.

La gran variedad de productos de los puestos de la colectiva, hace que los usuarios del Metro se detengan a ver tranquilamente los productos, entre ellos puedes encontrar artesanías, artículos y ropa de segunda mano, libros, revistas, discos de acetato, productos de belleza, dulces y productos escolares.

Foto: Jennifer Garlem

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“Estamos en el movimiento para seguir generando mientras se abre una mejor oportunidad”.

Las activistas denunciaron que, desde marzo de este año, las agresiones de los vendedores ambulantes del Metro a los colectivos feministas han incrementado, patean su mercancía, las amenazan y hasta las golpean.

Contaron que a una de las integrantes le abrieron las piernas y los vendedores la comenzaron a patear, esto fue en el Metro Cuatro Caminos, a pesar de denunciar los hechos, las autoridades del Metro, hicieron caso omiso a su querella.

“El Metro no se hace responsable de nada, casualmente cuando hay agresiones no hay policías, nos hace pensar que están vendidos con la mafia de los comerciantes, el Metro tiene muchas entradas económicas y no sólo son de usuarios, esto ya es una lucha”, aseguró una de ellas.

Las activistas han pedido al gobierno capitalino:

  • Espacios seguros para las mujeres
  • Un espacio en el metro para poder seguir vendiendo y generando
  • Que se haga cargo de la violencia
  • Que limpie a los ambulantes

Señalaron que anteriormente entre colectivas se turnaban las estaciones, lo que se ha terminado gracias a las actitudes que tienen los vendedores ambulantes

“Éramos conscientes que todas las chicas querían generar y estar en diferentes estaciones, pero con los ambulantes ya no se puede hacer eso, ellos llegan desde las 5 de la mañana y apartan todo el espacio… Sabemos que no se puede erradicar el ambulantaje, estamos conscientes que ellos también lo hacen por necesidad, pero se puede llegar a un sano protocolo de convivencia. Los espacios públicos del Metro se han convertido en una guerra de territorios”.

La esencia de lo que inició como un paro, a donde cualquier mujer podría acercarse a informarse o pedir ayuda, desencadenó una serie de ataques por parte de los comerciantes.

“Es muy triste porque la doctrina de esto era lugares seguros para todas, el objetivo era que las morras vinieran a informarse, que tuvieran acceso a la información de abogadas y delegaciones, se ha vuelto más avaricioso por los ambulantes”.

Las entrevistadas señalaron que cuando han ido a presentar denuncias a los Ministerios Públicos, las mismas mujeres por las que son atendidas las tratan mal, “hay que ser valientes para seguir adelante, a veces hasta nos culpan de lo que nos pasa, realmente al personal le falta empatía”.

Centro Médico, Constitución y Pantitlán son estaciones que las colectivas no pueden pisar ya que han sido tomadas por los comerciantes, que pueden agredirlas si se llegan a plantar.

Foto: Jennifer Garlem

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“No tenemos horario, iniciábamos a mediodía, pero con los ambulantes que acaparan todo, nos vemos obligadas a negrear, ellos llegan antes y nos quitan los espacios, por eso también tomamos la decisión de llegar desde temprano… La evolución de una toma se volvió un comercio y nos ven como tianguis, como estorbo y la gente no ve el trasfondo, no sabe por lo que estamos pasando”.

Las activistas señalaron que no existe una representante, ni líder, “todas somos libres de opinar y tomar decisiones y tratamos de llevar una sana convivencia con todas las colectivas, incluso se cuida que no se repitan los productos que se venden, para no hacernos la mal obra”.

Dejaron muy claro que no piensan moverse de los pasillos del Metro hasta que el gobierno le dé una respuesta a su demanda.