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Candidata de Biden al Supremo defiende ante el Senado derechos de presos de Guantánamo

Ketanji Brown Jackson celebra este martes en cámara alta su segunda audiencia de confirmación para el cargo

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Ketanji Brown Jackson, este lunes, durante su primera jornada de audiencias de confirmación para la Corte Suprema ante el comité judicial del Senado de EU.

Ketanji Brown Jackson, este lunes, durante su primera jornada de audiencias de confirmación para la Corte Suprema ante el comité judicial del Senado de EU.

EFE / Mandel Ngan / Pool

La jueza Ketanji Brown Jackson, elegida por Joe Biden para ocupar un asiento en la Corte Suprema de Estados Unidos, defendió este martes su trabajo en defensa de presos de Guantánamo (Cuba) frente a las críticas de legisladores republicanos, al remarcar que "tienen derecho a una representación" bajo el sistema legal estadunidense.

Jackson, que podría convertirse en la primera mujer negra en llegar al Supremo, compareció este martes por segundo día consecutivo ante los 22 miembros -11 demócratas y 11 republicanos- del comité judicial del Senado, encargado de examinar su candidatura.

En respuesta a preguntas de los senadores, Jackson defendió su trabajo como abogada de oficio en defensa de presos acusados de terrorismo en la base naval de Guantánamo (Cuba).

Explicó que, después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, hubo abogados que se dieron cuenta que los valores de Estads Unidos estaban siendo atacados y decidieron que los terroristas no podían "ganar" cambiando la esencia de quién es el pueblo estadunidense.

"Eso significaba -afirmó- que aquellos que eran acusados por nuestro gobierno de haber participado en esas acciones, tenían derecho a una representación". Y, consideró, esa firmeza de principios es lo que hace al sistema estadunidense "el mejor en el mundo" y un modelo "ejemplar".

Recordó que ella estaba trabajando en la oficina federal de los abogados de oficio después de que, en 2004, la Corte Suprema determinara que los detenidos en Guantánamo tenían derecho a pedir que se revisaran las condiciones de su reclusión, una figura jurídica conocida como "habeas corpus".

"Los abogados de oficio no eligen quiénes son sus clientes. Se trata de prestar un servicio. Eso es lo que haces como defensor público. Estás defendiendo el valor constitucional de ser representado legalmente", siguió Jackson, que ejerció como abogada de oficio entre 2005 y 2007.

Posteriormente, la ahora jueza federal se pasó al sector privado y siguió trabajando en algunos de los casos de los presos de Guantánamo.

TRABAJO CONTRA PORNOGRAFÍA INFANTIL

Asimismo, Jackson defendió de manera muy personal, citando su experiencia como madre, los fallos que ha dictado contra acusados de pornografía infantil.

La jueza empezó rechazando frontalmente las acusaciones que había proferido contra ella este lunes el senador republicano -y uno de los grandes defensores de la gran mentira de Donald Trump- Josh Hawley, quien aseguró que Jackson había incurrido en un "patrón que permitía a los acusados de pornografía infantil salir indemnes de sus espantosos crímenes".

Estas acusaciones de Hawley, aportadas sin evidencias, han sido criticadas por medios conservadores como The National Review, y hasta miembros de su propio partido han puesto distancia.

ELECCIÓN PARA NO SEGUIR PERDIENDO

Los demócratas tienen los 51 votos necesarios para aprobar el nombramiento de Jackson y quieren que la votación se produzca en el pleno del Senado antes del 8 de abril.

En todo caso, la llegada de Jackson a la corte no cambiaría la composición ideológica del Supremo estadunidense, que con seis jueces de tendencia conservadora y tres progresistas, está más inclinado a la derecha que en ningún momento desde la década de 1930.

Lo que sí logrará, en todo caso, es evitar que, al menos en el corto plazo, se siga debilitando la postura de los progresistas en el alto tribunal. Esto, porque Jackson reemplazará al juez Stephen Breyer, de 83 años, que anunció recientemente su retirada del tribunal tras meses recibiendo presiones desde sectores progresistas.

En el recuerdo queda lo sucedido con la histórica jueza Ruth Bader Ginsburg, quien siguió ejerciendo su cargo hasta sus últimos días. Tras su muerte a los 87 años en septiembre de 2020, los republicanos, aun con Trump en el poder, se apresuraron a reemplazarla por una jueza ultraconservadora, Amy Coney Barrett, pese a que incluso las votaciones anticipadas en la elección presidencial ya habían comenzado.