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Trump ignoró a sus asesores que negaban fraude y sólo escuchó al "ebrio Giuliani"

En la segunda audiencia sobre el asalto al Capitolio, el exprocurador general William Barr dijo que el entonces presidente “”se volvió más loco que nunca”

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El exprocurador general de EU, William Barr, testifica ante el comité del Congreso

El exprocurador general de EU, William Barr, testifica ante el comité del Congreso

EFE

La segunda jornada de audiencias ante el Comité del Congreso que investiga el asalto al Capitolio, el 6 de enero de 2021, se centró en la noche electoral del 3 de noviembre de 2020, cuando, según el testimonio del entonces procurador general, William Barr, el presidente Donald Trump “se volvió más loco que nunca”, luego de que le dijo que no había ninguna prueba sólida para sostener la existencia de fraude.

“Tras las elecciones de 2020, Trump se despegó de la realidad; se volvió más loco que nunca”, declaró el entonces procurador general de EU, recordando aquella tensa noche electoral.

Según dijo al comité formado por seis legisladores demócratas y dos republicanos, el mandatario republicano “nunca tuvo interés en conocer los hechos tal cual sucedieron” y se instaló en la mentira sobre el fraude. Fue, proclamó un “disparate” (nonsense), que a él le costó su despido, pero que cadenas como Fox News repitieron (y siguen repitiendo), hasta asegurarse que casi todos los congresistas y gobernadores republicanos, así como la base electoral conservadora sostengan que hubo fraude, aunque no haya pruebas.

Otro de los testigos en la audiencia televisada, Eric Herschmann, quien trabajó en el cuerpo de abogados de la Casa Blanca, también usó otro término en inglés para definir locura (“nuts”) para describir la campaña de Trump para denunciar fraude en todos los tribunales posibles, con el mismo resultado: no hay indicios de fraude.

El exalcalde de Nueva York y asesor de Trump, Rudolf Giuliani

El exalcalde de Nueva York y asesor de Trump, Rudolf Giuliani

CNN

Oídos sólo para el ebrio de la noche

En esa huída hacia adelante esa madrugada del 4 de noviembre, Trump sólo prestó atención al único de sus asesores que le siguió la corriente sobre el fraude y quien, además, le aconsejó que saliera ante las cámaras y se proclamara vencedor: el exalcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani, en evidente estado de ebriedad.

Así lo declararon varios testigos en entrevistas grabadas que fueron reproducidas este lunes en una audiencia del comité legislativo que investiga si Trump tuvo alguna responsabilidad en el asalto al Capitolio por parte de sus seguidores, que acabó con cinco muertos y más de un centenar de heridos, en su mayoría policías.

"El alcalde estaba definitivamente ebrio", dijo sobre Giulani el que fuera portavoz de la campaña presidencial de Trump, Jason Miller, cuyas palabras fueron reproducidas en video durante la audiencia.

El que fuera jefe de campaña del mandatario, Bill Stepien, también reveló en otra entrevista grabada que Giuliani había bebido demasiado aquella noche y explicó que varios asesores, él incluido, le pidieron a Trump que esperara a que terminara el conteo para hacer una declaración pública.

Esa noche quedó claro, según Stepien, que la órbita de asesores de Trump estaba separada en dos: "el equipo normal" y "el equipo loco", compuesto por aquellos que promovían teorías conspiratorias.

Trump no hizo caso ni a su propia hija, Ivanka Trump, quien, según el jefe de campaña, no tenía una "visión firme" sobre si su padre podía ganar y aquella noche le recordó que "todavía se estaban contando las papeletas", según el video mostrado por el comité.