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En España, jóvenes promueven juicios y campañas contra el daño eco-social del cambio climático

Alejandro Quecedo, de 20 años, dice que ya no basta con realizar marchas para hacer conciencia de la crisis

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Desde septiembre de 2020 diferentes grupos de jóvenes españoles  han apoyado juicios climáticos ante el Tribunal Supremo

Desde septiembre de 2020 diferentes grupos de jóvenes españoles han apoyado juicios climáticos ante el Tribunal Supremo

Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo

No basta con marchar para exigir a los gobiernos actuar contra el cambio climático. Es necesario llevar el reclamo a los juzgados y cortes. Ese es el nuevo planteamiento de los jóvenes y organizaciones ciudadanas que buscan respuestas más efectivas que los discursos que cada año pronuncian los gobiernos.

En España, los juicios contra autoridades y empresas que incumplen con sus compromisos para frenar el cambio climático comenzaron en septiembre de 2020 encabezados por organizaciones como Greenpeeace y Oxfam, pero conforme ha avanzado el tiempo se han sumado muchos jóvenes, como los que integran Juventud por el clima o la Coordinadora de Organizaciones por el Desarrollo.

“¿Por qué los jóvenes hemos tenido que asumir este protagonismo? Pues porque nos estamos quedando sin tiempo. Pregunten a cualquier joven cómo ve el futuro y no hay quien pueda decir qué va a pasar con el planeta en más de 90 años”, comentó a los lectores de Crónica, Alejandro Quecedo, joven activista español, de 20 años de edad, quien es representante de los jóvenes de su país en cumbres climáticas y autor del libro Gritar lo que está callado.

El caso de España es sintomático de lo que ocurre en diferentes países, incluido México: los litigios climáticos se han multiplicado desde 2017. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, han contabilizado al menos mil 550.

Justicia Eco-social

“Debemos hacer énfasis en la cuestión fundamental que es la justicia eco-social. Muchas veces, cuando hablamos de crisis climática, hablamos de que se funden los casquetes polares y esas narrativas invisibilizan a los colectivos humanos que realmente están siendo afectados por estas catástrofes, porque el cambio climático nos afecta a todos pero no nos afecta a todos en la misma medida”, indica el joven activista que en los últimos tres años ha hablado en la Cumbre de Naciones Unidas en Manhattan, Estados Unidos; la cumbre de Jóvenes sobre cambio climático y la Pre COP26 de Milán, Italia.

Alejandro Quecedo explica que cuando se habla del concepto de justicia eco-social, se debe tener a la vista que hay poblaciones mucho más vulnerables a los fenómenos climáticos extremos y que van a sufrir mucho más.

“Los que menos han contribuido al cambio climático son los que más van a sufrir las consecuencias. Simplemente, aunque el cambio climático afecte a todos los países, la vulnerabilidad es diferente según las estructuras sociales. Por ejemplo: el 99 por ciento de las personas que se dedican al campo en Estados Unidos tienen seguros contra eventos climatológicos extremos. En cambio, en otros países como Mali, únicamente el 1 por ciento tiene este tipo de seguros. Esto significa que la tensión social que generaría el mismo problema es absolutamente dispar”, indica.

Descarbonizar economías

Antes de su viaje a la PreCOP26, Quecedo sostuvo un diálogo, en videoconferencia, con jóvenes mexicanos del movimiento Por nuestro futuro, a través de la organización social Earthjustice. Este diario estuvo presente en esa reunión. En esa conversación, el joven español, originario de Briviesca, Burgos, habló de la urgente necesidad de descarbonizar la economía mundial y de aclarar la responsabilidad de quienes se beneficiaron del modelo que catapultó el cambio climático.

“No cabe duda que tenemos que dejar de emitir Gases de Efecto Invernadero (GEIs), como el Dióxido de Carbono (CO2) o el metano. Eso ya está fuera de todo debate científico, el problema ahora es cómo continuamos fomentando la posibilidad de desarrollo para países que aún tienen una población sumida en la pobreza. Es ésta la gran duda porque absolutamente todos los países que están en estas circunstancias apuestan por el modelo de carbón, que saben que funciona. Ellos van a seguir invirtiendo en una economía, por desgracia, muy carbonizada”.

El joven escritor dice que todavía se deben aclarar narrativas confusas en torno al cambio climático.

“Debemos mostrar que hay cierta culpa o responsabilidad en el gran capital. 70 por ciento de las emisiones de Dióxido de Carbono están directamente ligadas con 30 empresas muy contaminantes. Es decir, la crisis climática sí viene de un capital privado que tiene responsabilidad y debe asumirla”, enfatizó Quecedo desde España.