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JKG: Imprescindible, el trabajo científico y tecnológico

"La pandemia nos dejó una gran lección: la ciencia es vida, ciencia y tecnología hacen en una sociedad la diferencia entre vivir y morir", señaló el presidente del Comité Editorial de Crónica

premio crónica

Jorge Kahwagi (Foto: Adrián Contreras)

Jorge Kahwagi (Foto: Adrián Contreras)

Como una celebración a la vida, Grupo Crónica reanudó la entrega de premios a mexicanos e instituciones notables en los rubros de ciencia, tecnología, academia, cultura y comunicación…

Fue, la décimo primera edición, colmada de intelecto e inventiva, pero también de nostalgia y sensibilidad tras los aciagos tiempos del COVID. En 2020, la ceremonia se pospuso.

“Aquí estamos”, dijo al arranque Jorge Kahwagi, presidente y director general de esta casa editorial, en una frase con aroma a agradecimiento y bríos renovados. 

“Lo que hemos vivido en los últimos meses da un nuevo significado a ciertas palabras, mucho más profundo, que llega a la raíz de nuestros corazones: dar la bienvenida hoy es mucho más que cortesía, es darle gracias a Dios por el reencuentro, la lealtad, la amistad y el compañerismo”.

Y sí, ahí estaban, en primera fila, los inspirados eternos, ya listos para recibir su galardón: la astrofísica Susana Lizano Soberón, premiada en la categoría de Ciencia y Tecnología; el historiador Javier Garciadiego Dantán, en Academia, y la lingüista Concepción Company, en Cultura, así como Karin Oechler, directora de comunicación institucional del Tec de Monterrey, en el terreno de Comunicación Pública.

A la experiencia única de mirarse a los ojos, y estrecharse -ajustándose a los protocolos sanitarios-, se refirió Garciadiego: “Qué emoción poder estar aquí, aunque con restricciones; significa que la epidemia va cediendo, que ya se ve alguna luz, así sea tenue, al final del túnel”. Y Company: “Lo recibo emocionada y gustosa, por las condiciones presenciales, y porque este premio se ha aquilatado como uno de los más prestigiosos a nivel nacional”.

Hubo quien habló de un festejo a la inteligencia y a la generosidad, pero en realidad se aplaudía a la vida, con toda su potencia y alcance.

“El talento y conocimiento adquirido tras muchos años de perseverancia y esfuerzo merece un destacado espacio en primera plana. No sólo es un acto de justicia, sino la oportunidad de abrir brecha al futuro para vivir mejor. La pandemia nos dejó una gran lección: la ciencia es vida, ciencia y tecnología hacen en una sociedad la diferencia entre vivir y morir. Ante las voces que dicen que el trabajo científico y cultural es prescindible, Crónica respondió abriéndole sus páginas”, dijo Kahwagi Gastine, desbordado en emociones y afectos.

Fotos Arranqué de la edición de los premios Crónica
Los Premios Crónica

“Intentamos mostrar que los mexicanos de excepción no sólo están en los libros de historia, no son estatuas de mármol, están entre nosotros: todos los días se levantan temprano, van hacia sus laboratorios, cubículos, oficinas y salones de clase a crear y compartir conocimiento. Tienen el don de iluminar el camino de los demás”.

En días en los cuales pareciera desdeñarse el quehacer científico y cultural, los Premios Crónica palpitaron de nuevo, justo para rendir homenaje a esos ámbitos. La sede del festín, como ya es tradición, fue el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, donde hubo espacio no sólo para la imaginación y la enseñanza, sino para recuerdos y anécdotas.

Así, se conoció la afición por las bicicletas y novelas misteriosas de la astrónoma Susana Lizano, sus andanzas de libertad por las calles de San José, Costa Rica, la tierra de su padre, y la remembranza de sus rodillas raspadas por interminables tardes de retozo.

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Foto: Adrián Contreras / Crónica

 La describió el físico Gerardo Herrera Corral, premiado en 2017: “Ha estado más cerca de nosotros de las estrellas que nacieron en el Orión”.

“El conocimiento de la naturaleza y el universo ha permitido vencer enfermedades y conquistar el espacio. Tal vez pronto llegaremos a contestar la pregunta: “¿estamos solos en el universo?”, dijo ella, enternecida por el acompañamiento de su esposo Leonardo y de sus hijos Rodrigo y Bernardo.

El ilustre arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma relató un pasaje de 2019, cuando invitó a Garciadiego a dictar una conferencia en el marco de una cátedra en su nombre instaurada en la Universidad de Harvard. “Al final de la intervención se programó un diálogo entre John Womack (famoso historiador estadounidense), estudioso de nuestra Revolución, y el doctor Garciadiego, quien también tiene lo suyo. Womack no dictaba conferencias ni participaba en eventos públicos, pero al enterarse de que estaría presente nuestro homenajeado de hoy, aceptó salir de su enclaustramiento. Fue un deleite escucharlos y ver frente a frente a dos titanes de nuestra revolución esgrimiendo las mejores armas de su intelecto”.

Siempre libre y franco, Garciadiego aprovechó su momento en tribuna para hablar de testamentos y mitologías, pero sobre todo, de la pertinencia de los Premios: “Me parece muy oportuno que hoy, que algunas instancias judiciales difaman y cuestionan la obra y el quehacer de los científicos, Crónica reconozca su importancia y valor para la construcción de un mejor país. En estos tiempos en que muchos optan por el lenguaje procaz y la información superficial en aras de una supuesta comunicación más fluida, Crónica se mantiene fiel a la obligación de ofrecer siempre información debidamente probada”.

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En la misma sintonía, el ex rector de la UNAM José Narro, un infaltable en estos honores al saber, expresó: “Cuando amenaza la división, hay lugar para la convocatoria, la unidad y el trabajo. Por eso, hay que apoyar a quienes cumplen su tarea y nunca hostigarlos; por eso, hay que decirlo, no son de aceptarse los señalamientos en contra de la UNAM y de las Universidades públicas; por eso es que muchos en México y fuera del país cerramos filas con nuestros compañeros injustamente indiciados”.

Nunca extravió, sin embargo, el móvil principal de la cita: laurear a la filóloga Concepción Company, a quien describió como “una universitaria completa, una protagonista que, curiosamente, no busca el protagonismo, pero que sostiene sus verdades. Mexicana por decisión y Puma por selección. Se ha definido como una obrera de la filología, de la sintaxis y de la historia. También es escultora del lenguaje, y minera de la verdad y los hechos”.

Ella, amante de la jardinería y embelesada permanente en la historia de la lengua y en las humanidades, asumió el galardón como “un acicate para seguir, porque la cultura humanística es esencial en el desarrollo nacional, en la generación de una mejor sociedad, más tolerante y comprensiva del otro y con el otro. La capacidad de hablar una lengua es lo único que nos hace seres históricos, con identidad”.

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El reconocimiento al Tec de Monterrey, por sus aportaciones a la comunicación, selló la mañana de miradas entretejidas y reencuentros entrañables. “Debemos ir más allá de las aulas, por eso visualizamos hacia el futuro a las instituciones educativas como protagonistas de la formación, la investigación y la vinculación con la comunidad, siempre llevando a la persona al centro”, dijo Oechler (en representación del rector David Garza Salazar) y se cerró el telón, con un eco permanente: “Aquí estamos, aquí seguimos”… Sí, para celebrar a la vida.