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Vacunas anti-COVID en la vida real, un análisis del Dr. Gerardo Gamba

Están apareciendo trabajos que muestran resultados de la vida real con la aplicación masiva de las primeras vacunas utilizadas: Moderna, Pfizer y AstraZeneca. Es muy probable que los resultados sean similares con las otras vacunas que se están aplicando.

Vacunas anti-COVID en la vida real, un análisis del Dr. Gerardo Gamba

Vacunas anti-COVID en la vida real, un análisis del Dr. Gerardo Gamba

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Los ensayos clínicos controlados han mostrado que las vacunas son útiles para prevenir la infección por SARS-CoV-2.

El ensayo clínico, sin embargo, es un proceso altamente controlado, con población escogida que cumple una serie de criterios de inclusión, no tiene ninguno de exclusión y son seguidos en forma muy cuidadosa. Por esto, cuando un ensayo clínico muestra que un medicamento es útil, lo que sigue y que representa la demostración definitiva, son los datos que se obtengan de la población abierta que recibe el medicamento aprobado. Lo que llamamos datos de la vida real.

Como los programas de vacunación anti-COVID iniciaron en diciembre, ahora estamos empezando a ver estos esperados trabajos. Dos de ellos, con buenas noticias, vienen en la publicación del New England Journal of Medicine de la semana pasada.

Un trabajo realizado en Estados Unidos (DOI: 10.1056/NEJMoa2107058) presenta el seguimiento de 3,975 trabajadores de la salud, estudiados entre diciembre y abril con una prueba semanal de PCR, para detectar SARS-CoV-2, por lo que se tiene la evidencia de quienes tuvieron COVID, con o sin síntomas. 3,179 habían recibido vacunación (Pfizer o Moderna); completa en 2,686 y parcial en 493, mientras que 796 no habían sido vacunados o tenían menos de 15 días de la primera dosis. Se detectó SARS-CoV-2 en 204 participantes: cinco tenían vacunación completa (dos dosis) y once parciales (una dosis), mientras que 32 tenían menos de 14 días de la primera dosis y 156 no estaban vacunados. Es decir, 16 casos en 3,179 con al menos una dosis (0.5%) contra 188 de 796 sin vacuna (23.6%). Con estos datos, la eficiencia fue de 91% para la vacunación total y 81% para la parcial. De los vacunados el 25% reportó algún síntoma, contra el 58% de los no vacunados.

El otro estudio hecho en Inglaterra (DOI: 10.1056/NEJMoa2108891) compara la eficiencia de las vacunas de Pfizer y de AstraZenca para prevenir COVID por las variantes alfa y delta. El estudio fue hecho entre abril 5 y mayo 16, justo cuando la variante delta se fue volviendo predominante. De los pacientes que fueran positivos para SARS-Cov-2 se analizó cuál era su estatus de vacunación (0, 1 o 2 dosis) y con que variante fueron infectados. Este tipo de estudios solo es posible en países en los que tienen una trazabilidad cuasi perfecta en la que pueden identificar vacunas, pruebas de PCR y visitas clínicas de toda la población.

Después de 14 días de aplicada la segunda dosis, la efectividad para prevenir COVID de la vacuna Pfizer fue 93.7% para la variante alfa y 88% para la delta. Como sabemos, la efectividad de AstraZeneca es un poco menor, pero fue también similar para la variante alfa (74.5%) que para la delta (68.4%). Por lo tanto, con las dos dosis de vacuna la efectividad es similar para ambas variantes. Con una sola dosis es claramente mejor la protección para la variante alfa, que para la delta.

Estos trabajos y otros que están apareciendo muestran resultados de la vida real con la aplicación masiva de vacunas. Son de las de Moderna, Pfizer y AstraZeneca, porque son las primeras y las más utilizadas en esos países, pero es muy probable que los resultados sean similares con las otras vacunas que se están aplicando. En la vida real las vacunas sirven y no hacen daño. Todavía no hemos visto publicaciones con efectos negativos en forma masiva después de más de centenas de millones de dosis aplicadas en el mundo a personas de diversas edades, razas y condiciones sociales. Como dicen en inglés: You do the math…..

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM