Opinión

200 años de soledad

200 años de soledad

200 años de soledad

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Me siento a escribir sin tener claridad sobre qué decir, me llegan mensajes de amigos de distintas partes del mundo preguntándome si llegue con bien a mi destino, la noticia de la tragedia del Metro ha sido traducida a más de 12 idiomas, calmo a mis amigos, —en definitiva yo no estuve allí— le digo a quienes me llaman. Observo las redes sociales, las notas, las reacciones, la tragedia polariza los debates del escenario político, surgen los inquisidores, falsos salvadores, carroñeros, avestruces, familiares dolidos y héroes anónimos que en cuanto vieron lo que sucedió llegaron a apoyar a los lesionados.

Bajo con mi dedo la pantalla del teléfono, la pandemia no ha dejado de azotar, hoy el país que más la sufre son los hermanos hindúes, justo cuando India se había convertido en el país líder que exigiera a la Organización Mundial de Comercio la liberación de la patente para poder producir la vacuna que permitiera acabar rápidamente con el COVID-19 y esta propuesta fuese negada por los países farmacéuticos, como si recibieran un castigo por rebelarse a los nuevos arreglos del control geopolítico del mundo, pero no quiero ser conspiranóico, así que mientras veo las imágenes de cadáveres en el suelo, sólo miro a mis adentros y elevo una plegaria.

Entre tanto mis hermanos colombianos me escriben, piden que oremos por ellos, un país que se acerca a una revolución en donde renace la visión de un pueblo con una filosofía ancestral y perene versus los intereses económicos y políticos de un narco gobierno, en las marchas muchos han perdido la vida, han sido desaparecidos o heridos. Recuerdo la necesidad del neo imperialismo de hacerse de los recursos naturales de los pueblos de Latinoamérica y tiemblo de tan sólo pensar que Colombia no es más que una intentona más por hacerse de las riquezas de nuestras tierras, pero me reconforta ver la valentía de tanto colombiano en resistencia.

Sigo buscando las palabras adecuadas pero como dice mi amigo el poeta Dorian Antuna "¿cómo pueden significar algo las palabras en medio de la locura y la barbaridad?", recuerdo entonces las palabras de Gabriel García Márquez cuando narró – sacaban a los sospechosos de sus camas y se los llevaban a un viaje sin regreso…pero los militares lo negaban a los propios parientes de sus víctimas “seguro fue un sueño”, insistían los oficiales. “En Macondo no ha pasado nada, ni está pasando ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz”— Esa narrativa me regresa a mi estado de soledad y pienso que el mundo entero ha pasado de 100 años a 200 años de soledad.

Al hacer mis plegarias intuyo la inocencia de la omnipotencia que si algo se le pudiera achacar en estos casos solo sería el libre albedrío que nos dio y refuerzo en esa conexión interna el asumir la corresponsabilidad de vivir en congruencia, de pensar en el otro y sobre todo de hallar el equilibrio en la búsqueda de la verdad. Releo lo que escribí en los párrafos anteriores y concluyo que he escrito las palabras correctas.

Martha Adriana Morales Ortiz Colibrí @witzilin_vuela

César Daniel González Madruga El Siervo @CesarG_Madruga