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¿8 millones 350 mil 814 pesos? ¡Ya llévatela, yo te pongo los 14 pesos!

Divididos. Unas 150 personas se presentaron para pugnar por alguno de los artículos, y curiosos en una cantidad similar miraban los lotes presentados, emocionados, desde atrás de la valla que separaba a “quienes podían comprar de los que sólo fueron a ver”.

Divididos. Unas 150 personas se presentaron para pugnar por alguno de los artículos, y curiosos en una cantidad similar miraban los lotes presentados, emocionados, desde atrás de la valla que separaba a “quienes podían comprar de los que sólo fueron a ver”.

¿8 millones 350 mil 814 pesos? ¡Ya llévatela, yo te pongo los 14 pesos!

¿8 millones 350 mil 814 pesos? ¡Ya llévatela, yo te pongo los 14 pesos!

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La lucha fue escasa, sólo por momentos, la mayor parte fue tiempo muerto y sólo de vez en vez se daba una verdadera puja por conseguir uno de los 325 bienes incluidos en la madre de todas las subastas. Unas 150 personas se presentaron para pugnar por alguno de los artículos, y curiosos en una cantidad similar miraban los lotes presentados, emocionados, desde atrás de la valla que separaba a “quienes podían comprar de los que sólo venimos a ver”, según se oyó decir a alguien.

El evento, organizado por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, dio cita a ambos grupos y la larga valla metálica se mantuvo entre ellos.

Flamantes lamborghinis, ferraris rojo intenso e imponentes camionetas con vidrios polarizados, fueron los encargados de dar la bienvenida a las decenas de personas que con miradas de asombro acudieron la mañana del día de ayer al Centro Cultural Los Pinos.

Casas, Joyas y aeronaves involucradas en alguno de los capítulos violentos protagonizados por el crimen organizado terminaron incautados y el día de ayer fueron puestos a la venta al mejor postor.

Quienes estaban detrás de la valla habían ido de paseo sabatino a Los Pinos y se encontraron con la madre de todas las subastas. Miraban de pie el desarrollo de las pujas. Daniel, de 7 años, y su madre Gabriela acudieron al centro cultural y se toparon de frente con el espectáculo. Pasaron parte de su sábado mirando por encima de la barrera metálica.

Al interior de la valla y desde el estrado, una elegante joven y un hombre con un smoking ofertaban uno a uno los lotes que parecían no tener fin, “lote 633 Aeronave marca ­Gulfstream 980 con un precio inicial de tan sólo 8 millones 279 mil 700 pesos, ¿quién se lo va a llevar a casa?”, “una hermosa residencia en Sinaloa con máquina de sauna incluida se va en 8 millones 350 mil 814 pesos “, gritaban.

De entre el cúmulo de personas más allá de la valla, una voz rompió el largo silencio que se formaba por la indecisión de los posibles compradores de la “hermosa residencia” con sauna. “¡Ya llévatela! ¡Yo te pongo los 14 pesos!”, fue el grito del mirón.

Tanto entre los mirones como los que estaban sentados con la paleta en la mano rompieron en risas. Los pujadores primero voltearon a verse entre sí por un momento, sonriendo, para luego mirar a quienes atrás de la valla de contención los espoleaban. Fue un encuentro con risas sinceras. Finalmente el subastador terminó el conteo y la residencia hermosa, como la gran mayoría de los lotes, quedó sin comprador, “desierto”, sin conseguir un nuevo dueño.

Una mujer madura cerró con broche de oro el primer día de subasta, pues compró, decidida y firme, una propiedad en la alcaldía Álvaro Obregón valuada en 14 millones 330 mil pesos. Más allá de la valla, el niño Daniel dejó escapar gritos de emoción y aplausos como hacía la gran mayoría del público mirón. El primer tiempo de la madre de todas las subastas terminó; tanto pujadores como mirones abandonaron el recinto.

En general desangelada, la sexta subasta que prometía tirar la casa por la ventana sólo logró vender 42 de los 325 lotes ofrecidos y recaudar poco más de 17 millones de pesos para construir caminos en municipios rurales.

El momento de más emoción, sin duda, cuando por encima de la valla, ambos grupos rieron al unísono.