El fin de la semana pasada el parlamento de Canadá aprobó el nuevo Tratado Comercial con Estados Unidos y México, el llamado T-MEC. De acuerdo con lo negociado en tres meses deberá entrar en vigor; sin embargo, la forma tan en secreto que se negoció y la famosa crisis del COVID-19 obligaron a que las asociaciones del sector automotriz, pidan a Estados Unidos y Canadá que la entrada en vigor del T-MEC sea aplazada. “A la fecha no tenemos certeza de lo que se establecerá en dichas reglamentaciones y, en consecuencia, tampoco estamos en posibilidad de revisar la forma en que deberán modificarse los procesos e interrelación a lo largo de la cadena productiva, situación que nos coloca en un escenario de potencial incumplimiento de los nuevos requerimientos", dice una carta enviada a la Secretaría de Economía, que lleva Graciela Márquez, firmada por la INA, AMIA y ANPACT.

La situación que ha generado la pandemia del COVID-19 ha golpeado de frente a la industria automotriz. En China los obligó a parar casi 15 días y hoy mismo hay varias plantas europeas, en especial Italia y España que decidieron cerrar. En otros países, como Alemania y Francia, los paros son aislados, pero la tendencia es a detener la producción.

“Nos hemos reunido periódicamente con el área de negociaciones comerciales de la Subsecretaría de Comercio Exterior (de la Secretaría de Economía) y les hemos puesto sobre la mesa nuestras observaciones e inquietudes. Pero pese a los acercamientos, seguimos en el mismo escenario. Aun no hay reglamentaciones uniformes y estamos en una situación de indefinición", afirma Fausto Cuevas, director de la AMIA.Aquí en México se espera la “socialización del virus" a partir de la próxima semana, a decir del subsecretario Hugo López-Gatell y algunas firmas automotrices como Ford, que dirige Héctor López y General Motors, que lleva Francisco Garza instrumentaron el trabajo desde casa, como para empezar. Mientras que en las reuniones de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador se debate sobre si debe el titular continuar con sus giras de fin de semana o no, el mercado les dio una recordadita al llevar al peso a los 23 unidades por dólar, cotización nunca antes vista. La situación es ya alarmante y si bien el Banco de México, que gobierna Alejandro Díaz de León seguirá con sus coberturas para paliar la crisis de corto plazo, la verdad es que se necesita que la Secretaría de Hacienda, que lleva Arturo Herrera, presente un plan a mediano plazo, contundente y creíble.

Con el descalabro de ayer, el peso suma diez jornadas consecutivas de pérdidas, con una caída acumulada de más de un 18. Por cierto, el FMI tiene un billón de dólares para prestar a sus países agremiados, en donde México tiene un crédito preaprobado de 60 mil millones de dólares.

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