Opinión

Abrazos, balazos y caprichos

Abrazos, balazos y caprichos

Abrazos, balazos y caprichos

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Lamento escribirlo, pero el 2019 pinta para ser el año más violento de la historia en México, o al menos el más violento desde que se llevan registros. Según cifras oficiales, o sea números del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, en los primeros diez meses del año fueron asesinadas 29 mil 574 personas. Una cifra brutal.

Hay países, como Japón, con una población similar, que en el mismo lapso, o sea diez meses, tiene un promedio de 300 asesinatos. 300 allá, 30 mil aquí. La diferencia es abismal. Los números expuestos  no son fifis ni chairos, ahí están. Algo tenemos que hacer rápido al respecto, porque en ese número sangriento en la siguiente estadística pronto puede estar un ser querido o nosotros mismos. Suena escandaloso, lo admito, y lo es.

Las cifras de este año, el 2019, entran en la contabilidad del gobierno de López Obrador, de Morena,  ni modo. Por supuesto que el fenómeno de la violencia fuera de control tiene antecedentes de gobiernos panistas y priistas, digamos Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, por tocar los últimos 18 años. No se trata en consecuencia de un fenómeno partidista, y se comprende el interés de AMLO por tratar de diferenciarse de sus rivales políticos, pero la verdad es que no lo ha conseguido. La violencia no cesa, de hecho se incrementa. Su estrategia, sintetizada en la frase de “abrazos no balazos” está en calidad de chiste de humor negro ante el show de la violencia que exponen los medios todos los días.

Me parece que ante esto todos tenemos derecho a preguntarnos si la estrategia elegida es la correcta o si se requieren cambios rápidos para parar el baño de sangre y que las organizaciones criminales en lugar de debilitarse se fortalezcan hasta acumular el poder suficiente para desafiar abiertamente a la autoridad y salirse con la suya, como pasó en Culiacán.

Por pedir una revisión de la estrategia, el gobierno comenzó el proceso de lapidación digital del poeta y activista Javier Sicilia, quien ya es, según los golpeadores de Morena en las redes, un conservador apátrida, más los epítetos que se acumulen esta semana.

Sicilia pasó de víctima a bestia negra por atreverse a criticar al Presidente. Lo es. La inquisición digital de Morena es cruel e intolerante. Si algo no funciona, si una estrategia falla, hay que buscarle por otro lado, sobre todo en un problema tan complejo. Corregir no es desdoro, lo que sí es una falla imperdonable es, por capricho o soberbia, asegurar que las cosas van bien, cuando la casa está en llamas.

Otros actores importantes demandan ajustes en la estrategia. Ahí está el caso de Francisco García Cabeza de Vaca, gobernador de Tamaulipas, quien denunció que los cárteles de la droga son responsables de acciones de “narcoterrorismo”. “Hay situaciones que se han generado de inseguridad, no vamos a tapar el sol con un dedo, se han dado”, inició. “Es un comportamiento de narcoterrorismo, es un tema muy delicado que se está viendo y se tiene que actuar en consecuencia”. “Es la actitud que estará asumiendo el Gobierno del Estado, actuando con toda firmeza y determinación, para asegurarnos, poder pacificar no sólo Nuevo Laredo, sino cualquier acción que lleve a cabo cualquier grupo criminal”, declaró García Cabeza de Vaca. Esa actitud donde hubo violencia directa a los ciudadanos que terminaron en el hospital, no es otro síntoma más que de narcoterrorismo. Es obligado seguir el debate, aunque el gobierno de la 4T busque inhibirlo.

Juan Manuel Asai

jasaicamacho@yahoo.com

Twitter: @soycamachojuan