Magdalena Fernández (Caracas, 1964) presentó en el Museo Carrillo Gil (MAR30-JUN23-2019) y el Museo Amparo (13JUL2019-3ENE2020) su exposición Ecos, curada por Carlos Palacios.

Fernández renueva la tradición del arte abstracto geométrico a través de utilizar videos, fotografías, obras participativas e instalaciones —algunas sonoras. Con ello continúa a grandes maestros venezolanos como Carlos Cruz-Diez (1923-2019), Gego Gertrud Goldschmidt (1912-94), Alejandro Otero (1921-90) o Jesús Rafael Soto (1923-2005). Una peculiar cita, la realiza en 1iHO008, Homenaje a Hélio Oiticica, 2010, donde a partir de los Metaesquemas (1957-58) de Oiticica (1937-80), utiliza el icónico azul de Yves Klein (1928-62).

En 2iPM009, 2009, Fernández mezcla en una videoproyección ambiental a muro: el sonido de la lluvia con referencias a la pintura, Composición No. 10, 1915, de Piet Mondrian —algo similar realiza con aves en sus pinturas móviles, 1pm006 Ara Ararauna, 2006 o en 1pmS015, 2015—, donde el sonido ambiental incluye un bebé y una motocicleta. Estos factores la vinculan a videoastas venezolanos como Alexandra Meijer-Werner (1972-2002), Nan González, Yucef Merhi, Pedro Morales, etc. pero sin la carga política de algunos de ellos.

Palacios sugiere que Fernández al aportar al arte geométrico desafía el dominio de esta disciplina por parte de hombres, además de negociar el trópico con la frialdad geométrica (cat MACG). Fernández es parte de Abstraction in Action, iniciativa activa hasta el 2017 en California con artistas posteriores a 1990 y que continúa la labor de la Cisneros Fontanals Arts Foundation (CIFO) en integrar a Latinoamérica a las narrativas del arte del siglo XX dominada por el primer mundo. ¿Hasta qué punto se puede extender la abstracción geométrica a la cultura de la virtualidad del arte del siglo XXI?, y a pesar de brillantes obras como las de Fernández, ¿A los artistas latinoamericanos no les queda más que llenar los pequeños huecos del gran arte global dominado por Europa y EU?

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