Opinión

Además de la maldita pandemia, cuidemos los bosques

Además de la maldita pandemia, cuidemos los bosques

Además de la maldita pandemia, cuidemos los bosques

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Durante 2 días seguidos los cerros de Tepoztlán ardieron en llamas, el cielo del pueblo mágico donde mi familia y yo hemos pasado la cuarentena, se tornó gris y llovía ceniza. Este incendio se propagó rápidamente a causa de los vientos, sin embargo, el pueblo contó con el heroico papel de todos quienes participaron en apagarlo, desde autoridades de CONAFOR, CONANP, Protección Civil y la amplia participación de voluntarios y ejidatarios, la forma en la que se organizaron demuestra una cultura de disciplina y orden en defensa de los bosques que son admirables.

El incendio fue ocasionado por una persona (residente de Tepoztlán) que subió al cerro para practicar malabares con bolas de fuego encendido, una de estas bolas se le escapó y esto provocó que el fuego matara fauna y flora de la región, afortunadamente no costó ninguna vida humana como en otros incendios.

A partir de esta experiencia vivida quisiera dedicar este espacio a reflexionar sobre el tema. Revisando el último reporte anual de incendios de CONAFOR 2020, me alarmó de sobre manera como dentro de las causalidades de Incendios Forestales el motivo que lidera la lista de forma creciente es la intencional-ilegal llegando a ser el 33 por ciento de las causas de incendios en nuestro país. Dentro de éstos, los principales seres siniestros en iniciar el fuego son desarrolladores inmobiliarios que lo hacen para cambiar el uso de suelo y ya sea invadir o apropiarse de las tierras.

La segunda causa es la actividad agrícola con un 22 %, actividades pecuarias con el 9%, fogatas 9%, fumadores 5% y las causas naturales representan tan sólo el 1%. Es decir, los incendios que acaban con ecosistemas enteros en pocas horas, quemando arboles que les llevó miles de años en crecer, emitir toneladas de CO2 a la atmósfera y en muchos casos causando pérdidas humanas, son causados en un 99% por la estupidez humana.

Sin embargo, resulta alentador encontrar, una vez más, que la principal fortaleza de México es su pueblo solidario, tal como se puede observar en el mismo reporte de CONAFOR, donde presenta que el número de días-persona aplicados en el combate de incendios son con el 21% los propietarios y poseedores de terrenos, seguido del 19% de voluntarios, es decir, la fuerza motora para apagarlos, el espíritu de sacar a Dios de entre los escombros, es el mismo que con los incendios y es una constante en todo el País.

Por el otro lado, es notable el trabajo impulsado por el ingeniero León Jorge Castaños, director general de CONAFOR, quien pese a la austeridad, encontró los mecanismos de coordinación interinstitucional y la apertura para aprovechar la participación social, que además de coordinar un heroico equipo de manejo de fuego, han impulsado innovadores modelos de manejo forestal comunitario y mejorando los mecanismos de pago por servicios ambientales. Esto además de ser vital para la existencia humana en el planeta, genera (la actividad forestal sostenible) una aportación de 42 mil millones y se generan 170 mil empleos que dependen directamente de la actividad forestal.

Además de la maldita pandemia, son tiempos de crear una cultura de cuidado de bosques.

Twitter: @CésarG_Madruga
madrugacesardaniel@gmail.com