Opinión

Adiós, ahora sí, días de vino y rosas…

Adiós, ahora sí, días de vino y rosas…

Adiós, ahora sí, días de vino y rosas…

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
LIC. ENRIQUE PEÑA NIETO,EXPRESIDENTE DE MÉXICO:

Somos fugitivos de la ley. La

estupidez es la única opción

Dustin Hoffman

De hecho, no hay para qué aconsejarle que se cuide porque van por usted.

Ya está usted en sus manos.

De hecho, usted se entregó a ellos cuando decidió arrancar de su mente la prudencia porque teniendo el poder, debió convencerse, la impunidad es infinita…

Y hasta eterna.

Más temprano que tarde iba usted a caer en sus manos.

No aludo a sus enemigos políticos, a pesar de que son muchos y la cifra crece. Me refiero a todos aquellos que llegaron a creer en usted, primero, cuando alcanzó la gubernatura de su tierra natal y desarrolló una imagen de capacidad y enjundia para hacer las cosas. Sin duda dejó usted perdidos en la lejanía a todos los correligionarios y la oposición quedó hundida en el limbo político. En la nada.

Pero como ascender en la política y en la vida pública le había resultado tan fácil, no se percató de lo que muchos comenzamos a verle mientras seguía creciendo, pero a la vez perdiendo la figura que le lanzó a las alturas, crecía en su rostro virtual la mueca de El Rostro, la mundialmente famosa cabeza calva, larga, ciega y aterrorizada que creó el noruego Edvar Munch hace más de un siglo. “Todas las versiones del cuadro muestran una figura andrógina en primer plano, que simboliza a un hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial", escribió uno de sus más apasionados criticos. Pero el problema de ese personaje pictórico es que, como suele asustar a quienes tienen problema con sus conciencias, han preferido no verlo, olvidar que existe en la pintura y en la cultura, pero no en la hombría de bien como lamentablemente le sucedió a usted y ahora, ¡quién lo hubiera imaginado en aquellos días iniciales de su Presidencia, cuando presentó el plan de gobierno-que- cambiaría-la-faz-del-país…!La cambió, sí, no cabe duda; pero en sentido contrario. Muy difícil resulta cuantificar el cambio, porque se extendió a todos los lados de la Rosa de los Vientos y en todos causó verdaderas catástrofes que han facilitado el incendio que todos los días atiza con mayor capacidad destructiva el gobierno que sustituyó al suyo. ¡Se la puso tan fácil a su sucesor, señor Peña! López Obrador recibió un regalo que jamás hubiera esperado de su antecesor, con todos los ingredientes sobre la mesa para destruir, lo poco que usted dejó en pie y para levantar eso que estamos viendo como una obra de gobierno a la que nadie logra todavía encontrarle la cuadratura.¿Cuántos otros amigotes como Emilio Lozoya colaboraron en tanta destrucción, tanto pillaje, tanta desvergüenza y tanta corrupción? ¿Cuántas otras historias similares a la del que ayer, finalmente, fue aprehendido tendrá el señor López Obrador para reforzar su verdadero plan de gobierno que consiste en volverse titán y seguir caminando detrás de esa obsesión, para convertirse dentro de un tiempo de miedo en otro más de los que por gozar del poder han destruido a esta pobra patria nuestra..?

Adiós, pues, días de vino y rosas… (No lo quiera

e hecho, no hay para qué aconsejarle que se cuide porque van por usted.
Ya está usted en sus manos.
De hecho, usted se entregó a ellos cuando decidió arrancar de su mente la prudencia porque teniendo el poder, debió convencerse, la impunidad es infinita…
Y hasta eterna.
Más temprano que tarde iba usted a caer en sus manos.
No aludo a sus enemigos políticos, a pesar de que son muchos y la cifra crece. Me refiero a todos aquellos que llegaron a creer en usted, primero, cuando alcanzó la gubernatura de su tierra natal y desarrolló una imagen de capacidad y enjundia para hacer las cosas. Sin duda dejó usted perdidos en la lejanía a todos los correligionarios y la oposición quedó hundida en el limbo político. En la nada.
Pero como ascender en la política y en la vida pública le había resultado tan fácil, no se percató de lo que muchos comenzamos a verle mientras seguía creciendo, pero a la vez perdiendo la figura que le lanzó a las alturas, crecía en su rostro virtual la mueca de El Rostro, la mundialmente famosa cabeza calva, larga, ciega y aterrorizada que creó el noruego Edvar Munch hace más de un siglo. “Todas las versiones del cuadro muestran una figura andrógina en primer plano, que simboliza a un hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial", escribió uno de sus más apasionados criticos. Pero el problema de ese personaje pictórico es que, como suele asustar a quienes tienen problema con sus conciencias, han preferido no verlo, olvidar que existe en la pintura y en la cultura, pero no en la hombría de bien como lamentablemente le sucedió a usted y ahora, ¡quién lo hubiera imaginado en aquellos días iniciales de su Presidencia, cuando presentó el plan de gobierno-que- cambiaría-la-faz-del-país…!
La cambió, sí, no cabe duda; pero en sentido contrario. Muy difícil resulta cuantificar el cambio, porque se extendió a todos los lados de la Rosa de los Vientos y en todos causó verdaderas catástrofes que han facilitado el incendio que todos los días atiza con mayor capacidad destructiva el gobierno que sustituyó al suyo. ¡Se la puso tan fácil a su sucesor, señor Peña! López Obrador recibió un regalo que jamás hubiera esperado de su antecesor, con todos los ingredientes sobre la mesa para destruir, lo poco que usted dejó en pie y para levantar eso que estamos viendo como una obra de gobierno a la que nadie logra todavía encontrarle la cuadratura.
¿Cuántos otros amigotes como Emilio Lozoya colaboraron en tanta destrucción, tanto pillaje, tanta desvergüenza y tanta corrupción? ¿Cuántas otras historias similares a la del que ayer, finalmente, fue aprehendido tendrá el señor López Obrador para reforzar su verdadero plan de gobierno que consiste en volverse titán y seguir caminando detrás de esa obsesión, para convertirse dentro de un tiempo de miedo en otro más de los que por gozar del poder han destruido a esta pobra patria nuestra..?
Adiós, pues, días de vino y rosas… (No lo quiera Dios)
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