Opinión

Afganistán, una guerra larga sin victoria

Afganistán, una guerra larga sin victoria

Afganistán, una guerra larga sin victoria

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El presidente Joe Biden ha decidido terminar la guerra de Afganistán. La más larga en la historia del Pentágono, en la que durante 20 años se consiguió muy poco y de la que se aleja sin victoria, sin tratado de paz y dejando atrás a miles de afganos que arriesgaron su vida ayudando a los estadounidenses. Y lo peor y más seguro, regresando a mujeres y niñas a la condición infrahumana que tenían antes de su llegada.

La Casa Blanca dice que la invasión a Afganistán cumplió su objetivo: desmantelar al grupo al-Qaeda y terminar con su líder, Osama bin Laden, considerado el autor intelectual de los ataques terroristas de 2001 a Washington y Nueva York. Pero aún no acaba de retirar lo que queda de las 130 mil tropas, cuando ese país es ya de nuevo un caos y está a punto de regresar a manos del Talibán, que ha capturado ya varias provincias y se teme se apodere muy pronto de Kabul, la capital.

El retiro estadunidense deja en gran peligro a los más de nueve mil afganos que trabajaron para ellos como intérpretes y como guías y aun cuando Biden asegura que está haciendo lo posible por sacarlos del país, hasta el momento ninguno de ellos y sus familias ha recibido visas para emigrar y el tiempo se está acabando. Estados Unidos concluye sus operaciones ahí dentro de ocho semanas.

Nadie sabe cuál será la vida a la que volverán las mujeres, en cuya educación y promoción de derechos Washington invirtió millones de dólares. Cuando el Talibán gobernó de 1996 a 2001 eran prácticamente prisioneras en sus propios hogares. Se prohibía que asistieran a la escuela o que trabajaran fuera de casa.

Actualmente, mujeres y niñas constituyen el 40 por ciento de la población estudiantil y laboral y se les encuentra en las filas militares, la policía, puestos políticos y deportes olímpicos, algo inimaginable hace dos décadas. Un triunfo indudable estadunidense que, sin embargo, nunca llegó a las áreas rurales controladas por el Talibán, donde las niñas solo pueden asistir a la escuela hasta la pubertad.

Se teme que volverán los castigos de latigazos a las mujeres que se descubran el rostro o tengan amantes y que muchas de ellas volverán a optar por matar a sus maridos y pasar el resto de sus vidas en prisión antes que seguir sin justicia, tolerarando el abuso de que son víctimas 87 por ciento de ellas, según Human Rights Watch.

Y no solo eso, se espera que de nuevo cierren los salones de belleza, se prohíba el maquillaje, las fotografías y todo tipo de música y danza. De lo poco bueno que deja Estados Unidos, está el acceso al internet y la telefonía celular en casi todo el país, permitiendo a todos los afganos una visión del mundo más allá de sus paupérrimas aldeas.