Opinión

¿Al diablo las instituciones?

¿Al diablo las instituciones?

¿Al diablo las instituciones?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El teórico del derecho Maurice Duverger, en su obra Instituciones Políticas y Derecho Constitucional (Barcelona, Ariel, 1980), menciona: “la instituciones no se estudian solamente desde el punto de vista jurídico, se analiza su funcionamiento de hecho, su importancia real, su lugar y significación política, ellas representan los modelos de comportamiento, la cultura política y los objetivos sociales. Las instituciones son el conjunto de las estructuras fundamentales de organización establecidas por la ley y la costumbre. El modelo democrático no es una elaboración artificial de teóricos, juristas o politólogos como pretenden sus adversarios conservadores. Es el resultado de una larga evolución a través de los siglos”. Por su parte, un importante estudioso de la política comparada a nivel mundial, Leonardo Morlino, afirma en su investigación Fundamentos de Ciencia Política (Bolonia, Il Mulino, 2004): “así como es difícil pensar en la política en términos funcionales sin pensar en la función del gobierno, así también es difícil pensarla en términos estructurales sin reflexionar en las instituciones. Ellas se manifiestan de forma concreta dependiendo de su diferenciación estructural en el sistema político y van desde un extremo típico de los regímenes absolutistas y autoritarios donde el gobierno se identifica con un gobernante individual o soberano absoluto quien representa “todo”, al extremo opuesto de los regímenes liberal-democráticos donde la institución de gobierno es solamente una, entre muchas, en las cuales se articula el sistema político”.

Otros autores como el premio Nobel Douglass North, el estudioso de las organizaciones Thorstein Vebelen o el afamado politólogo Samuel Huntington han dado vida a la denominada escuela del “neoinstitucionalismo”, resaltando la centralidad que en la vida pública democrática tienen las instituciones, constatando éstas que deben gozar de autonomía y capacidad para condicionar significativamente a la política porque definen valores, normas, roles e identidades. Sostienen que las instituciones representan la “arena” donde se desarrolla el proceso político y definen el “marco” dentro del cual se despliega la vida democrática.

Las amenazas proferidas por López Obrador se dirigen a los órganos constitucionalmente autónomos. Especialmente contra el INE, culpable de garantizar la certeza y la legalidad de las elecciones. La existencia de autoridades autónomas, situadas por encima de las pasiones que de manera natural emergen de la lucha política, es una condición para robustecer la confianza en el proceso democrático. Es el momento de recordarle que las instituciones hacen posible que el Estado funcione.

isidroh.cisneros@gmail.com
Twitter: @isidrohcisneros
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