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Al maestro con cariño: “Una profesión que se hace con amor”

Ser maestro no es una labor sencilla, sin en cambio cuando se hace de corazón pude resultar muy gratificante

Al maestro con cariño: “Una profesión que se hace con amor”

Al maestro con cariño: “Una profesión que se hace con amor”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“Dar clases en línea no ha sido una tarea fácil, ya que en ocasiones es difícil que los niños pongan atención pues las distracciones no faltan, a veces sólo se conectan 3 personas, pero nada de esto es impedimento para hacer de la mejor forma mi trabajo”, dice Alejandra Delgadillo, una maestra de uno de los Cendis (Centros de Desarrollo Infantil) en la Ciudad de México.

Desde las 8 de la mañana Alejandra comienza a hacer los preparativos para comenzar sus clases en línea, a pesar de que sus alumnos de preescolar se conectan desde las 11 en punto.

Con una sonrisa y la mejor disposición para hacer entretenidas y amenas sus clases, la docente saluda con gusto durante la sesión virtual a su reducido grupo de 5 alumnos.

La maestra dice que el número de asistencia de niños a las clases es variable cada día, lo que es una constante desde que inicio la pandemia de COVID-19.

“Normalmente se conectan entre 6 y 8 niños, aunque el grupo originalmente es de 26, ahora (a más de un año desde que inició la pandemia) no contamos ni con la mitad, y aunque la presencia de los padres es vital para que los chicos no pierdan las clases, en muchas ocasiones no contamos con su apoyo”, comentó la educadora.

El Cendi Ignacio Bocanegra, ubicado en el Barrio Bravo de Tepito cerró sus puertas desde hace más de un año, y para las maestras la nueva forma de impartir clases a distancia se ha convertido en todo un reto.

“Tenemos que lidiar con las fallas en el servicio de internet, las malas conexiones, la variable asistencia de los alumnos y las evaluaciones constantes que nos realizan los supervisores, sin embargo, damos el máximo esfuerzo para cumplir con nuestro trabajo, pues sabemos que los niños siempre están primero”.

Alejandra señala a Crónica que una de sus principales motivaciones como educadora es sacar adelante a sus niños, y como antigua vecina del Barrio Bravo sabe que la vida en las calles de esta comunidad es difícil, pero el potencial que ve en todos sus alumnos la motiva a esforzarse más cada día.

“Es triste cuando los padres no hacen ni lo mínimo para que los niños puedan conectarse al internet, en ocasiones son los mismos padres quienes se oponen a que sus hijos sigan estudiando, pues me han llegado a decir que mientras sus hijos tengan un puesto y lugar donde trabajar, nada les va hacer faltar”, apunta sin ocultar su preocupación.

Con enseñanza virtual de clases de yoga, pintura, danza e incluso educación física, la maestra busca nuevas formas para que sus niños sigan interesados en aprender, aunque al hacerlo a distancia el aprendizaje no se aprovecha como sería con los cursos de manera presencial.

“Son únicamente 40 minutos lo que duran las clases”, comenta la docente, al señalar que “una de las cosas que más extraño es cuando me rodeaban los alumnos, cosas que con las clases en línea se ha perdido”.

Asimismo, subrayó que “nada se compara a la sensación de llegar al aula, pasar lista y estar con mis niños, la pandemia nos costó caro a todos y lo único que nos queda es esperar a que todo vuelva a la normalidad”.

Alejandra asegura que no importa si la clase es para 8 o para 5 niños, ya que en ocasiones le ha llegado a dar clases a uno, pero para ella lo más importante es que a pesar de la distancia sus pequeños estudiantes puedan seguir aprendiendo.

Ahora, en el marco del Día del Maestro, Alejandra espera con ansias que el regreso a las clases presenciales sea pronto, ya que extraña a sus niños y sus ánimos por seguir aprendiendo.