Opinión

Alerta sísmica, alerta sísmica… El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX)

Alerta sísmica, alerta sísmica… El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX)

Alerta sísmica, alerta sísmica… El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX)

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
Francisco J Sánchez-Sesma 1,2 , Erika M Berstein 2 y Casandra Rodríguez López 2
1 Investigador Emérito (UNAM y SNI), Miembro del CCC
2 Instituto de Ingeniería, UNAM

Estas dos palabras (Alerta sísmica) y el conocido sonido que las acompaña, al ser repetidas por los altavoces pueden producir terror, pero los mexicanos sabemos que es el momento de la acción pues, salvo casos límite, nos dan valiosos segundos para detener tareas peligrosas y resguardarnos de los efectos de sismos medianos o grandes. Esos segundos son cruciales para reducir la pérdida de vidas humanas.

Sabemos que las ondas electromagnéticas y las ondas gravitacionales viajan a la velocidad de la luz (300,000 km/s) mientras que las ondas sísmicas en la corteza terrestre lo hacen a unos pocos kilómetros por segundo (3 a 8 km/s). Con la tecnología actual no es posible predecir los temblores, pero en México contamos con el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), que permite alertar mediante señales trasmitidas con ondas de radio de un evento sísmico de importancia con segundos de anticipación, siempre que el epicentro esté suficientemente lejos. Esto permite, mediante un arreglo de instrumentos de registro, procesamiento automático de la información con algoritmos robustos y tecnologías

adecuadas de telecomunicaciones, contar con la capacidad de analizar los registros, decidir sobre el tamaño del sismo y, si procede, difundir la alerta y, con ello salvaguardar vidas e infraestructura. El reto tecnológico es que se lleven a cabo de manera automática y con un alto grado de confiabilidad.

El Centro de Instrumentación y Registro Sísmico, A. C. (CIRES) es la organización que diseñó y opera la alerta sísmica para la Ciudad de México (CDMX) (antes Distrito Federal). Ese centro fue concebido por el Dr. Emilio Rosenblueth, poco después del temblor de Michoacán (M8.1) del 19 de septiembre de 1985, a través de la Fundación Javier Barros Sierra. La tarea de instrumentar la propuesta recayó en el ingeniero Juan Manuel Espinosa Aranda, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 1986 el CIRES empezó a funcionar y el ingeniero Espinosa Aranda ha sido promotor tenaz y director del centro. El principal objetivo fue contar con registros para estudiar los movimientos del terreno, detectar los efectos de sitio, contribuir a conocer el peligro asociado y reducir los daños por los sismos. El CIRES ha formado y reúne a un equipo de especialistas que logra la adquisición eficaz de registros de aceleraciones del suelo en la Red Acelerométrica de la Ciudad de México (RACM). Estos datos han

permitido a la comunidad de ingenieros sísmicos mexicanos estimar y proponer criterios confiables y procedimientos seguros de diseño sísmico en la CDMX. La RACM es, por ese concepto el proyecto más exitoso para mitigar el riesgo sísmico.

Asegurar la función de la infraestructura de instrumentación instalada permitió generar un producto adicional: Alertar anticipadamente a la población la inminencia de un sismo. Así nació el Sistema de Alerta Sísmica (SAS) para el Valle de México que inició operaciones en 1991 con 12 estaciones sismo-sensoras en la costa de Guerrero. En 1992 operó como un proyecto piloto en algunas escuelas públicas.

La idea original es alertar los sismos que llegan a ocurrir en la costa de Guerrero pues esos tardan casi sesenta segundos en llegar a la CDMX y los niños son capaces de realizar acciones de prevención rápidamente, antes de que el sismo fuera percibido. La alerta sísmica mexicana fue la primera en el mundo aplicada para difusión pública. En 1993 se logró un convenio con la Asociación de Radiodifusores del Valle de México para retransmitir la señal de alerta cuando fuera necesario. En 2003, el Sistema de Alerta Sísmica de Oaxaca (SASO) inició su operación para alertar al valle central de Oaxaca con 29 sensores.

El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX) que integra el SAS con el SASO, cuenta actualmente con 96 sismo-sensores distribuidos en Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Puebla. A lo largo de estos años ha emitido 77 alertas para la CDMX.

Para aumentar la difusión de los avisos de la Alerta Sísmica a la población, en 2008 se comenzaron a utilizar radios receptores que, al captar un mensaje de la emergencia de un sismo, se activan solos, y advierten del peligro.

Pero, ¿cómo funciona el Sistema de Alerta Sísmica?

Los sismo-detectores registran los movimientos en diferentes estaciones y mediante algoritmos numéricos, basados en umbrales y en la cobertura espacial que se están alcanzando niveles que indican que se trata de un sismo grande o pequeño. Esto se hace en tiempo real.

Una cadena es tan débil como el más débil de sus componentes, por ello se busca la redundancia. El algoritmo diseñado por el ingeniero Espinosa Aranda y sus colaboradores establece de manera automática la decisión de alertar y así se hace la trasmisión a través de una señal de radiofrecuencia indicando la inminencia de un sismo importante. De este modo, la alerta viaja anticipándose a las ondas sísmicas y, en algunos casos, el aviso se anticipa desde 60 hasta 120 segundos, mientras que, en otros, apenas alcanza por la distancia del epicentro. El tiempo de oportunidad, desde que se origina el sismo hasta el momento en que llega a la población varía y depende de la distancia entre el epicentro y la

ciudad. Cuando un sismo ocurre en las costas de Oaxaca es posible alertar hasta con 120 segundos de anticipación a la población de la CDMX. La alerta se difunde mediante altavoces instalados en puntos estratégicos y en estaciones de radio y televisión. Todo como parte de un sistema de alerta temprana.

¿Cómo prevenimos?
La sociedad debería destinar recursos para investigación, prevención, mitigación y reconstrucción. Debe estimularse la construcción de edificios sismo-resistentes, basados en la idea de que la estructura sea funcional y no colapse. Proponer y revisar los reglamentos de construcción donde participen tanto los profesionales como las autoridades.

Es claro que la población tiene que estar preparada y saber qué hacer ante un sismo. Las tareas de prevención son múltiples y empiezan antes de un sismo. La difusión y la educación deben ser parte de un plan de protección civil. Una propuesta dinámica y didáctica. Entre las medidas a considerar está conocer el edificio, ubicar salidas de emergencia, y realizar simulacros de evacuación. Hay que aprovechar los segundos de ventaja, que ayudan a salvar muchas vidas.

Agradecimiento
Se agradece el apoyo del Instituto de Ingeniería de la UNAM y de la DGAPA-UNAM dentro del Proyecto IN107720.