A 50 kilómetros de la línea fronteriza, en un vivero polvoriento e inundado de mosquitos, donde se abrieron caminos de urgencia y se montaron módulos de producción de café y caoba, el gobierno mexicano anunció una inversión de 100 millones de dólares para replicar el programa social Sembrando Vida en El Salvador, Honduras y Guatemala.

De arranque, se transferirán de manera directa 30 millones de dólares a los salvadoreños, con el objetivo de sembrar 50 mil hectáreas y generar 20 mil empleos.

“Vamos a dar esa cooperación sin condiciones, ni políticas, ni económicas, ni financieras, porque somos pueblos hermanos. Nos ha ordenado el Presidente que empecemos ya. Quiere decir que en cuanto el señor presidente de El Salvador nos lo instruya, el equipo de México llegará a El Salvador para respaldarlos; y los fondos ya están hoy dispuestos para iniciar ese programa”, detalló el canciller Marcelo Ebrard, entre vivas desbordadas de la delegación salvadoreña, encabezada por el mandatario Nayib Bukele.

“Nuestros padres nos enseñaron que donde come uno, comen dos. Y así tiene que ser, no comer solos, tenemos que comer todos y apoyar a quien lo necesita. No nos faltará a nosotros; si apoyamos, vamos a tener más. Estoy seguro”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, como preludio a la firma de una carta de cooperación bilateral entre ambos gobiernos.

Mientras se anunciaba la rúbrica, un grupo de maestros, el cual se acercó lo más posible al templete, gritaba al unísono: “¡AMLO, exigimos pagos a maestros interinos!”.

“Viene una maestra con nosotros y está embarazada, caminó tres kilómetros hasta aquí, ayúdennos. No es justo que le anden dando dinero a los extranjeros, cuando en México hay muchos pendientes, muchas necesidades y derechos pisoteados”, decía uno de los inconformes quien, se sabría después, era el profesor Juan Daniel García Bolaños.

—¿Cuántos son los afectados? —se le preguntó.

—Miles, en todo el estado. Nos deben desde 2014.

—¿Cuánto?

—Calculo que como 200 mil pesos a cada uno. Todos somos maestros de educación básica, contratados para cubrir plazas por la Secretaría de Educación Pública estatal.

“Ya voy a parir, y no me llega ni un centavo”, vociferaba la maestra Berenice Vázquez.

López Obrador y Bukele bajaron del estrado y caminaron unos metros para la siembra del primer árbol en el vivero militar recién rescatado. En cinco días, se quitó la hierba, se abrieron vialidades y se fumigó. Para embellecer la escena, la maquinaría se ocultó tras una zona aledaña de mangales, según contó don Roberto Martínez, quien participó en el tendido de balastre.

Continuaron los flashazos, pero las protestas no cesaron, ni siquiera con la intervención de una enviada de la ayudantía presidencial.

Ante el alboroto, López Obrador se acercó a la valla: escuchó la historia y prometió: “Lo vamos a resolver nosotros”. Le entregaron un expediente y debió firmar de recibido.

La queja magisterial en torno a los apoyos foráneos se repitió en otras voces tapachultecas…

“¿Por qué no va el Presidente a los hospitales para ver las penurias en atención, la falta de médicos y medicinas? Ese dinero lo debería invertir en nuestro país; hay madres solteras necesitadas, niños desamparados”, diría don Moisés Velasco, de oficio taxista.

“Ahora sucede que tenemos a un presidente candil de la calle y oscuridad de su casa”, lamentaría doña Mayra Ortiz, comerciante.

Hubo menos voces de respaldo, como la de don Jonás Leyva, vendedor de helados: “Al fin somos hermanos, nada perdemos con dar la mano a los centroamericanos, están más jodidos que nosotros”.

En la ceremonia oficial, tanto López Obrador como Ebrard invitaron a la fraternidad…

“Tenemos que ser solidarios con todos los pueblos del mundo y no apostar a la xenofobia. Tenemos que ver al migrante como un ser humano que va en busca de bienestar, arriesgándolo todo por algo que mitigue su hambre y su pobreza. Esto tiene que ver con el cristianismo. ¿Y cuál es el fundamento? Lo que está escrito en la Biblia. ¿Qué no se dice en la Biblia que hay que tratar bien al forastero?”, dijo el primero, mientras el segundo expresó:

“Para aquellos que están promoviendo el odio, la xenofobia, el desprecio a los demás, la diferencia, aquí está una vela que se prende hoy y va a iluminar todo el mundo”.

La ayuda económica anunciada es parte del plan preparado por la Cepal —organismo de Naciones Unidas— para alentar la economía en el sur de nuestro país y en Centroamérica. Se describió como el primer paso concreto, en el listado de 30 recomendaciones.

“El presidente López Obrador le mandó una carta al presidente Trump diciendo: ‘Lo que hay que hacer es desarrollo, bienestar’, y el día de hoy México y El Salvador ponen el ejemplo a la comunidad internacional”, presumió el secretario de Relaciones Exteriores.

De manera adicional, el presidente mexicano informó de la ampliación del programa en el sur mexicano: a las 200 mil hectáreas ya en operación, las cuales representan 80 mil empleos, se suman otras 200 mil en Chiapas, Campeche y Tabasco.

Cooperación sin condiciones, dice Ebrard

El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dijo en Tapachula, junto al presidente López Obrador y el mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, que el programa Sembrando Vida es único en todo el mundo, tratará de rescatar a Centroamérica de las condiciones de pobreza e inseguridad que hacen que sus habitantes emigren.

“Vamos a dar esa cooperación sin condiciones, ni políticas, ni económicas, ni financieras”, aseguró Ebrard.

Por su parte, López Obrador criticó la corrupción en el INM, y citó que autoridades migratorias pasaron a migrantes haitianos y a cubanos “porque sí traen dinero”.

Asimismo, señaló que “tenemos que ser solidarios con todos los pueblos del mundo y no apostar a la xenofobia”.

En tanto, el presidente salvadoreño llamó a los mexicanos a apoyar al presidente López Obrador al señalar que “México ha estado mal por 200 años y no es posible cambiarlo en seis meses ni en un año o dos. (Redacción).